Capítulo 3

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Salí corriendo a mi habitación con la intención de esconderme allí ─esperaba poder esconderme allí por el resto del día─ si tenía suerte, nadie vendría a buscarme. Como estaba empeñada a no salir de mi habitación, conseguí que volvieran a traerme la cena a mi dormitorio y pasé gran parte del día echada en la cama.

─A ver si escuché bien ─preguntó Eddy, uno de mis amigos y compañero de trabajo. Él se encargaba de editar la mayoría de los artículos que se publicaban en la revista oficial de la empresa─. Te metiste a la habitación del príncipe por la noche, lo encontraste en la ducha y...

Me cubrí el rostro con las manos, no podía con la vergüenza mientras le contaba la historia a Eddy.

─Sí, sí, sí... ─Respondí por tercera vez, ya le había narrado todos los hechos, pero él se empeñaba en decirlos de nuevo, creo que disfrutaba de ver cómo me moría de pena─. Ya ni lo digas, no puedo con mi vida.

─¿Qué quieres que te diga? Sinceramente, me lo espero viniendo de ti.

─¡¿Qué?!

Me quejé.

─Cariño, Eddy dice la verdad ─agregó su esposa, quien cortaba verdura con uno de esos cuchillos coloridos que tanto amaban usar para cocinar. Chloe también trabajaba en la empresa como editora.

─¿Por qué lo dicen?

─Blair, cariño, eres sumamente despistada y torpe. ─Se atrevió a decirme Eddy muy convencido de sus palabras.

─Vaya, qué halago.

─Tómalo como quieras, pero es cierto.

─¿No piensas defenderme, Chloe? ─Le pregunté a la castaña, quien alzó las manos al aire.

─Lo siento, no puedo contradecirlo.

─Creí que siempre estabas de mi lado ─hice un puchero. Era aproximadamente la una de la mañana aquí, no podía dormir porque aún no terminaba de acostumbrarme al nuevo horario, ya había hablado con mis abuelos y solo me quedaba hablar con Eddy y Chloe.

—Puff —me desplomé en mi lugar.

─Cuéntanos, ¿Qué piensas hacer al respecto?

Preguntó Eddy.

─¿A qué te refieres con eso?

Pregunté seriamente.

─Me refiero a que no puedes pasarte el resto de tus días encerrada en una bella habitación, no eres rapunzel.

─Claro que no, rapunzel vivía en una torre y su habitación no era bella.

Chloe rio por mi comentario y me alzó los pulgares mientras que Eddy se limitaba a rodarme los ojos.

─Blair, hablo en serio.

Sentenció con seriedad y un bufido se me escapó.

─Lo sé, lo sé, pero es que cada que salgo de esta habitación me siento humillada.

─Dios chica, con trabajo y ha pasado un día.

Murmuró Chloe como si necesitara aclararme que solo pasaron un par de horas desde mi llegada y yo ya me había metido en líos.

Yo siempre he sido una fiel creyente de que uno no busca problemas, los problemas nos buscan y yo soy la prueba viviente de ello.

Me desplomé sobre la cama de una manera dramática y les rogué cambiar de tema porque realmente no quería seguir hablando de mis humillaciones. Media hora más tarde, después de colgar la llamada, intenté conciliar el sueño, pero fue en vano y terminé saliendo de la cama al tiempo en que mi estómago rugió.

Si la corona te quedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora