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POV CAMILA

-Mientras esperaba algún tipo de respuestas por parte de Robert el nivel de mis nervios aumentaba con rapidez. No solo yo estaba un tanto nerviosa si no que el cachorro a mi lado parecía estar demasiado concentrado en mirar la puerta del ascensor. En el segundo que Robert contestó mi llamada sentí como todo mi cuerpo se heló, como si realmente no pudiera articular una palabra. ―Camila ― Nombro Robert del otro lado de la línea ― ¿Estás bien? ―Dos hombres entraron a mi casa ― Articule sin fuerzas ―Ahora estoy en el ascensor con Perseo. El hombre en la línea tardó algunos segundos en contestarme. ―Escúchame bien Camila, porque te diré cómo escapar de ellos sin lastimarte ― Me indico un tanto nervioso ― ¿Tienes algún tipo de maquillaje de polvo u algún aerosol? Mientras escuchaba sus palabras buscaba en mi bolso algo de lo que me pedía, encontré mi antitranspirante. ―Tengo un aerosol ― Afirme. ―Okey muy bien ― Declaró este ―En cuanto las puertas del ascensor se abren, vacíaselo en la cara ― Me ordenó. ―Tengo miedo Robert ― Le confesé titubeando. ―Te estaré esperando abajo Camila, si te llegan a tocar golpéalos en los genitales. Con eso terminó la llamada, respire hondo mientras veía como el ascensor bajaba piso por piso. En el momento que el ascensor frenó unos segundos después las puertas de este se abrieron me mostró a los dos hombres esperándome. No lo dude apreté el aerosol sin piedad dándole en sus ojos, mientras estos me insultaban por el dolor que les había ocasionado. Corrí hacia la salida del edificio junto a Perseo, uno de los hombres me lo impidió tomándome con fuerza de mi brazo. El perro saltó encima de él mordiéndole la pierna con fuerza. Perseo y yo salimos al fin del edificio, logré visualizar el vehículo de Robert con rapidez. Este corrió hacia nosotros y aunque los dos sujetos aun me perseguían Robert me llevó con rapidez a su vehículo. Una vez dentro de este Robert comenzó a manejar a toda velocidad, dimos un par de vueltas verificando que nadie nos siguiera. Cuando estuvimos seguros de esto, el hombre a mi lado comenzó a conducir con suavidad mientras miraba el camino que teníamos enfrente con atención. ― ¿Sabes a qué vinieron? ― Pregunto sin quitar la vista del camino. ―Por Lauren ― Murmure ―Dijeron que tenían que convencerme por las buenas o por las malas de alejarme de Lauren. ―Obviamente los mandó su ex prometida ― Habló en voz alta ―Por ahora irás a mi casa, hasta que hable con tu hermano y te pongamos en un lugar seguro. El viaje duró algunos minutos para luego ver como el vehículo se estacionaba enfrente de una casa bastante linda típica de New York. Pintada de un color crema y unas largas cercas color blanco. Robert bajó primero para luego abrir la puerta del copiloto para mí, baje del auto sosteniendo la correa de Perseo en mis manos. El cachorro siguió mis pasos mientras que Robert nos conducía hacia su casa. Una vez dentro de esta me dispuse a observar con atención, parecía algún tipo de herencia porque se la veía bastante antigua con algunos hermosos cuadros colgados en sus paredes. Las paredes estaban pintadas de un color blanco viejo junto a un hermoso diseño de madera a la mitad de ésta, pisos de madera, creo que todos los muebles dentro de esta eran de un mismo material. ―No es una casa que use frecuentemente ― Me informó Robert mientras encendía las luces de la sala principal. La sala principal era hermosa, un enorme sofá color blanco junto a dos más de un tamaño un poco menor del mismo color. Una mesa de café en el medio frente a un televisor de pantalla plana. ―Es bella ― Comente para luego sentarme en el sofá más grande. ―Te quedarás aquí por esta noche, es el lugar más seguro que puedo ofrecerte ― Dijo mientras se sentaba en unos de los pequeños sillones ―Arriba hay una habitación de huéspedes, puedes dormir allí. Asentí un tanto incómoda mientras que Perseo se encontraba recostado en el suelo totalmente atento a cualquier movimiento brusco. ― ¿Y ese cachorro? ― Preguntó Robert.―Lo encontramos con Lauren ― Le informe cortada. ― ¿Cómo se llama? ― Interrogó intentando acariciarlo. El cachorro se movió con rapidez hacia él para gruñirlo, después de que olfateo su mano recién lo dejó acariciarlo. ―Parece guardián ― Río. ―Se llama Perseo.Después de aquella conversación comenzamos un extenso debate de por qué la comida chatarra era mejor que la comida saludable, yo era de comer muy sano e incluso era vegetariana, pero los antojos no eran para nada vegetarianos. Me desesperaba oler la carne y mucho más si venía acompañada con queso o algunas patatas fritas. ―Okey ― Dijo Robert dándose por vencido ―Pediré unas hamburguesas ― Determinó mientras llamaba por teléfono. ― ¿Cuántas pedirás? ― Pregunté entusiasmada. ―Pues una para cada uno ― Respondió obvio. Reí brevemente ante sus palabras para luego clavar mi mirada asesina hacia él ―Yo tengo dos criaturas en mi vientre creciendo y absorbiendo todo de mí ― Le recordé ―No pienses que me conformaré con solo una hamburguesa, como mínimo tres para mí. ―Pero son completas ― Murmuró asustado. ―Más papas fritas para mi ― Sonreí. Robert hizo el pedido y tras una media hora de espera el deliberé llegó a la casa con cuatro bolsas. En el momento que apoyó las bolsas en la pequeña mesa me dispuse a abrirlas, en cada una de esta había una hamburguesa completa con huevo, queso y pepino junto a una porción bastante considerable de patatas fritas con queso cheddar. ―Buen provecho― Dijo Robert. Mientras comíamos mirábamos la tele, descubrimos que era mucho más Anatomía según Grey interesante de lo que pensábamos. Robert se río de mí cuando le comenté que me había hecho médica por la seria y bueno un poco por llevarle la contra a mi padre también. Tras mirar varios capítulos comenzamos a debatir que nombre les pondría a los bebes según el sexo de cada uno obviamente. ― ¿Por qué no te gusta Rosa? ― Pregunto indignado. ―Porque es nombre de anciana ― Comente riendo. ―Mi madre se llamaba Rosa ― Me comunico intentando permanecer serio por dos segundos. ―Lo lamento mucho ― Conteste riendo. Después de aquella conversación ambos nos fuimos a dormir, él tenía que levantarse temprano al igual que yo. El comenzar a trabajar nuevamente en el centro era algo tedioso, pero era una excelente excusa para ver a Lauren, aunque sea a una distancia bastante grande. Al entrar a la habitación de huésped me encontré con una cama matrimonial junto a una ventana bastante grande, al lado de esta había una pequeña mesa de luz con una lámpara sobre ella. En el momento en que me recosté en la enorme cama sentí como todo mi cuerpo se relajaba y al instante sentí como Perseo se subía encima de la cama para hacerme compañía. ―Tuvimos un largo día ¿no es así chico? Perseo jadeo para luego lambiar mi rostro. Tras varios minutos pensando seriamente en contarle la verdad a Lauren, a mi mente llegó la psicópata de Veronica y su deseo de tener a Lauren solo para ella. Realmente no me preocupaba mucho lo que a mí me pudiera hacer si no a mis bebes, si ella se llegara a enterar de mi embarazo estaba totalmente acabada. Estaba acostumbrada al peligro, de alguna extraña manera siempre pensé que era parte de mi desde que nací. Era como un presentimiento muy fuerte el cual no siempre podía ignorar, mi sexto sentido era dominar el peligro. Había tenido un entrenamiento básico por parte de mis hermanos y me gustaba usarlo de vez en cuando, pero el código en mi muñeca siempre fue una incógnita que quise resolver. A la mañana siguiente al despertar me quedé un buen rato en la cama, sentada observando con detención la ventana que la habitación tenía. Los pensamientos comenzaban a torturar mi mente de la manera más horrible. Me puse a pensar que tuve un padre horrible y que le estaba quitando la oportunidad de tener una madre a mis hijos. Aquello me hacía repensar mucho las cosas porque realmente deseaba que ellos tuvieran algo mejor de lo que a mí me tocó. Lauren era una buena mujer y el simple hecho de que tiene una leve sospecha de su paternidad respecto a Bruno habla mucho de ella. Las fechas obviamente no coincidían, pero yo no era quién para decirle que hacer y que no. Aun mi cuerpo temblaba de tan solo pensar en aquella pregunta, la maldita me conocía lo suficiente como para hacer la pregunta correcta en el momento y en el lugar obviamente equivocado. Moría por decirle que espera sus mellizos, nuestros mellizos, pero el miedo me paraliza en los peores momentos. Tras pensar demasiado me vi obligada a levantarme de aquella cama, mientras daba pequeños pasos hacia la salida de esta me encontré con Perseo totalmente desesperado por una de mis caricias. Robert apareció en mi campo visual junto a la correa de Perseo en sus manos, me sonrió abiertamente para luego recorrer mi cuerpo con su mirada. ― ¿Cómo has dormido? ― Preguntó mientras acariciaba al cachorro. ―He dormido bien ― Conteste sonriendo levemente ―Gracias por abrirme las puertas de tu casa. ―No hay de que. Con la conversación concluida ambos fuimos al comedor, me sorprendió ver la mesa principal con un desayuno para ambos. ―Supuse que tú y tus niños tendrían mucha hambre ― Comentó mientras movía la silla para que yo me sentara. Reí ante su comentario para luego comenzar a disfrutar del desayuno, durante el curso de este ambos pudimos disfrutar del silencio. No parecía tan incómodo como las otras veces, simplemente era un silencio acogedor. En cuanto terminamos el desayuno nos dispusimos a prepararnos para ir cada uno a nuestro trabajo, tenía impotencia recorriendo todo mi cuerpo, pero de igual manera mientras me arreglaba para ir centro de detención me encontré observando fijamente el reflejo que el espejo me mostraba. Una vez ambos listos nos dispusimos a observar con atención nuestra vestimenta intentando confirmar que todo estuviera en orden. ―Es hora ― Anuncié ―Tengo que ir a mi trabajo. ―Hablando de eso ― Me interrumpió Robert-Me postule para ser tu guardaespaldas personal, así que iremos juntos a tu trabajo ― Informo sin filtro. Me quedé varios segundos analizando sus palabras intentando crear algún tipo de respuesta en mi mente como para no parecer lo suficientemente perra ni mucho menos malagradecida. ― ¿Por qué hiciste eso?
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Celda 593Donde viven las historias. Descúbrelo ahora