|• Capítulo 28•|

18 3 2
                                    

ADVERTENCIA: Este capítulo contiene violencia, se recomienda ser mayor de 18 años, en caso de no tener esta edad tener el consentimiento de padre, madre o tutor y si no, todo queda bajo tu responsabilidad, pues no me haré cargo de traumas físicos, psicológicos o emocionales, así como perjuicios creados por está parte es historia.

Queen

Me siento mareada, poco a poco siento como despierto, un huracán de emociones me invade, primero el dolor, siento mi mejilla ardiendo adolorida, mi mano pesada y como si en ella tuviera encajada miles de agujas, mi garganta arde y mi boca tiene un sabor extraño, me acuesta respirar.

¿Dónde estoy? ¿Que me ha pasado? Intento recordar eventos anteriores pero mi cabeza duele y palpita al hacerlo, solo imágenes cortas se me vienen a la mente, y nada lo suficientemente convincente.

Me muevo intentando quedar a mi espalda, mi mano se queja.

—Ah...—suspiro soltando un quejido de dolor y me mantengo en una posición durante unos minutos, cuando logro ver una luz por medio de mis ojos que arden, solo siento como alguien me toma por todo el cuerpo y consigue darme la vuelta para quedar de espaldas.

—¿Do...donde estoy...? —digo sin fuerza, cubro mis ojos de la insistente luz, después miró mi mano que está hinchada, morada y creo que incluso parece que torcida, me después de ahí miró mi otra mano para comprobar que esa si este bien, y lo está, en ella veo un cable pequeño aparato en mi dedo índice y un tubo que va desde el dorso de mi mano hasta una máquina.

¿Él hospital?

Cuando mis ojos se acostumbran veo que estoy en mi habitación ¿Cómo llegué aquí?

—¿Ahora entiendes porque puse el rastreador en tu coche?  —lo escucho gruñir a mi lado, volteo mi cara para verle, mi padre, un tipo blanco de piel arrugada, ojos café claros y cabello más negro que la noche, tiene un porte elegante, vestido de trajes costosos, y su cara, su cara refleja todo menos amor o compresión, le miró durante unos segundos, tenía más de dos meses sin verlo por sus viajes de negocios.

—¿Ya sabías que lo había encontrado?

—Sí —asiente.

—¿Porqué no me dijiste nada?

—Porqué quería que entendieras el riesgo de no traer uno —me mira cruzado de brazos, su mirada es tan fría que me causa escalofríos.

Imágenes se me vienen a la cabeza de repente de lo que sucedió, el hombre, como piso mi mano, como me golpeó, como intentando creo que secuestrarme ¿Cómo salí de ahí?

—¿C... cómo? —intente preguntar pero las palabras se quedaron en mi garganta.

—Tengo guardaespaldas que te siguen de cerca, gracias a eso fue que encontramos, dicen que te perdieron después de verte en la calle, comenzaron a buscarte por todo un radio de dos kilómetros, encontraron a ese tipo cargando te para llevarte en su coche, tenía la cara tapada, tu ibas casi desnuda ¿Ahora entiendes? —ladea la cabeza.

—¿Lo detuvieron?

—Por fortuna antes de que te llevará con él.

—¿Ahora quieres que te lo agradezca?

—Deberías pero no te obligaré, debes de saber que no siempre estaré para detener a los hombres que quieren llevarte.

Lo mire levantarse —Así que si me secuestran ¿No pagarías mi rescate, no?

—No, no lo pagaría, serías una inversión muy mala porque volverían a secuestrarte.

Aprieto las sábanas con mis manos, con la poca fuerza que tengo, siento náuseas y no sé si es por el hecho de que casi me secuestran o por lo asqueroso que es mi padre incluso con su propia hija.

Iηтєяяυмρє мιs sυєñσs, ρяιη¢єsα [SS#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora