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Jehan y Richard habían regresado a la ciudad Emerald. El murciélago estaba ocupado en la reconstrucción del edificio, mientras que el gato había ido a visitar a aquel amigable lobo en el cementerio.

Miraba su lápida, esta estaba construido por el mejor material gracias a que Richard fue quien se encargó de todo para que tuviera una muerte digna. Seguía bastante desanimado, su mirada enfocada en aquella lápida y sus manos escondidas dentro de los bolsillos de su chaqueta negra.



– Gracias por todo, Chad. – mencionaba sonriendo ligeramente – Quedó pendiente nuestra salida, lo siento tanto... – suspiraba – No pudiste formar la familia que querías con Verena aquí en la tierra... Pero ahora lo haces estando allá con ella. Ahora ambos se protegen.



Se hincó para dejar dos rosas blancas sobre la tumba y se puso de pie nuevamente.



– Nunca te olvidaré... Cuida bien de mi Vanny. – pedía con algunas lágrimas en sus ojos.



Miró por última vez la lápida y pasó a retirarse del lugar.























Tumaini había sido restaurada finalmente. Sonic y Silver se habían quedado para poder ayudar en lo que podían. La ciudad había recobrado aquella armonía que tenía hace tantos años.

Shadow, después de haber ayudado, miraba toda la ciudad sin alguna expresión, tan solo quería observar a cada uno de los ciudadanos.



– Shadow – llamó el plateado llegando junto con el azulado –, ¿Cómo estás?...

–... Dante fue demasiado listo. – comentaba sin mirarlos – Nadie sospechó de él desde un principio y... Es que fingió tan bien todo. – fruncía un poco el ceño – Todo este tiempo lo estuvo planeando y nadie de nosotros lo notó.

– Lograste detenerlo. – comentaba el azulado – Si te sirve de consuelo.

– No... – dijo suavemente – Ella lo logró... – bajó sus orejas.

– No habríamos ganado de no ser por ella. – sonreía un poco palmeándole la espalda al moreno con suavidad – Parece que... Nosotros debemos irnos. Estás ya en tu hogar.

– Siento que no lo estoy. – confesaba – Amo a Tumaini, solo que... Con lo cometido, siento que no pertenezco aquí.

– Shadow. – llamó el gran maestro.



El moreno volteó hacia atrás, el gran maestro estaba de pie mirándolo fijamente. Suspiró hondo y caminó hacia él, todos los demás habitantes se acercaban para ver que iba a suceder.



– Bwana mkubwa. (Gran maestro.) – llamó algo nervioso – Kuhusu nilichofanya... (Sobre lo que hice, yo...)



No pudo terminar puesto a que el gran maestro lo abrazó con mucho cariño. Al principio él dudaba, no se esperaba tal acto, pero no podía negar el hecho de que era algo que necesitaba que correspondió el abrazo.



– Sé muy bien de todo lo que pasó. – mencionaba mientras terminaba con el abrazo – El único culpable fue Dante y ya pago con su muerte. Todo gracias a ti, a Verena y esos dos erizos que te acompañaron. No habrá castigo para los foráneos.

– Bwana mkubwa. (Gran maestro.) – sonreía ligeramente – Muchas gracias.

– Ahora – retomaba –, Tumaini necesita de un nuevo rey. – sonreía un poco mirándolo fijamente.

– Amm... – fruncía un poco el ceño parpadeando varias veces – No creo que...

– Tumaini ana mfalme mpya! (¡Tumaini tiene a un nuevo rey!) – mencionaba en voz alta para todos – ¡Mfalme Shadow! (Rey Shadow.)

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