𝟖. 𝐌𝐀𝐋𝐈𝐅𝐋𝐔𝐎

21 3 6
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


24 de febrero.



Entrecierro los ojos leyendo el pequeño papel con las supuestas instrucciones y no entiendo una mierda.

Odio tener que leer instrucciones. Quizás debería ver un video explicativo.

Tomo mi celular y comienzo a buscar algún video acerca de cómo teñirse el cabello sin que se te caiga luego. Veo al menos tres y me replanteo en que esto probablemente sea una mala idea, una muy mala y ni siquiera sé por qué quiero hacerlo. Solo me levanté con ganas de teñirme y me fui a comprar unas cajas en busca de la mejor.

Claro, pero ahora en mi casa estaba sola y sin ningún tipo de conocimiento.

Cuando termino de ver todo, suelto un suspiro prolongado y me preparo mentalmente para hacer un desastre seguro. Solo espero no tener que raparmelo o... Bueno, quizás no quedaría tan mal. Busco las cosas y las llevo al baño. Una bolsa, un bol, pincel especial, una toalla y ropa vieja. Dice que no debo bañarme antes, así que lo primero que hago es desenredarme por completo el cabello y luego acomodarlo para empezar a teñirlo.

Comienzo preparando la mezcla y me pongo una bolsa como protectora sobre los hombros, ahora si divido mi melena en capas, tomo el pincel y lo unto con el tinte para llevarlo frente a mi rostro.

Y empiezo a aplicarlo.

Primero por las raíces y comienza a ser todo un desastre bastante rápido ¡Incluso mancho el espejo! Suelto un soplido cuando uno de los mechones de mi cabello sobre mi rostro embarrándome.

Hasta que el timbre suena.

— Me cago en la puta.

Estoy demasiado concentrada en no morir intoxicada o que me quede mal como para ir a atender, sigo pintándome las raíces como me habían indicado en los videos que vi hasta que escucho una risa ronca detrás de mí. Me volteo, un poco sobresaltada y con el pincel en la mano, encontrándome con un rubio idiota.

— ¿Cómo entraste aquí?

Levanta la mano, mostrándome un par de llaves y alzo una ceja en su dirección, sin entender.

— Tú me diste unas llaves, amor.

— Oh, cierto, verdad – aspiró y frunzo los labios esperando un beso, no parece muy convencido, pero se termina acercando para darme un pico corto — ¿Qué haces aquí?

— Que dulce eres.

— Responde, responde – vuelvo a darme la vuelta para intentar seguir pintándome el cabello. Noto que se mueve para quedar detrás de mí y verme con curiosidad por el espejo.

— ¿Por qué te estás tiñendo?

— Hasta que no me respondas, yo no lo haré.

Suelta una risita y su mano se desliza por mi cintura provocando que me distraiga por un segundo y me embarre la frente, un gemido de frustración se me escapa y me sacudo para que se aleje.

VIRAHA #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora