|•Capítulo 4•|

134 17 6
                                    

Ángel

Los siguientes días estuve castigado sin poder salir a fiestas, por suerte espero no meterme en más problemas para lograr ir al aniversario número 216 de la escuela, aún faltan seis meses, en fin de curso, aquí hay stand de juegos donde ganaré muchos dulces y premios, hay comienzas las competencias de deportes, básquetbol, volleyball, ping-pong, tenis y competencia de animadoras.

Pero empecemos por la organización de la fiesta más esperada, Hallowen, es en tres semanas y debemos comenzar con los preparativos y digo "debemos" porque yo estoy en el maldito grupo de organizadores, ya saben, mi padre haciendo de las suyas.

—No quiero papá —lo seguí caminando tan lento que debía detenerme para que se pusiera a la par.

—Hijo, debes de ayudar, es una fiesta que el comité estudiantil puso y tú también votaste porque se hiciera —me apunto con la cabeza.

—Ya lo sé, pero ¿Entonces porque no todos ayudan?

—Todos están ayudando, el club de teatro para hacer una obra, el club de música para poner el ambiente, el club de manualidades para los diseños que decorarán este lugar, pon de tu parte hijo —su voz ronca, digno de un hombre de casi cincuenta años me hacía pensar que estaba frente a mi abuelo.

Me sentí cansado de repente, como si hubiera corrido siete maratones con doce kilos de azúcar en mi espalda, mi desánimo decayó tanto que pensé en no venir a la fiesta, ya no tenía ganas de hacer nada o de seguir hablando con mi padre.

Suspiré, la presión en mi pecho ahora parecía un poco más liviano, pero seguía pesando.

—¡Ah, Victoria! —alce mi cabeza que no sabía que había bajado para mirar a la nombrada.

Victoria lucía el uniforme escolar, rasque mi muslo disimulando mi nervios al verla, se veía bien, que digo, se veía sexy ¿Debería invitarla a salir?

—Hola, Profesor Arnette —sonríe ella.

—¿Vendrás a la fiesta de Halloween?

—Uhmm no estoy segura.

—Deberías venir —asiente mi padre con una sonrisa.

—No lo creo señor, Arnette, no tengo amigo y mucho menos pareja para pasarla bien —intenta esquivar el tema excusándose.

Es cuando se me ocurre algo.

¡La invitaré al baile!

Te rechazará.

¿Quién dijo eso?

Puedo leer tu mente.

¡Wow! ¿Tienes superpoderes?

No idiota, soy tu conciencia.

Negué con la cabeza dejando de platicar conmigo mismo, porque parecería loco, me acerque a Victoria cuando escuché a mi padre hablar.

—Que te acompañe mi hijo, Ángel —la cara de pánico y horror en la cara de Victoria era demasiado expresiva que me hizo querer reclamarlo.

¿Realmente era tan malo ir conmigo al baile?

Gruño, y rasco mi muslo nuevamente, pronto mi pantalón rojo estaría descolorido de tanto que lo frotó y rasco.

—Papá déjala en paz, no quiere ir al baile conmigo —he de admitir que eso me dolió, y mucho, nunca había sido rechazado por nadie.

¿Han conocido el dolor del rechazo?

Es como si una daga de cristal hubiera atravesado tu corazón de impacto, y se hubiera roto dentro de ti, aquellos pedazos de cristal siguen incrustados en tu corazón y en casa uno de tus arterias, y comienzas a sacarlas uno por uno con cuidado y diciendo.

Iηтєяяυмρє мιs sυєñσs, ρяιη¢єsα [SS#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora