9.- Alcaldes Rebeldes

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Las luces del alba de un preciosos color naranja despidieron el anochecer al tiempo que se marchaba al un nuevo recluta del ejercito del norte, Kim Dae-Gust. De tan solo once años.

Se habían despertado a todos cuando aún se necesitaban antorchas para alumbrar y el amanecer aún no les premiaba con su presencia. Habían acomodado el jardín delantero para darle su cálida despedida al miembro de la familia Real primo legitimo del Rey e hijo de los primos menores de la princesa In-Ah. La guardia Real estaba en hileras acomodada en formación con sus puños sobre el pecho y la mirada al frente.

Delante de las rejas plateadas largas con el escudo del Reyno en la cima y haciendo un ondulación con los tamaños de cada varilla estaba la carreta donde, trasladarían de la capital a las lejanas tierras campesinas y friolentas a Gust, y donde a todos y cada uno de los mas aguerridos soldados tuvieron que pasar en su juventud. Y ahora era el turno de Gust.

Taehyung se encontraba delante de sus padres y más atrás estaban las cinco ladys junto con sus Margaritas. Algunos puestos altos de la servidumbre también se encontraban ahí en el fondo del gentío.

Sean salió más tarde que todos con el cabello desordenado y soltando un gran bostezo de tal tamaño que hizo pensar a Taehyung que un perro mediano cabía en ella.

—¿Acaso nunca podrá acatar una sola regla? ya casi aparece Gust y se semejaba más al que despedimos es a él—gruño su padre detrás de él y la princesa In-ah le pidió por favor no se enfureciera tan temprano.

—No es algo que premedito, In-ah, te lo puedo asegurar. No despierto en las mañanas deseando que esta familia termine con mi poca cordura restante. Ni siquiera estoy de acuerdo con que mi sobrino se marche a su propia destrucción. Ahora también tengo que aguantar los actos inmaduros de Sean. —Este último llego a ellos pasando la mirada sobre la mano de su tía que estaba encima del brazo de Laird HaNuel. Luego se volteó hacía las señoritas detrás de ellos y salido a todas con una sonrisa coonquistadora.

Taehyung no prestó atención a nada de lo que ocurría a su alrededor. Estaba al pendiente de Gust y de su despedida. Le pesaba de cierta manera su marcha, por años Gust había sido un consuelo para Taehyung; cuando lo observaba secretamente desde dentro del Palacio jugar con los amigos, ir a cabalgar con su padre o simplemente ver lo relajado, feliz y placentera que era su vida. La vida de un niño cualquiera que no tiene peso ni responsabilidades que atender. Los que nunca pudo apreciar en carne propia Taehyung.

Se acerco a Laird Ni-Sa, uno de sus guerreros más cercanos, por detrás.

—Su majestad —reverencio en saludo y Taehyung sonrió con los labios tembloroso como respuesta.

—Buenos días, Laird Ni-Sa. Lamento interrumpirlo ahora que falta nada para que salga Gust, pero me dieron a conocer que ustedes personalmente le trasladarías hasta el norte y me gustaría que hablara con el líder de la tropa en la que acomoden a Gust, para que me mande semanalmente un reporte de su progreso o si llega a tener un problema con alguién; o cuestión en particular que considere importante.

Laird Ni-Sa asintió de inmediato, pero su rostro se transformo a una mueca reflejada de preocupación.

—Por supuesto su majestad.— Taehyung espero a que dijera lo que se advertía en sus ojos que quería sonsacar — Pero, si me permite darle una opinión como guerrero que vivió esa época de entrenamiento, si alguien se enterase que Gust es primo del Rey pueden tomarlo como motivo suficiente para minimizar el esfuerzo de su alteza dentro de la armada. Quiero decir, que pueden ver el progreso de Gust como algo comprado y no otorgado parcialmente.

Taehyung frunció el entrecejo, pero enseguida las palabras duras de su padre se taladraron en sus oídos como avispas en la piel.

«*No tienes ni la mas mínima idea de lo que alguien vive y sufre en guerra. La gente ahí no te abre los brazos abiertos por venir de una monarquía.* »

Three Kingdoms Of Korea 2- Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora