Capítulo 35

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Desde aquella noche en el hotel con Carsten, el palacio se sentía distinto, o quizás era yo la que se sentía de ese modo. Me costaba adaptarme y organizar las citas con las duquesas era complicado cuando sentía una punzada en mi pecho.

Ya habían pasado dos días y Carsten y yo no habíamos hablado, según los empleados, estuvo fuera por asuntos reales.

Los golpes a la puerta hicieron que me levantara de mi escritorio y dejara lo que estaba haciendo.

—Adelante. —Mencioné cuando estuve cerca de la puerta, Connan abrió segundos después.

—Señorita Blair, hola.

—Hola, Connan —lo saludé con la misma amabilidad que él—. ¿Cómo estás?

—Estoy bien, gracias por preguntar. He venido a informarle que la reina requiere hablar con usted.

—¿Ahora mismo?

—Si, si es posible claro.

Dijo y observé los papeles en mi escritorio mientras los repentinos nervios se iban a apoderando de mí.

—De acuerdo, iré a su despacho ahora mismo.

—Perfecto. Te acompaño.

Dijo y me esperó a que saliera de la habitación para ir hacia el despacho de la reina, al llegar a este, Connan como siempre llamó a la puerta y espero a que la reina dijera que podía pasar, la saludó con una reverencia y después se retiró para dejarme pasar.

Hice lo mismo, saludé a la reina con una reverencia, ella me ofreció una sonrisa de lado antes de invitarme a pasar y tomar asiento en la silla frente a su escritorio.

—¿Deseaba verme, majestad?

Me atreví a hablar para que el lugar no se sumiera a un silencio incómodo.

—Así es, señorita Peterson. Quería saber sobre mi hijo y su avance con las señoritas, como vemos, quedan tres de ellas y... —hizo una breve pausa—. Ya sabe, Carsten puede ser muy desafiante.

—Lo sé, créame que me ha quedado claro después del último incidente con la duquesa de Esbjerg.

—Creo que a todos nos quedó claro, sin embargo, fue algo bueno de cierto modo.

—¿Ah sí?

Pregunté con el ceño fruncido.

—Sí —respondió secamente—. Digamos que las duquesas que ahora han quedado son duquesas más dóciles. La duquesa de Sheffield es sobresaliente por lo obediente que suele ser, la duquesa de Gotemburgo, se reconoce de su intelecto y lo espectacular que es a la hora de hablar frente al público, además de que tiene un excelente desenvolvimiento junto a otros miembros de la realeza, sin embargo, la duquesa de Ringsted, ella es diferente, seguro que es sobresaliente por todo lo demás, es inteligente, tiene un alto conocimiento en el mundo de los negocios, eso lo sabemos y si belleza es indescriptible, ¿usted qué opina de ella?

—Creo que de todas es la más bonita.

—Exacto. No me cabría dudas de que, si ella se quedará con mi hijo, sus hijos serían los más bonitos de todo el reino. —Sonreí al mismo tiempo que ella, pero mi sonrisa se desvaneció luego—. Además de que la encuentro un poco sumisa, dócil. Encajaría perfecto en la etiqueta de princesa y por supuesto, futura reina.

—¿Está sugiriendo algo? —Pregunté y la reina me miró a los ojos por unos largos segundos.

—No exactamente, pero espero que se asegure de que Carsten no la eché.

—Sinceramente, no creo que lo haga. —Me atreví a decirle—. A Carsten parece gustarle.

—Lo sé, el rey y yo hemos notado que suele conversar más con ella durante la cena además de que luce anonadado con su encanto de vez en cuando.

Si la corona te quedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora