Capítulo 50

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─¿Segura que no te apetece comer com el resto? ─Preguntó Louisa por tercera vez, asentí con seguridad porque realmente no deseaba comer con la familia real y las dos duquesas que quedaban, era mi tercera vez consecutiva cenando en mi habitación con Louisa, quien suspiró segundos más tarde.

─Sé que no es de mi incumbencia meterme en tus asuntos pero es evidente que algo te sucede y estoy preocupada.

Aprecié su sinceridad y el hecho de que dijera que se preocupaba por mí. Creí que lo justo era ser honesta con ella, Louisa había sido honesta conmigo desde el primer día, además, la consideraba la única amiga aquí en el palacio.

─Es solo que no me apetece ver al príncipe o a los reyes. ─Apreté los labios.

─¿Ha sucedido algo con ellos? ─se atrevió preguntar.

Si tan solo supiera que ha pasado de todo con ellos.

─Tal vez sea Carsten ─terminé diciendo y tan pronto como el nombre del príncipe salió de mis labios me arrepentí, pero no podía seguir ocultando mis sentimientos.

Por mucho tiempo me había estado rehusando a negar la atracción que sentía por el príncipe, aunque sentía que lo nuestro iba más allá de una atracción.

─¿Qué sucede con él? ─volvió a preguntar, me vi dudosa por unos instantes.

─Tal vez he perdido la cabeza porque me doy cuenta de que... ─hice una breve pausa, sintiéndome insegura de decirlo en voz alta─. Me gusta más de lo que debería.

Mi voz fue apenas audible, sentí una punzada en mi pecho cuando las palabras salieron de mí boca, por unos segundos vi asombro en el rostro de Louisa que repentinamente fue reemplazado por una enorme sonrisa y un chillido de emoción.

─¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ─chilló con emoción.

Reí nerviosamente.

─¿Qué dices?

─Oh Blair, ¿crees que todos éramos ignorantes ante las miradas que el príncipe te daba? Hasta Connan supo desde el primer día que ibas a colarte en la cabeza del príncipe.

Confesó, su comentario me hizo enrojecer.

─Supongo que ustedes ya lo sabían...

Louisa no oculltó su sonrisa.

─Lo sospechábamos ─corrigió─. Fue en una de sus visitas a la cocina, la forma en que el príncipe se dirigía a ti resultó algo intrigante para todos.

─Dios, no sé qué decirte sobre ello ─me cubrí el rostro con las manos sintiendo un poco de vergüenza. Supongo que a veces sucede de ese modo, los demás suelen darse cuenta de nuestros sentimientos y nosotros somos los últimos en notarlos.

─¿Puedo preguntarte algo? ─dijo con un poco de inseguridad en su voz, asentí levemente y esperé a que ella soltara su pregunta─. Lo que sucede entre ustedes, no puede ir más allá, ¿verdad?

─Me temo que no ─me vi diciendo─. Al menos, la reina lo ha dejado en claro.

─La reina siempre les deja en claro a las chicas que salen con los príncipes sobre sus deseos, Blair, no debería sorprenderte, no eres a la primer persona que intentarían alejar.

─¿Ha sucedido lo mismo con las otras casamenteras? ─fue imposible no hacer esa pregunta, una mueca se dibujó en los labios de Louisa y tomó asiento en mi cama, yo hice lo mismo, me senté a su lado.

─¿Qué fue lo que te dijo la reina realmente?

Preguntó esperando la verdad de mi parte.

─¿Por qué lo dices?

Si la corona te quedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora