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POV CAMILA

-Los días pasaron con rapidez, esperaba con ansias el momento de volver a ver a Lauren. La espera se hacía larga, pero intentaba sobrellevarla como podía. Mi hermano Zayn venía más seguido a mi apartamento para ver cómo me encontraba, me había contado que mi padre se enteró de mi embarazo y lo único que hizo fue reaccionar como siempre me lo imagine. Se canso de atacarme con diferentes insultos, dichos insultos que fueron contratados por mis hermanos. Sabía que ellos no estaban de acuerdo con mi decisión de seguir con el embarazo, pero no perdería otro hijo más. Zayn era el que siempre se encontraba a mi lado apoyándome en todas mis decisiones, él fue el que me acompañó a la universidad de medicina y tras convencer a mis hermanos ellos tres me esperaron fuera del edificio, cuando al fin me recibí como doctora.
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-Mis días se resumen en hacerme los estudios requeridos por los médicos y pasar los días en vela esperando el momento adecuado para hablar. Se me hacía bastante complicado procesar todo lo que ocurría a mi alrededor. El agente Robert venía bastante seguido a mi apartamento, aunque no le gustaba que lo llamara así disfrutamos pasar el tiempo juntos. Me la pasaba escuchando sus historias tras atrapar a asesinos o criminales muy peligrosos. Se habían convertido en mi gran compañero al igual que Dinah, ellos dos junto a mi hermano se encontraban a mi lado tras el embarazo y todas las emociones que éste conllevaba. Escuché como el timbre del apartamento sonaba logrando sacarme de mi trance de pensamientos, caminé hacia la puerta y me encontré con Robert el cual traía consigo una caja de donas. Las donas habían sido mi antojo durante el embarazo y él siempre me traía una caja para disfrutar juntos.

―Buenos días ― Saludó mientras lo dejaba entrar. ―Buenos días a ti ― Sonreí al ver las donas. Este río ante mi reacción y ambos nos dirigimos hacia la cocina, en donde me dispuse a preparar té para ambos. Robert no era muy fanático del té, pero se compadecía de mi por no poder tomar café así que me hacía compañía. Mientras el agua se calentaba ambos nos dispusimos a comer las donas, las rellenas de chocolates eran mis favoritas y Robert traía siempre de esas. Cuando él estuvo listo, comenzamos a desayunar en la encimera de la cocina. ― ¿Cómo has estado? ― Preguntó Robert para luego darle un mordisco a su dona. ―Algo cansada, pero bien ― Contesté sin quitarle la atención a mi dona.Pasamos la mañana comiendo y hablando de las cosas sin emociones que hacíamos durante nuestro día hasta que la puerta del apartamento sonó, dándonos a entender que del otro lado la golpeaban con fuerza. Me levanté de mi asiento y caminé hacia esta, Robert obviamente me siguió el paso y cuando notamos que el golpe era más fuerte este me puso detrás de él mientras sacaba su arma. ―Quédate detrás mío. Se acercó hacia la puerta para luego mirar por el orificio que esta tenía así ver de quien se trataba. ―Es una mujer ― Me informo. ― ¿Dinah? ―No, ella no. Caminé hacia la puerta para luego abrirla, extrañamente la vi enfrente mío con aires de loca desquiciada, su mirada era más que comunicativa en aquel momento. La castaña de ojos verdes vestida con un conjunto de oficina color vino, su bolso en mano y su mirada reflejaba ira absoluta. ― ¿Y usted quién es? ― Preguntó Robert algo confundido. ―La esposa de Lauren― Habló ella. ―Ex prometida ― Le corregí. Veronica clavó su mirada en mí de la peor manera, como si fuera capaz de matarme. Me miro de arriba abajo inspeccionando mi vestimenta y mi cuerpo. ― ¿Así que tú eres la razón por la cual Lauren no quiere volver con su familia? ― Pregunto mientras me miraba con asco. ―Eh ― Exclamó Robert. ― ¿Disculpa? ―Lauren se niega a volver con su familia por ti ― Me apunto con su dedo ―Por una perra como tú ella no me quiere, quiere mantener una relación con Bruno, pero no conmigo. ― ¿Se supone que eso es mi culpa? ― Pregunte mirándola fijamente. Esta río ante mi pregunta para luego escupir nuevamente su veneno. ―Mi hijo desea ver a sus dos madres juntas ― Gruño entre dientes. Respiré hondo, intenté contener mis ganas de matarla en aquel momento. El hombre a mi lado no dejaba de mirar cada acción y cada expresión de mi rostro intentando estar un paso delante mío ante cualquier ataque de mi parte. ―Déjeme aclararle un par de cosas Veronica ― Hablé histérica ― En primer lugar, usted no le debió ocultar la existencia de Bruno, en segundo lugar, yo no efecto en las decisiones que toma y, por último, fue usted la que la abandonó por su mejor amigo ― Concluí cansada ―No sé con qué cara viene a acusarme que he roto su familia, si fue usted la que se encargó de aquello. ― ¿Cómo te atreves? ― Pregunto ofendida. Fue ese momento en el que Robert se metió entre nosotras, para luego tomar el brazo de Veronica con fuerza. ―Creo que esto ya ha sido mucho drama familiar por hoy. Mientras este la empujaba fuera de mi apartamento la castaña clavó su mirada asesina en mí. ―Te quiero lejos de Lauren ― Me amenazó.En el momento que la puerta se cerró por Robert ambos quedamos en aquel espacio reinados por el incómodo silencio, tenía un nudo en mi garganta. No sabía si el origen era aquella bruja o el hecho de que sus palabras lograron tener cierto efecto en mí. ― ¿Te sientes bien? ― Pregunto Robert mientras colocaba la palma de su mano en mi espalda como consuelo ―Si, eso creo ― Conteste con la mirada agacha. Nuestras miradas se chocaron y aunque ese cruce duró algunos segundos pude notar como mi cuerpo se volvía pesado, casi insostenible. Casi caí al suelo si no fuera por la rápida acción de Robert. ― ¿Camila? ― Preguntó mientras cargaba en sus brazos ― ¿Te encuentras bien? ― Volvió a preguntar dejándome en el sofá mientras tomaba mis mejillas entre sus manos. ―Creo que fueron muchas emociones por hoy ― Articule sin fuerzas. Robert sonrió para luego relajarse por algunos segundos, después llamó a un médico a domicilio el cual llegó a los veinte minutos. En cuanto el médico me revisó, obviamente me recomendó tranquilidad absoluta al igual que reposo. El hombre enfrente mío me miró sabiendo que el reposo sería algo imposible de cumplir de mi parte. El médico se fue no sin antes recomendarme que me volvería a hacer los estudios en base al riesgo de mi embarazo. Aún no se me notaba mucho el embarazo, apenas se veía, tenías que estar muy centrada en ella como para darte cuenta. Por mucho que le insiste a Robert que se fuera, que yo estaría bien él no aceptó. Llamo a mi hermano contándole la situación, mi hermano estuvo en menos de cinco minutos en mi apartamento como un guardia personal. ― ¿Te encuentras bien? ― Pregunto Zayn mientras tomaba mi mano con fuerza. ―Si, estoy bien ― Sonreí ―Solo fue una mala combinación de emociones. ―Mataremos a esa mujer ― Gruño cruzados de brazos en una esquina del apartamento.Después de varios minutos Zayn entró al apartamento con varias bolsas de comida rápida en sus manos. Había decidido quedarse conmigo por esta noche para estar completamente seguro de que no tendría ningún otro desmayo. Inevitablemente me vi obligada a pasar la noche con él, en el fondo me agrada tenerlo a dos junto a mí. Robert se había convertido en un gran amigo, aunque mi hermano siempre me llenaba la cabeza diciéndome que él sentía algo por mí. La noche pasó y mi hermano junto a Robert se fueron a trabajar, estaba tan sola y cansada que fui a buscar a Perseo. Me lo habían quitado de los brazos cuando llegamos a la comisaria porque por algún estúpido motivo pensaron que era prueba de algo. Varias veces habían intentado sacarlo de la perrera, pero como no tengo ningún papel o registro de que me pertenezca no pude sacarlo. Mi peor miedo era que lo adoptara otra familia. Mientras me dirigía hacia la perrera en un taxi al llegar a esta le pagué al taxista para luego bajar del auto, cuando entré a este lugar la recepcionista me miró de arriba abajo reconociéndome con rapidez. ―Señorita ya hemos hablado incontables veces con usted ― Determinó ella ―No podemos darle el perro, no sabemos si le pertenece. ―Haga la prueba ― Hable sin paciencia ―Pruebe si el cachorro me reconoce. Tras mis palabras la recepcionista llamó a uno de sus empleados ordenándole que me llevara hasta las jaulas y que constate que había una relación entre el cachorro y yo. Cuando caminé por ese largo pasillo lleno de cachorros casi todos tristes, sin ánimos de vivir y cansados se me estrujo el corazón. Llegue hacia la jaula de Perseo. Este estaba en el fondo de este acurrucado mientras lloraba, tenía varias heridas las cuales me llevaron a mirar con odio al empleado a mi lado. ―Perseo ― Lo llame con una de mis manos apoyada en la jaula. Aunque este desconfió unos segundos, poco a poco fue acercándose hacia la puerta de la jaula y cuando me miró fijamente rápidamente comenzó a hacerme una fiesta mientras ladraba y lloraba de la emoción. ― ¿Es suficiente prueba para usted? ― Pregunté mientras miraba al empleado. Este sin quejarse abrió la puerta de la pequeña jaula dándole la oportunidad a Perseo de correr hacia mis brazos. Cuando lo alcé este no dejo de darme besos y llorar. Me fui de ese lugar con mi perro en brazos, no sin antes denunciarlo con la guardia de maltrato animal por bastantes observaciones de este. Pasé por una veterinaria y cuando entre hice que atendieran a Perseo, el veterinario se encontraba asombrado por su estado, pero rápidamente curó sus heridas, le dio vacunas, algo para las pulgas y una lista de productos que tenía que comprar para limpiar sus heridas correctamente. Le compré una hermosa correa color negra y un collar color rojo junto a una placa en forma de hueso con su nombre grabado. Me parecía algo único, aquel perrito había encontrado un hogar permanente, le había prometido a Lauren que lo cuidaría con mi vida. Aunque esta lo negaba amaba al pequeño cachorro.
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Celda 593Donde viven las historias. Descúbrelo ahora