Capítulo 4

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Olvidé que tenía la alarma puesta a las seis de la mañana que, al escucharla, me sobresalté tanto que casi me caigo de la cama. Era demasiado temprano, quería dormir más tiempo, pero tenía cosas que hacer como tomar un baño y dejar que mis penas se vayan con el agua.

Louisa llamó a mi puerta alrededor de las siete y media y de inmediato la dejé entrar.

─Buenos días, Blair. ─Saludó al entrar, le ofrecí mi mejor sonrisa al tiempo que le respondía.

─Buenos días, ¿Cómo amaneciste hoy? ─Mi pregunta la sorprendió tanto que le tomó un tiempo responder.

─Bien, aunque ha sido una noche corta ─se atrevió a contar─. Pero que sepas que estoy dispuesta a ayudarte en lo que sea que necesites.

─Me alegro de oírlo porque hoy sí que tenemos trabajo que hacer. ─Conté mientras me acercaba a la ventana de la habitación, entraba poca luz porque el sol ya había salido, pero quise abrir las cortinas y la ventana para dejar que la habitación se iluminara más─. Dios, es hermoso.

─Lo es, ¿no?

Había dicho mis últimas palabras solo para mí que pegué un respingo al ver que Blair se colocó a mi lado. Ambas contemplamos la hermosa vista de los jardines, no tenía duda de que el palacio era enorme y sus alrededores encantadores.

─¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí?

Me atreví a preguntarle y noté que ella agachó su mirada hacia sus zapatos y después volvió a posarla hacia los jardines.

─Sinceramente, toda mi vida.

Me volteé abrupta hacia ella.

─¿Lo dices en serio?

Pregunté y ella asintió con una orgullosa sonrisa.

─Mis padres han servido al palacio por más de treinta años por lo que nací aquí y me he criado en el palacio, cuando cumplí la mayoría de edad, me dejaron trabajar, aunque cuando era niña solía ayudar a mis padres y el resto de los empleados con pequeñas tareas en el palacio.

─Vaya, eso es increíble.

─Lo es, considero que es un privilegio servirle a la familia real, no cualquiera tiene está oportunidad.

Sentí su sinceridad.

─Pues es impresionante.

Ambas compartimos una sonrisa.

─¿Y bien? ¿Qué es lo que haremos hoy? ─Estaba a punto de responder a su pregunta, pero mi estomago rugió, me sonrojé un poco por ello─. Supongo que ya tengo la respuesta, ¿te apetece comer en tu alcoba o...?

─Comeré aquí. ─Me apresuré a decir, por alguna razón, comer en mi habitación me daba cierta seguridad.

─Perfecto. Pediré que te preparen el desayuno y lo traigan a la habitación.

─Gracias ─murmuré, ella ya estaba por caminar hacia la salida─. Por cierto, ¿qué hay de ti?

─¿De mí? ─Preguntó con la ceja enarcada y asentí.

─Sí, ¿ya desayunaste?

De nuevo, mi pregunta la sorprendió.

─No he tenido tiempo, pero comeré cuando...

─¿Está mal si te pido desayunar juntas? Sinceramente, prefiero la compañía.

─¿No preferirías ir a comer junto a la familia real? Connan dijo que tenías una invitación para desayunar con ellos si te apetecía hacerlo.

Si la corona te quedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora