|•Capítulo 15•|

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Victoria

Me había quedado petrificada, no sabía que hacer, pero por primera vez sentí que debía defenderlo yo, aventé con demasiada fuerza a Max lejos, tome a Ángel del brazo.

-¡Levantate ya! -se levanto, aunque sus ojos parecían querer ubicarse en algún lugar.

Lo empecé a jalar para llevarlo dentro del instituto, al estar ahí, por las pequeñas ventanas de las puerta podía ver a Max levantándose y llendo directamente a nosotros.

-Entremos aquí -dije viendo una puerta cerca de los baños, casi al final del pasillo, la abrí y metí a Ángel, cuando entre yo me di cuenta de que estaba demasiado pequeño el lugar, y quise salir de ahí, pero escuche la voz de max.

-No podrán esconderse para siempre, los atrapare -gruñe, lo escucho caminar lentamente como si buscará en cada rincón.

-Estas sudando -para cuando me doy cuenta, Ángel tiene un brazo por encima de mi cuerpo pegado a la pared, y su otra mano en mi frente.

-Shshsh -le hago una seña, poniéndome más nerviosa de lo que ya estaba.

Algo se arremodina en mi interior, siento náuseas de repente, pero se van cuando siento su mano calidad en mi brazo.

-Tranquila, no nos hará nada más -me susurra, su voz se siente frío en mi oído.

Me recorre un escalofrío que me pone los pelos de punta, pongo una mano en su pecho evitando que se acerque más a mi.

-Deberías callarte, lo que dices es efecto de la paliza que te dio Max -le susurro, parece que es cerca de su barbilla, porque puedo sentir pequeños vellos acariciando mi sienes.

Se ríe de forma baja y unos segundos después su brazo pasa de estar en mi brazo a mi hombro, cuello y sosteniendo mi barbilla levanta un poco mi cabeza.

Ahora su aliento se siente cerca de mi nariz, puedo oler su aliento, no huele mal, de hecho es fresco y tiene un olor entre pasta de diente y granola.

Me quedó quieta, pero reaccionó cuando se ve la sombra de alguien frente a la puerta, ya que desde abajo puedo verla tapando la luz natural del sol.

-Se que están ahí -asustada de ver cómo se movía la perilla, Ángel actuó antes que yo poniendo su cuerpo para empujarla y cerrarla de nuevo, segundos después se escucha un click.

Entonces entiendo que Ángel a puesto seguro a la puerta.

-Bien, tienes razón, Max si nos matará -sonrió antes sus palabras pero después me niego a sonreír por algo que el dice.

-Escucha, ya casi se acaba las clases, la escuela nocturna no es la mejor manera para pasar la noche, por ello debemos de salir antes, a Max le interesamos pero no tanto como para perder su tiempo con nosotros.

-¿Cómo puedes saberlo?

-Porque lo conozco desde hace once años -me susurra y otra vez está demasiado cerca.

-¿No se odian?

-Antes no -susurra.

-¿A qué te refieres con que con antes no?

Suspira -Ah, creí que no te interesaba mi vida -se que está sonriendo, porque me he acostumbrado a la oscuridad y a la poca luz que hay.

-Y no me interesa -me intento cruzar de brazos pero no puedo por la falta de espacio entre su cuerpo y el mío.

Escucho su risa baja -Eres un verdadero caso, princesa -su mano de nuevo encuentra ni barbilla y la alza, ahora puedo ver sus ojos.

Su mano acomoda mi cabello y después la pasa por mi espalda.

-Deja de llamarme así.

-¿Cómo quieres entonces que te llame, cenicienta...? Si haz dejado tu zapatilla dos veces -sonríe, su boca se acerca a la mía peligrosamente, siento como se rozan mis labios los suyos y una descarga eléctrica recorre mi cuerpo, escendiendolo, volviéndose caliente, queriendo que por fin me bese.

¿Que carajos me está pasando?

-¿Porque no respondes?

Un golpee en la puerta nos hace a ambos apartarnos un poco y voltear.

-Algún día la pagarán -se escucha como se aleja, y sigue caminando.

Sus pasos se alejan y ambos suspiramos de alivio, pongo mi mano en busca del pomo de la puerta , Ángel es demasiado insistente, me quita la mano del pomo, y toma la otra, las aprisiona detrás de mi, como cuando te arrestan, se pega más a mi.

-¿Que haces?

-Te besaré, puedes decir que me detenga y lo haré, solo tienes que decirlo, una vez -de nuevo su mano toma mi barbilla, sus labios se acercan a los míos y hacen el primer contacto pidiendo permiso a mis labios para besarnos.

-Ángel...-susurre, nerviosa, estaba sudando frío, en mi estómago revoloteaban las famosas mariposas que todos mencionaban.

-¿Sí, princesa?

-Besame -susurre y pegue mi cuerpo más al suyo, me levanté un poco se puntillas, alcance su boca y abriendo un poco mis labios lo bese.

Mierda, no quería hacerlo, odiaba a Ángel, realmente, pero está situación, el estar con él a solas, hizo que reluciera mi necesidad por qué me quieran, no necesito a nadie, no necesito a Ángel, y solo es un beso, solo será un beso.

Sus labios bailan sobre los míos, la piel se me erizo, siento la frescura de su aliento sobre el mío, seguimos besándonos causando corrientes eléctricas al rededor de nosotros, siento sus manos quitar la mía y sostener mi cabeza de nuevo.

Tomo su camiseta para tener algo a lo que aferrarme mientras mis piernas se sienten como gelatina moviéndose a punto de caer, ladea su cabeza profundizando el beso, las respiraciones se aceleran, tanto la suya como la mía.

Me siento viva por primera vez en mucho tiempo, romo mi tiempo pasar seguirnos besando, hasta que encuentro el pomo, quitó el seguro es cuando nos separamos, por falta de aire, y porque yo quiero salir huyendo de ahí mismo.

Mientras que Ángel se alejo porque se dio cuenta de que la había abierto, una vez afuera, no quiero voltear a ver a Ángel, así que salgo corriendo a otro lado que no sea donde esté él, estoy asustada, por lo que sentía mientras lo besaba.

Sentí que necesitaba más, era hermoso estar besándolo, pero quería negarlo, quería odiarlo, porque al final quien saldría con el corazón roto.

Solo yo saldría perdiendo.

-¡Ángel! -me detuve al escuchar su nombre en la voz de otra chica, al levantar mi cabeza pude ver a una hermosa chica con una camiseta de cuello alto en color blanco, una chaqueta de cuero negra y unos pantalones rotos también negros, sus zapatillas blancas eran parecidas a la mía.

Pero la diferencia es que ella era guapa, sus ojos, su cabello negro, su piel blanca, su altura de 1.70 y delgada, la mire caminar hacia el mencionado que estaba detrás de mi y abrazarlo.

Me quedé callada.

Posteriormente la mire besarle la mejilla, y tomar sus manos entre las suyas, acariciandolas, Ángel la mira, se separa un poco de ella pero igual le da una sonrisa.

¿Ángel tiene novia? ¿Entonces porque me beso?

Joder, lo sabía, sabía que era un mujeriego, que su reputación no la tenía porque sí.

Agh, esto me molesta más, ahora verdaderamente lo odio.



















¡Por fin sucedió!

¡Otra parte del maratón, solo faltan dos, una será subida hoy y la otra mañana!

Disfruten.

Iηтєяяυмρє мιs sυєñσs, ρяιη¢єsα [SS#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora