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Miraba toda la ciudad desde el santuario. Sus manos posadas tranquilamente detrás de su espalda y con una postura recta.

Unos pasos se escucharon al ingresar al mismo sitio, tan solo unos pasos más y se detuvieron haciendo que el silencio nuevamente apareciera.



– Bwana mkubwa. (Gran maestro) – llamaba – Asante kwa kuja, licha ya kuchukua muda. (Gracias por venir, a pesar de demorar un poco.) – volteó a verlo manteniendo su postura – Wakati mkubwa bado unakuja. (El gran momento está por llegar.)

– Dante, tafadhali sikiliza. Kuwa na nguvu zaidi hautakupa kila kitu. (Dante, escucha por favor. Tener más poder no te lo dará todo.)

– Ulinionya kuwa watakaofanikiwa kunizuia wangefika na nilitaka kujua, unadhani wanaweza kufanya hivyo baada ya kufanikiwa kuwatenganisha? (Me advertiste que llegarían quienes lograrían detenerme y quisiera saber, ¿Crees que puedan hacerlo tras lograr separarlos?) – reía un poco y el gran maestro abrió un poco más sus ojos – Nguvu ni nguvu. nguvu inadhibiti kila kitu. (Poder es poder. El poder controla todo.)

– Nguvu imekufisidi kwa miaka yote hii. (El poder te ha corrompido durante todos estos años.) – continuaba el gran maestro – Uongo, mateso na mauaji... Kwa taji. Huna chochote kilichobaki. (Mentiras, torturas y asesinatos... Por una corona. No te queda nada.)

– Nina kila kitu! Je, huoni? (¡Lo tengo todo! ¿Acaso no lo ves?) 

De su mano, comenzaron salir aquellos rayos eléctricos que tan solo el gran maestro dio varios pasos hacia atrás.

El techo fue destruido en ese mismo instante y los escombros cayeron interrumpiendo por completo, causando también que Dante apagara sus rayos eléctricos. Ambos voltearon con sorpresa y el gran maestro se alejó más para evitar que algún pedazo le cayera encima.



– Vaya, vaya. – decía el gato sonriendo con algo de malicia – Al parecer conseguiste a un equipo, ¿Eh, Sonic? – reía un poco – Lamento que hayas visto la muerte de tu madre, pero no es bueno ocultar algunas cosas.

Tanto el azulado como el plateado estaban en posición de ataque, al igual que Jehan y Richard, quienes portaban sus respectivas armas apuntando en todo momento al gato naranja.



– Todo esto llega a su fin, Dante. – amenazaba el azulado.

– Apenas empieza. – sonreía – Ustedes no son nada para derrotarme, están solos.



Iba a lanzar un rayo a ambos, pero un destello negro lo detuvo y, al verlos, abrió los ojos muy sorprendido.



– No están solos. – comentó la gata poniéndose a un lado de ellos al igual que el moreno – Fuiste demasiado lejos, Dante. Lo hiciste al matar a nuestra madre.

– Cada plan que te involucra, termina siendo un fracaso. – caminaba – Por ende, no dejaré que vuelva a suceder.



Provocó que una luz saliera de una manera muy intensa para que los cegara por un momento.

En cuánto la luz desapareció, él ya no estaba.



– Debemos buscarlo. – comentaba el gato rojo – El eclipse no tarda en llegar a su posición.

– Bwana mkubwa. (Gran maestro.) – llamaron al mismo tiempo la gata y el moreno con algo de nerviosismo.

– Inabidi waende kumzuia. Yeye yuko katika hali mbaya zaidi na wewe. (Tienen que ir a detenerlo. Está en mayor desventaja con ustedes cuatro.) – comentaba mirándolos con tranquilidad – Nitaliita jeshi letu kupigania mema ya jiji letu. (Llamaré a nuestro ejército para que luchen por el bien de nuestra ciudad.)











Y así fue, el ejército de Tumaini ya estaba preparado con sus escudos y lanzas, eran todo lo que necesitaban porque eran los mejores en combate que nunca perdían ante sus contrincantes. Al resto de la civilización los evacuaron a una base segura en las orillas de Tumaini.

Shadow y Verena caminaron hasta llegar con el gran maestro, quien estaba a la cabeza del ejército. Todos al ver a ambos se sorprendieron mucho, los habían dado por muertos después de tanto tiempo sin saber de ellos. Mientras que, Jehan, Richard, Silver y Sonic se mantuvieron a una distancia para evitar algún conflicto hacia ellos.



– Shadow. – llamó el gran maestro y el moreno lo miró – Kama mlezi wa Tumaini na mrithi wa taji, lazima uwaongoze. (Como guardián de Tumaini y sucesor a la corona, debes dirigirlos.)



No se sentía seguro de ello, no se sentía digno para tal puesto después de lo cometido. Sintió una mano en su hombro, volteó encontrándose con su mejor amiga que le sonreía con sinceridad alentándolo a que lo haga.

Le regreso la misma sonrisa y caminó hasta quedar frente a todos.



– Watu wangu! (¡Mi gente!) – llamó y todos prestaron atención – Kila malkia, kila mfalme na kila mlinzi amelazimika kukabiliana na maadui na hakuna mapigano ambayo yamepotea katika historia nzima ya Tumaini na wana jeshi la kupigana na kutembea kando yao. Viongozi hawa watatu wanafika mwisho wa vita, lakini sitafanya hivyo. Nitapigana kando yako kila wakati. Je, watapigania Tumaini na kila mmoja wetu? (Cada reina, cada rey y cada guardián han tenido que enfrentarse a enemigos y ninguna pelea se ha perdido en toda la historia de Tumaini y cuentan con el ejército para luchar y caminar a su lado. Estos tres líderes llegan al final de la batalla, pero yo no haré eso. Peleare a sus lados en todo momento. ¿Pelearán por Tumaini y por cada uno de nosotros?)

– Ndiyo! (¡Sí!) – respondió todo el ejército levantando sus armas.

– Je, watamuua adui yetu yeyote? (¿Mataran a cualquier enemigo nuestro?)

– Ndiyo! (¡Sí!)

– Tutarudisha nyumba yetu na kuwaheshimu wale waliokufa ambao walipigania maisha yao wakijua wanaweza kupoteza! (¡Recuperaremos nuestro hogar y honraremos a aquellos que murieron y que lucharon por sus vidas aun sabiendo que podían perder!)

– Kwa Tumaini! (¡Por Tumaini!)

– Upo nami!? (¿¡Están conmigo!?)

– Ndiyo! (¡Sí!)

– No sé qué fue lo que lo que dijo. – mencionaba el plateado – Pero es un excelente líder. – sonreía admirando.

– Sí... – afirmaba el azulado bastante pensativo y mirando al moreno.



Verena miraba con mucho orgullo a su mejor amigo, después de todo, parecía ser que logro sanarse de todo aquel mal cometido contra su voluntad.

Viento LibreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora