Capítulo 42

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El carraspeo de una voz a mis espaldas cuando ya me había alejado de las gradas para caminar por los alrededores, llamó mi atención y me volteé para encontrarme con la persona que había llamado mi atención. Un chico de cabello color miel, ojos de un marrón intenso, piel clara y una hermosa sonrisa que amenazaba con ser cautivadora se acercó a mí.

─Hola ─su voz era masculina y gruesa, incluso parecía más formal de lo que el aparentaba físicamente.

─Hola ─respondí de inmediato con un tono amable.

─Me temo que nunca la he visto por aquí antes ─habló seguro de sus palabras.

─Pues teme bien, es mi primera vez aquí ─dije manteniendo la sonrisa en mis labios, la suya se ensanchó y vi unos lindos hoyuelos que se formaban a ambos costados de su boca.

─Soy Emil ─extendió una mano en mi dirección y no dudé en estrecharla.

─Blair ─decidí omitir mi apellido tal como él lo había hecho─. Gusto en conocerle...

Alargué la última letra de la palabra y me vi un poco dudosa en si debía poseer un título, estaba segura de que sí poseía uno.

─Emil está bien ─insistió en omitir cualquier título y sonreí de nuevo─. ¿Qué te ha traído aquí?

Una pregunta nada fuera de lo común, casual, sin embargo, no estaba segura de si debería responder de manera honesta, preferí ser algo reservada.

─Trabajo.

─¿Trabajo? ─Inquirió arqueando las cejas y asentí.

─¿Usted? ─Pregunté.

─Por favor, dejemos las formalidades a un lado, seguro que tenemos las mismas edades. ─Me sonrío dulcemente y me ruboricé, había algo en él que me parecía tierno e intimidante a la vez, pero no en un mal sentido─. Estoy aquí por diversión.

─Interesante.

─Supongo que lo es.

─¿Has venido sola?

Negué.

─Estoy aquí como acompañante de alguien.

Le dejé saber y vi que su rostro se volvió más serio, un poco apenado.

─¿Es por trabajo? ─quiso confirmar y asentí.

─Solo trabajo, quisiera que fuera por diversión como en tu caso pero no, estoy aquí por trabajo.

─¿Y qué clase de trabajo es ese si se me permite preguntar?

Por unos segundos dudé en si debía decirle qué estaba haciendo allí, quizás no era creíble para él si decía que era la casamentera real del futuro rey del país, por lo que pensé en omitir esa parte, pero algo en el chico me hacía no querer mentirle y ser honesta sobre mi trabajo, al final de cuentas, ser casamentera era un trabajo importante.

Abrí mi boca para responder, pero alguien a mis espaldas nos interrumpió.

─¡Carsten! ─Exclamó el hombre delante de mí con tanta familiaridad, de nuevo hubo en el esa adorable sonrisa con hoyuelos.

─Emil ─lo saludó Carsten con familiaridad, sin embargo, el tono en su voz fue distante─. ¿Qué estás haciendo aquí?

Su mirada vagó entre el hombre detrás de mí y yo. Sentí el cuerpo de Emil aproximarse al mío cuando avanzó para conversar con Carsten, me tensé y deseé irme de allí pero no pude, no quería ser descortés dejando al hombre solo.

Una risita vaga salió de Emil.

─Solo he venido a ver la carrera, hace tiempo que no asisto a una.

─Ya veo.

Si la corona te quedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora