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POV CAMILA

—Habían pasado varias semanas y por obvias razones no me había presentado en el centro de detención, el director estaba al tanto de mi situación por lo que directamente dispuso que me encontraba en una licencia maternal. El no poder ver a Lauren comenzaba a afectarme, según Robert cuando fue para entregarle los papeles ella parecía bastante feliz. Le pidió a Robert que por favor me cuidara con su vida y que ella intentaría tener una excelente conducta para salir lo antes posible. Oficialmente mis niños llevaban el apellido de Lauren, en el momento en el que vio los nombres que había elegido para ambos niños no pudo evitar sonreír. Siendo sincera no había comentado el tema de los nombres con ella porque no había tenido un momento adecuado para comunicárselo. Aunque a mí me habían dado el alta, me la pasaba en los pasillos del hospital porque no pensaba alejarme de mis bebes. Era como si realmente mi vida dependiera de ellos, eran tan chiquitos y tan frágiles que a veces tenía demasiado miedo de tan solo tocarlos. Las enfermeras de Neo ya estaban acostumbrada a mi presencia en aquel lugar, sabían que venía a ver a los mellizos milagrosos. Me quedé horas a su lado, observando con demasiada atención cada movimiento que ellos realizaban. Los médicos habían sido demasiado sinceros conmigo al decirme que la tasa de supervivencia de los bebés prematuros, mis bebes habían llegado a estar en mi vientre hasta los seis meses y aunque aquello nos daba ciertas esperanzas. Los médicos no deseaban ilusionarme. Después de aquellas semanas prácticamente encerrada en el hospital, decidí ir al centro de detención. No para trabajar si no para visitar a Lauren, mientras me hacían las revisiones asegurándose que no trajera nada peligroso para el centro. El guardia encontró un sobre en mi bolso.
―Discúlpeme, pero debo ver que conlleva ― Me comunico algo avergonzado. ―Por supuesto, hágalo. Cuando lo abrió se encontró únicamente con varias fotos de mis bebes, en cuestión de segundos logré ver una enorme sonrisa en el rostro del guardia. ― ¿Son sus hijos? ― Pregunto mientras me entregaba nuevamente el sobre. ―Si, son míos. ―Son muy bellos señorita. ―Muchas gracias. Al pasar por la inspección caminé directamente hacia la sala de visitas, esta se encontraba vacía porque al parecer a la mayoría de los reclusos les habían prohibido las visitas por frecuentar peleas entre ellos. Me sorprendió no escuchar alguna prohibición cuando nombre a Lauren, al parecer si se estaba tomando en serio el hecho de tener una buena conducta. Esperé algunos minutos en aquella sala vacía para luego escuchar la puerta abrirse, me di media vuelta encontrándome con Lauren acompañada de un guardia. La mirada de Lauren se iluminó inmediatamente al verme y siendo sincera conmigo misma tampoco pude evitar sentirme feliz de verla. Lauren se sentó enfrente mío y ambas realmente nos intentábamos controlar, realmente comenzaba a sentir una fuerte necesidad de abrazarla y besarla. Mis ojos se pusieron llorosos en cuanto nuestras miradas se cruzaron. ―Hola caperucita ― Saludo extendiendo su mano para poder tocar levemente la mía. ―Hola Lauren ― Sonreí.  ― ¿Cómo estás? ¿Cómo están ellos? ―Lamento no haber podido venir antes, es que no puedo alejarme de ellos por mucho tiempo. Tengo la necesidad de siempre estar junto a ellos ― Hable sintiendo un nudo en mi garganta. ―Eres una grandiosa madre ― Me elogio sonriendo ― ¿Los ataques de Veronica se han detenido? Sonreí ante su pregunta, aun no entendía como podía llegar a ser extremadamente salvaje con cada persona a su alrededor mientras que cuando ambas estábamos juntas parecía una tierna conejita.
―Mis hermanos y el agente Robert se han encargado de ello ― Le comunique. ― ¿El agente Robert? ― Pregunto arqueando una ceja. Oh no lo puedo creer. ― ¿Celosa señora Jauregui? ― Pregunte sonriendo. Ella no contestó, únicamente se dignó a mirarme fijamente mientras que su mandíbula se tensaba por completo. ―Pasas mucho tiempo con ese agente, de seguro siente algo por ti. Zayn me había advertido muchas veces que las intenciones de Robert no eran del todo puras, me decía que como hombre lograba descifrar los sentimientos de uno hacia una mujer. Yo aun no me lo creía porque él sabía perfectamente mis sentimientos hacia Lauren y creo que a cada momento se lo mencionó. ―No sabría decírtelo con exactitud. ―Eso no me ayuda en nada ― Dijo algo enojada ―Él está afuera, puede verte cuando quiera e incluso tocarte cuando lo desee. ― ¿Realmente crees que dejaría que algo como eso pasara? Lauren no respondió. ―Robert puede tener los sentimientos que quiera por mi ― Le aclare ―Pero la única mujer que me interesa eres tú. Me miró fijamente creo que como nunca lo había hecho, nuestras manos se entrelazaron con más fuerza. Estaba segura que ambas moríamos por besarnos, pero era odioso saber que no se estaba permitido. ―Te amo White ― Sonrió. ―También yo Black. Saqué de mi bolso el sobre para luego dejarlo encima de la mesa metálica, Lauren no tardó mucho tiempo en tomar el sobre en sus manos para así abrirlo y ver su contenido. Cuando las fotos se encontraron en sus manos no pudo evitar mirarme fijamente mientras sus ojos se volvían llorosos. Les había tomado varias fotos a los mellizos para que ella pudiera tener algo de ellos en el centro de detención. La mujer ñ enfrente mío no tardó mucho tiempo en pasar su mano por su rostro intentando aguantar sus ganas de llorar. ―Son hermosos ― Soltó con una mano en su boca.
―Y son nuestros ― Conteste con un nudo en mi garganta. ―Michelle y Cameron Jauregui― Nombró con orgullo ―Son los bebés más hermosos que he visto ― Contemplo sin dejar de mirar las fotografías. ―El médico dice que si su progreso sigue como va, ellos podrán salir pronto del hospital.Ella sonrió ante la fotografía que sus manos cargaban, no podía dejar de mirarlos. Me encantaba cuando se despojó de aquella personalidad hostil que solía mostrar ante todos, el hecho de que fuera una madre totalmente dedicada con tan solo estar a metros de los niños me daba una gran idea de lo que sería cuando tuviera la oportunidad de salir de este oscuro lugar. Después de ver aquellas fotos me quedé unos minutos más con Lauren hablando de nuestros planes a futuro, ambas deseábamos compartir nuestras vidas lo mejor posible. Habíamos hablado de que yo retomaría mi trabajo en algún hospital mientras que ella encontraría la manera de volver a su antiguo trabajo. Cuando le pregunté de qué trabajaba me comentó que era analista de códigos para el estado, tenía preparación militar por eso era una de los integrantes de un grupo que se encargaba de cosas importantes en Irak. Cuando se terminó la hora de la visita me despedí dolorosamente de Lauren, me quedé hasta que ver que se la llevaran a su celda, pero mientras salía sorpresivamente me encontré con mi hermana. ― ¿Camila? ― Preguntó ella haciéndose la confundida. ―Cheryl― Nombre sería. ― ¿Has venido a ver a tu reclusa enamorada? ― Pregunto riendo. ―No estoy de humor para tus juegos Cheryl. Mientras caminaba hacia la salida del centro me vi obligada a dejar de caminar en el segundo que escuché nuevamente su voz. ―Zayn te estaba intentando localizar ― Hablo mientras se daba media vuelta ―Quería decirte algo respecto a tus hijos. Realmente mentiría si dijera que me lo tomé con calma, en el momento en el que escuche que se trataba de mis bebes no me dieron los pies como para correr hacia la salida para tomar mi auto y manejar a toda velocidad hacia el maldito hospital. Mientras conducía mis manos comenzaron a temblar, mi vista comenzó a volverse borrosa a causa de las lágrimas que amenazaban con salir. Llegué al hospital con el corazón en las manos, muriéndome por dentro. Llegué a neo casi hiperventilada de los nervios y fue aún peor cuando escuché que mis hermanos se habían llevado a mis bebes. Nuevamente tomé mi auto y cada célula de mi cuerpo se aseguró de que mi cerebro supiera que ellos estaban en la residencia de mi padre. En el instante en el que llegue se me olvidó por completo que me debía anunciar con los guardias que se encontraban en la puerta de la residencia. Los ignoré por completo, pero parecieron reconocerme por lo que no me dijeron nada. Cuando entré a la casa con desesperación camine con rapidez hacia la sala de la casa, me lleve una sorpresa cuando me encontré dos cunas en el medio de la sala y a Alejandro cargando a Michelle. Segundos después se percató que me encontraba en la habitación, pero simplemente no soltó a mi hija. Mis hermanos aparecieron en mi campo visual. ― ¿Cómo no se les ocurre avisarme que se llevaran a mis hijos? ― Pregunté casi al borde de un colapso. ―Les dieron el alta y no queríamos que estuvieran más tiempo en el hospital ― Se defendió Harry ―Intentamos llamarte, pero nos acordamos que te obligan a apagar tu móvil cuando entras al centro. Camine hacia Alejandro totalmente seria para luego observar cómo cargaba a mi hija. ―Entrégame a mi hija ― Le ordene firmemente. Este lo dudo algunos segundos, pero cuando finalmente lo hizo y pude sentir el calor de su piel tan suave sobre la mía. No pude evitar llorar de la emoción, había estado mucho tiempo detrás de un maldito cristal sin poder alzarlos, únicamente pudieron tocar sus pequeñas manitos.
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Celda 593Donde viven las historias. Descúbrelo ahora