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Al día siguiente los chicos ya estaban preparados para irse de viaje y disfrutar del evento del mambo.

Después de haber subido las maletas a la nave, Scourge se encargó de acomodarlas mientras que sus dos amigos platicaban fuera de la nave.



– ¿Ya les avisaste a tus hermanos que saldrás de la ciudad? – preguntaba el moreno mirando a la gata blanca, quien estaba bebiendo algo de agua.

– Mmm... – levantó su dedo índice de su mano libre indicándole que la esperara. Al pasarse el agua, procedió a hablar – No creo que sea necesario. Dudo que lleguen antes que yo.

– Son dos días los que estaremos allá. Es mejor que les avises. – sugería.

– ¿Te vas sin despedirte? – cuestionaba de forma burlona una voz femenina.



Volteó hasta toparse con aquellos ojos azules que radiaban felicidad. En su rostro se figuró una gran sonrisa que no dudo en ir hacia ella.



– Mama – llamaba mientras la abrazaba –, iba a ir terminando de acomodar las cosas. – se separó de ella, pero sus manos la sostenían de los hombros con mucho cariño – Además, no es como que me iré para siempre. Solo serán dos días.

– Así sea un minuto, debes despedirte. – le sonreía acariciándole con cariño – Yo siempre me despedía de ti cuando tenía que hacer viajes.

– Malkia. (Reina.) – llamaban con gran respeto mientras se acercaban.

– Espero se diviertan, muchachos. – miraba a los tres son una tierna sonrisa – Quiero que bailen y canten sin parar.

– De eso nunca lo dude. – aseguraba el erizo verde con una enorme sonrisa – Es hora de irnos. – dio la vuelta e ingresó de inmediato a la nave – Encendamos a este bebé.

– Nos vemos en dos días. – sonreía la gata despidiéndose con la mano y yendo directo hacia la nave.

– Volveré algo sordo por el evento. – se burlaba el moreno – Pero valdrá la pena. Nos vemos, mama.



La abrazó con fuerza siendo correspondido de la misma manera.



– Te esperaré, mlezi. (Guardián).



Se separaron poco a poco sin dejar de sonreírse mutuamente.



















Tras varias horas de viaje...



– ¡Llegamos! – celebraba el erizo verde bajando de la nave cargando sus maletas – ¡Llegue por ti, Cuba!

– Seguramente Cuba va a responderte. – mencionaba burlón el moreno bajando detrás de él y siendo acompañada de su mejor amiga – "Te esperaba, mi erizo color moco".

– Respétame, color carbón. – se defendía.

– En lugar de insultarse, oculten la nave. – ordenaba la gata burlona y con una ceja arqueada – O la robarán.

– Uy, cierto.



Sacó un control y apretó un botón que hizo que la nave se volviera completamente invisible. Los tres retomaron sus maletas y caminaron mirando hacia el frente, querían ver ya el lugar en donde sería el evento.

Podían notar a lo lejos la ciudad adornada y su gente celebrando sin parar, todos estaban emocionados de tan dicho evento esperado.



– Son demasiados. – comentaba el erizo verde – ¿Creen que tengamos buen lugar?

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