Kate permaneció paralizada sobre la cama, sin poder apartar su mirada angustiada de William. Ni siquiera podía imaginar todo lo que él había sufrido durante tantos años. Quería consolarlo, decirle que no se preocupara, que toda esa pesadilla había terminado y que, para ella, no era ningún monstruo, sino el ser más hermoso que jamás había conocido.
No le importaba que fuera un vampiro, en el fondo siempre había sabido que él era distinto, diferente a cuantos conocía. Y tampoco le tenía miedo, estaba segura de que no iba a hacerle daño; ya había tenido suficientes oportunidades. Pero no fue capaz de abrir la boca, un nudo en su garganta trataba de ahogarla, mientras un reguero de lágrimas ardientes resbalaban sin control por su rostro.
La rabia de William se transformó en tristeza. De repente comprendió que estaba tan asustado y angustiado como ella. Apretó los puños y sus ojos brillaron con determinación, esperando lo que estaba por venir: ella iba a despreciarlo y huiría sin mirar atrás. Y él estaba dispuesto a encajarlo.
—Kate —la llamó y su voz sonó con fuerza en el silencio de la noche. Ella levantó la vista, sobresaltada—. No puedes decirle nada de esto a nadie. ¡A nadie! —repitió en tono amenazante.
Kate captó de inmediato las connotaciones que flotaban en aquel aviso.
—No lo haré —dijo mientras se limpiaba las lágrimas con el dorso de la mano. Se mordió el labio para contener los sollozos y se abrazó el estómago.—Bien, empezaré a prepararlo todo. Buscaré un lugar seguro para ti y tu abuela, y no te preocupes por el dinero. Os abriré una cuenta en la que ingresaré suficiente para que no necesites trabajar. Te avisaré en cuanto esté todo listo y puedas marcharte —explicó sin ninguna emoción, completamente vacío, y se encaminó a la puerta.
Kate se puso en pie con los ojos abiertos como platos.
—¿Marcharme? ¿De qué estás hablando?
William se detuvo.
—No eres mi prisionera, puedes marcharte. Solo te pido que aceptes la protección que te ofrezco —dijo sin apartar los ojos de la puerta.
Kate parpadeó.
—¿De verdad crees que voy a salir corriendo? —preguntó jadeando como si se ahogara.
William giró sobre sus talones con el cuerpo en tensión. No lograba entender la actitud de Kate, no comprendía qué hacía aún allí, hablando con él como si nada. ¿A qué esperaba para gritarle? ¿A qué esperaba para suplicarle que la dejara en paz?
—¿Y por qué no? —masculló—. Ya has visto lo que soy. Ya sabes lo que puedo hacer, lo que podría hacerte. He deseado tu sangre y aún la deseo; incluso ha habido momentos en los que pensé tomarte por la fuerza. ¿No tienes miedo?
Kate se estremeció, sabía que decía la verdad sobre esos deseos. Pero nunca se había sentido amenazada por él, al contrario, siempre había intentado mantenerse alejado de ella; y ahora sabía por qué.
—Sí, tengo mucho miedo, pero no de ti —susurró mientras se acercaba a él y le acariciaba el rostro—. Tengo miedo de que sigas intentando apartarme de tu lado y que al final lo consigas —admitió con un débil temblor en la voz.William sacudió la cabeza, perplejo, y negándose a creerla le dio la espalda.
—¿Qué ha cambiado? —insistió ella—. Hace unas horas querías contarme la verdad para que pudiéramos estar juntos, y ahora… Yo no soy ella, William. Sigo aquí y no voy a irme, para mí no eres ese monstruo que Amelia veía. Jamás podré verte de esa forma.
—Hasta que despiertes —musitó él.
—¿Qué? Te aseguro que estoy muy despierta, no… no tengo ningún tipo de shock que me haga decir disparates. —Se acercó a él y le puso una mano en la espalda—. ¿Por qué te cuesta tanto creer que te quiero? ¿Por qué no puedes entender que te necesito? No… no me importa qué eres, sino quién eres. —William seguía dándole la espalda y la frustración se apoderó de ella—. ¿Por qué no puedes creerme? —gritó exasperada y dio media vuelta para alejarse de él.
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Pacto de Sangre
VampiriDesde hace siglos, vampiros y licántropos mantienen un pacto que protege a los humanos de un mundo de peligros y oscuridad. William es uno de ellos, un vampiro temible y letal. Callado y distante, su mirada esconde grandes secretos y un corazón frío...