Three Kingdoms Of Korea 2- Kim Taehyung

14. Un beso y Chocolate

El Rey, observó con cuidado la reacción de temor de la señorita, como también su vestimenta y la caída de cascada que su cabello suelto ondeaba en dirección al suelo. Los ojos de Lady An eran grandes esferas de color negro, en un molde más grande de marco de pestañas oscuras y largas. Jamás en sus encuentros durante las comidas y la poca interacción entre ambos, había visto sus ojos tan grandes como en ese momento.

–Oh, –murmuro confundido, algo perturbado – disculpeme senorita An... —se quedo en silencio cuando ella se aferro a las solapas de su chaleco y empezo a tintinear en suplica. —¿Lady An?.. ¿Por...? ¿Se encuentra bien? –dijo preocupado.

Un murmullo agudo e imperceptible salió de sus labios en un temblorino intento de explicación.

Sus ojos los tenía abiertos de par en par con el horror incrustado en ellos, Taehyung trago saliva al estar tan cerca de una chica; desde su posición podía ver a detalle el color rosado de sus labios, las líneas en ellos, y lo que encontró como pequeñas manchas de pecas en el puente de su nariz, su pálido semblante y cómo temblaba pegada a él. Nunca había detallado de tal forma, a una mujer, y en ese caso, a la tranquila y linda Lady An. Que era pequeña, mucho más que Taehyung y su complexión era delgada como la de un adolescente.

Un sentimiento de algun lugar lujubre del pecho adolorido de Taehyung le impulso a poner su mano en la espalda de ella, no sabía si para que dejara de temblar, o para protegerla; o de lo que sea que su instinto le alertara hacerlo. Pero por cualquier que sea el motivo; lo hizo. Escuchaba atentamente el potente latido asustadizo de la señorita contra su cuerpo, y a sabiendas que, no era por él exactamente, y aún así, su propio corazón empezo a latir con la misma velocidad y fiereza que él que sentía.

Trago saliva y tosió con una ronca flama de su garganta que le lastimó la la laringe.

—Yo..., Si quiere nos podemos ir a un sitio más comodo, Lady An. Le prometo que lo que sea que os haya asustado, no podra encontrarle... — tenía las mejillas rojas y evitaba bajar la mirada y mirarle los ojos, en ese momento Lady An se percató que los pasos que la seguían ya no se escuchaban y se alejo del Rey con un sentimiento de bochorno.

—Yo, yo... Lo siento mucho su majestad, no quería molestarle —aún aereada y sin sus cinco sentidos acompdados donde deberían de ponerle la sensatez y la pena que sentía al estar cerca de su majestad, le explicó: —es que... las muchachas y yo contamos historias de terror y luego salimos por bocadillos y entonces oímos pasos y...

Se detuvo, se daba cuenta lo Infantil que se escuchaba su relato a cuando lo contaba en voz alta. Era una bobería, se asustaron todas pero solo por el previo cuento mal dicho de Lady Sang a sus compañeras. Las mejillas llenaron el color de la verguenza en la señorita, Taehyung aún no quería mirarla pero si sonrió un poco después de oír su motivó de huida. Lady An contemplo el atractivo rostro de su Rey y trato de no sentir cosas mas fuertes de las que su corazón en ese momento profetizaba por su alteza real. Pero no pudo. Su corazón fue más rapido que ella.

Se fijo en las ojeras de su majestad y se sintió realmente desdichada al verle tan cansado y pálido.

—Ya veo... Entonces, me alegro que haya sido eso –se rascó la nuca mirando a la distancia y agregó: – porque es algo de lo que si podría defenderla.

Taehyung soltó aquel comentario sin pensarlo. La muchacha se rió con diversión y de una tierna forma se puso la manos en los labios para tapar la sonrisa que tenía en el rostro, al igual que sus mejillas. Taehyung la miro alarmado y dio un paso adelante con vergüenza.

—Quiero decir —la miro apresurado —no digo que puedo en contra de fantasmas, todos saben que no es así. Pero si podría defenderla de algo inexistente que solo revive en sus pensamientos. Con algo de esfuerzo podría quitarle el mal rato y hacerla tranquilizarse, claro. —sus mejillas iban a explotar —si fuera otro motivo de su miedo, tal vez, un guerrero o un ratero que se metiera en el palacio sería muy difícil para mi cuidarle, sin embargo lo haría, aúnque el resultado de ello ya se supiera de antemano y el perdedor seguiría siendo yo.