11. El adiós pt1.

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Lady Mun suspiro agotada. Dejo caer la pluma de ciervo que descansaba en su manos y cerro la tinta negra de cerámica China que tenía grabado en el costado de forma casi imperceptible las iniciales C.C en la lateral de la botellita. Se puso de pie y dejo el pergamino secar mientras guardaba en su baul sus materiales de escritura y las acomodaba encime de sus duras tapas de madera donde guardaba pergaminos en blanco.

Sus pensamientos siempre se desplazaban en un mismo punto de partida y eran protagonistas de sus enfados, emociones y alegrías. Pero por primera vez, algo distinto se hallaba en su cabeza y le molestaba con prominente malestar inquietando su calma y ratos de oscio.

La reacción de Lady Sang le dejo un hoyo profundo de sentimientos entre angustiante arrepentimiento y tristeza por si misma. Sabía que la mayor parte de sus insultos y amonestaciones para con Lady Sang eran el fruto de su mismo temperamento y mala suerte en la vida, y para que negarlo... en el amor.

Descargaba todas sus rabias en la casta inocencia de una chica más joven que ella y destilaba la impotencia de su corazón como una serpiente el veneno de sus colmillos, buscando sentirse mejor por sus actos, acoplándolos y contrastandolos con los de Lady Sang. Se sentía mejor cuando pensaba en alguien más desafortunada que ella. Aún si se trataba de brutalidades completamente distintas.

Pero ahí mismo, observando la carta escrita por su puño y letra, soltó lágrimas de cobardía mientras aceptaba firmemente que no era mejor ni mucho menos más educada y sensata que Lady Sang.

¿Qué mujer que goza del privilegio de la cordura se enamora de un hombre que no puede tener?

¿Qué la hace mejor que Lady Sang?

Al menos esa niña inculta era honesta a si misma, y no peca de falsos testimonios ni de actitudes que no van de acuerdo a la naturaleza de su carácter. En cambió, Lady Mun era una mentirosa. Era una cobarde y una doble cara.

Se sentía tan culpable de las palabras hirientes que le dijo a Lady Sang acerca de su familia, cuando la suya propia la mando a casarse con el rey con el malvado objetivo de alejarla de sus sentimientos mas impuros y sus pecados jamás contados. Reflejo sus ideas y sus problemas en alguien más, y alguien que no merece ese trato. Ella recordaba como los padres de la señorita Sang se despidieron de ella entre lagrimas y melancolía. A diferencia de los suyos, que solo le desearon suerte y le pidieron que no hiciera nada indebido que pusiera en peligro la reputación de la familia.

¿Cómo puede Lady Mun discernirse de prudencia cuando dentro suyo esa palabra no había mas que locura?

Locamente enamorada de un hombre que podría ser su tío.

El sonido de unos golpes en la puerta la impulsaron a secarse las lagrimas con ímpetu y darse la vuelta al ventanal mirando la vista de su habitación.

—Pase —autorizo.

—Milady —era margarita.

—¿Qué ocurre contigo? —regaño sin darse la vuelta —pedí que me dejaras a solas, ¿No puedes acatar una orden de tu ama sin peros?

—Lo siento, Milady... Pero le llaman para cenar en él comedor. Su majestad el Rey acompañara la cena esta noche.

Lady Mun apretó los labios. Deseaba ignorar y faltar solamente quedándose para devorar su angustia y penas, pero era algo impensable. Tenía que bajar obligatoriamente si el Rey Kim Taehyung iba a estar ahí. Ni aún se encontrara constipada o moribunda puede hacer tal falta de respeto hacía su majestad.

No olvidaba para que se encontraba ahí. Y aún le costara un corazón roto y una vida miserable, iba a cumplir la promesa que les consagro a sus padres.

Three Kingdoms Of Korea 2- Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora