𝟑. 𝐊𝐈𝐋𝐈𝐍𝐆

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14 de febrero

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14 de febrero.


Término de revolver el chocolate y me llevo el dedo pulgar a la boca deleitándome con el sabor, hacer esa mezcla sí que fue un acierto. El aroma dulce invade la cocina y voy a revisar el horno, abriendo su tapa y observando lo del interior. El reloj en la pared ya me indica que es tiempo de sacarlos, así que los apoyo sobre la mesada de mármol y los pincho para ver que estén secos dentro. Sonrió satisfecha cuando todo parece más que listo y escucho unos pasos detrás de mí. Manchas se levanta con rapidez para ir a que le dé cariño.

— ¿Ya te vas?

Me volteo encontrándome con Ada que se está poniendo como su tercer abrigo y la miro con el ceño fruncido, afuera no deja de nevar.

— Si, me han llamado de la empresa... Así que tengo que ir.

En estos últimos seis meses Ada ha conseguido un trabajo en una empresa, no es su trabajo ideal, pero no tiene contacto con gente, ya que es desde casa y eso la hace feliz. Solo que a veces debe de ir para dar informes o ayudar en no sé qué cosa, eso no la hace feliz.

— ¿No quieres un cupcake?

Niega con la cabeza y la apunto amenazante con la primera cuchara de madera que encuentro. Me mira con las cejas alzadas y bajo la cuchara con dramatismo.

— Igualmente no están listos.

Ella se acerca a curiosear y tengo que apartarlos un rato para que reposen y dejen de estar tan calientes. Luego les pondré el relleno y la cubierta. Huele y se relame los labios.

— Podría comerme uno o dos cuando venga.

— Bien, por tu salud mental es una buena decisión.

Me da un puñetazo haciéndome reír y la dejo irse sin demasiados peros. Ella se queja de que va a congelarse y yo solo gozo de que hoy no tengo que ir a trabajar. Camino hasta el sofá sentándome y me decido ir a buscar algún programa para ver mientras espero, pero no encuentro nada que me llame la atención.

Pienso en qué hacer para no morirme de aburrimiento... Hasta que tocan la puerta.

Bueno, mientras que no haya otro drama entrando a mi vida, bienvenida sea la persona detrás de la puerta para que me dé algo de alegría o me desaburra. Abro y me encuentro con la persona que menos pensé que vería en un momento como este.

Ella me da una sonrisa que tanto la caracteriza, llena de picardía, aunque se la nota un poco cansada. Le doy una sonrisa por amabilidad, pero la confusión es muy notoria, ya que no sé qué carajos hace aquí. Manchas viene de curioso y cuando ladra la hace sobresaltar, con rapidez le aseguro de que no le hará nada.

— Hola, Idylla. Me alegra verte, pero sin ofender... ¿Por qué diablos estás aquí?

Ella suelta una risa y me apoyo en el marco de la puerta, solo se me ocurre una idea del porqué está aquí y la verdad que no me gusta nada.

VIRAHA #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora