Luna
— Luna — dijo alguien tras mi puerta. Abrí la puerta y allí estaba Erick mirándome de arriba a abajo.
— Ehh, hola Erick, ¿cómo sabes que estoy aquí? — lo observé fijamente hasta que habló.
— Vivo aquí en un piso más abajo — dijo sonriéndome. — Te vi en el pasillo con tu padre así que decidí venir a saludar — ¿como mierda sabia que era mi padre? Me quedé callada y como si leyera mi mente respondió a mi pregunta.
— Llevo viviendo toda la vida aquí, mi madre conoció a la tuya, eran grandes amigas, lo siento sé lo que le pasó —
— Tranquilo ya harán 18 años, no la conocí — dije yo esforzándome a darle mi mejor sonrisa.
Hubo un silencio incómodo y lo invité a pasar.
— Lo siento si tu novio se molestó el otro día en la fiesta, solo quería conocer a alguien nuevo, la mitad de los que habían me caen mal — dijo él quedándose en su mismo sitio.
Joder Zack, había estado sin pensar en él mucho tiempo, había que admitir que extrañaba su presencia.
— Zack no es mi novio y si lo fuera no le importaría que hablara con nadie, puedo hacer lo que quiera — dije cruzándome de brazos.
— Uhh tiene carácter la niña — no pude evitar reírme — bueno así que estas soltera, ¿no? —
— Sé a donde vas bonito y sí estoy soltera —
Él se río, tenía una bonita risa pero no era ronca como la de Zack, Luna para.
— Bueno a lo que venia, hoy hay una especie de almuerzo en el comedor por si quieres venir, es de etiqueta —
— Oh vale, iré —
— Ahora vengo a buscarte, mmm... te doy 15 minutos — luego de decir eso se marchó.
Corrí escaleras arriba y abrí el armario de mi madre, no quería mover nada de lugar pero no tenía nada de ropa. Ví en una percha un vestido negro con detalles blancos y debajo de el unos tacones, me lo probé y me quedaba a la perfección, me calcé los zapatos y me maquillé un poco, no era una experta pero no me quedó tan mal. Oí el timbre sonar y bajé corriendo intentando no caerme con los tacones, acaricié a Bimba y abrí la puerta.
Estaba con un esmoquin azul y unos zapatos marrones, se veía bastante bien y el traje le sentaba de maravilla, su pelo negro estaba bien peinado dejándome ver su tatuaje detrás de su oreja.
— Te iba a preguntar que si estabas listas pero veo que estás más que lista — sonreí y tomamos el ascensor para llegar a la comida.
Bajamos al gran comedor y ante nuestra presencia todo el mundo se levanto de sus asientos, me sentí un poco rara al ver toda la gente acercárseme y hablarme de mi madre, miré a mi alrededor esperando ver una salida pero para mi sorpresa no había nada. Esforcé mi mejor sonrisa y caminé hasta la mesa más alejada de todas, había perdido a Erick de vista pero yo continué mi camino. Me senté y un camarero muy amable me pregunto qué tomaría, le pedí que se marchara y busqué a Cathy con la mirada cuando se me acercó una señora de 50 años acompañada de Erick.
— Hola bonita, soy la madre de Erick me llamo Regina, era muy amiga de tu madre — dijo mientras me tendía su mano para que la estrechara.
— Hola — dije yo un poco cortante mientras le estrechaba la mano — si me disculpas... — y me fui de allí.
Era demasiado, no quería esa fiesta y mucho menos que me hablaran de mi madre años después y más con lo que había visto ayer. Me fui hacía la salida y el fuerte viento estampó mi pecho, no tenía abrigo así que me abracé para calmar el frío, unos brazos tocaron mis hombros y de lo nerviosa que estaba le pegué con mi bolso, al darme la vuelta vi a Erick con una mano en su mejilla.

ESTÁS LEYENDO
La llave de tu puerta
Roman d'amourCuando acepté esa escapada no sabía que mi vida daría un auténtico giro de 180 grados. No supe a ciencia cierta lo que mi amiga quiso decir cuando dijo que este iba a ser nuestro viaje... Esta historia narra el viaje que cambió mi vida, ¿quieres des...