𝟏𝟔. 𝐑𝐄𝐂𝐈𝐏𝐑𝐎𝐂𝐈𝐃𝐀𝐃

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05 de abril.



A veces creo que podría ser la persona con las peores ideas que existen en el planeta.

Me muevo de un lado a otro, dudando de si tocar o no la puerta.

¿Realmente debería hacerlo? Todo podría salir mal, lo más probable, o quizás saldría bien.

Lo dudo mucho.

Paso una mano por mi cabello y llena de nervios, voy a tocar la puerta.

La verdad es que no estaba segura de nada y solo quiero irme con Alastor, pero había tenido un sueño en el cual me enfrentaba a mis padres y luego de una larga charla con Ada decidí venir a verles. Para colmo, ellos se encuentran en los Ángeles por una reunión de su comando y se están quedando en la casa de un general amigo, un tío mío.

Hace meses que no sé nada de mis padres, así que una parte de mí si quería hablar con ellos, pero la otra no puede evitar estar a la defensiva por los recuerdos de sus malos tratos.

Cuando la puerta se abre, un suspiro de alivio casi se escapa de mis labios al darme cuenta de que no es ninguno de ellos, sino Tadeo Ayax. Un viejo amigo de mis padres y un hombre que conozco desde niña, el tío Tad. Me ve con seriedad y me enderezo de inmediato, llevando mi mano a mi frente para hacer un saludo militar.

— General.

— Cadete.

Nos mantenemos serios por un momento, pero él es el primero en reírse y se acerca para envolverme en sus enormes y peludos brazos. Le doy unas palmaditas riendo y le correspondo el abrazo, intento que no haga tanto escándalo.

— ¡No sabía que ibas a venir!

— Yo tampoco – admito sonriendo apenas y me inclino hacia un costado para ver dentro — ¿Ellos están...?

— Dentro, si ¿Quieres pasar a verles?

— Para eso vine, quería hablar con ellos, pero no lo sé...

— Un soldado nunca se rinde o se arrepienta – me observa con sus ojos verdes y me da una sonrisa antes de tomarme del hombro para empujarme hacia dentro.

Su casa sigue siendo igual de insípida que la recordaba, pero lo entiendo porque no está mucho aquí y nunca fue un hombre muy apegado a las cosas o a su familia. Mis padres se encuentran hablando en el sofá y en el momento que se voltean, su conversación se detiene. Mi madre es la primera que se levanta, pero se queda en su sitio viéndome de una manera un poco rara.

— ¿Qué haces aquí? – su pregunta suena con cautela, no con agresividad o molestia.

— Tuve que venir a los Ángeles y me enteré de que estaban aquí... — dejo ir un suspiro – Quería hablar con ustedes...

VIRAHA #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora