Zack
Bajé las escaleras y fui a la cocina a por un poco de agua cuando vi a Alexa sentada al lado de una botella de alcohol.
— Eh, eh, deja de beber pequeña — sabía que amaba que la llamara así.
— Déjame, ya no somos pequeños — se bebió la botella entera y la dejó en la mesa —. Todavía me acuerdo cuando odiabas la soledad, siempre con tu mami, jajaja cómo un bebé — se levantó y se cayó de frente haciéndose un morado en la rodilla.
— Venga que te ayudo — dije cogiéndola en brazos.
— Estoy bien, déjame pollito asustadizo — me dio ternura que me volviese a llamar así pero oculté mis sentimientos y la acosté en el sofá —. Espero que algún día me puedas perdonar — dijo mientras cerraba los ojos y mi cabeza se transportó a un momento...
*Cuando me mude a casa de mis tíos era muy vergonzoso, había visto a la prima... una... no... dos veces, aunque mamá dijera que fuera amable odiaba compartir mis cosas y más con alguien que no conocía, mi padre prohibía a mi madre que visitara a su familia pero mi tío pasaba mucho por casa cuando papá no estaba y no entendía el porque. Dejando eso de lado, la prima intentaba hablar conmigo pero yo me iba siempre que intentaba cruzar palabra conmigo.
Una noche, mis tíos junto a mi madre habían salido a cenar y nos dejaron solos yo con mis libros y ella con a saber el qué. De repente oí un gran estruendo y me escondí entre mis mantas, ¿y si era papá?, ¿venía a vengarse de mí? Oí la puerta abrirse lentamente y me aterroricé entre mis mantas.
— Eh, quítate las mantas soy yo — dijo mi prima y bajé las mantas. — Pareces un pollito indefenso allí —
— ¿Me abrazas? — solté yo de repente y ella sin rechistar accedió a ese abrazo.
Desde ese momento cogimos más confianza hasta tal punto que dormíamos todas las noches juntos por el miedo que sentía de que volviera mi padre y ella me llamaba pollito asustadizo.*
Seguía mirándola cuando mi mente volvió al presente, no quería perdonarla pero me sentía mal de que bebiera por mi culpa. Salí al balcón por un poco de aire y Bimba apareció detrás mío moviendo la cola.
— Tú ahora me persigues — la acaricié y ella lamió mis lágrimas que corrían por mis mejillas —. Eres buena para quitar la tristeza — ella movió la cola y yo miré la triste noche mientras mis ojos se cerraban lentamente.
— Zack, Zack — dijo una voz tras mi, me sobresalté y vi a Luna mirarme fijamente —. ¿Qué coño haces aquí durmiendo? — no pude evitar reírme de la situación lo que hizo que ella se pusiera más seria.
— Si te digo la verdad vine a ayudar a Alexa y me dormí aquí no sé ni porqué — ella se río también y se sentó en mi regazo.
— Ya se han ido — miré a el paisaje de la terraza intentando ocultar mis lágrimas y Luna tomó mi mentón —. Sé que todavía te importa, si yo he sabido perdonar tu también puedes — abracé a Luna y ella me apartó para mirarme a los ojos —. Engreído, ha dejado esto — me dio una especie de hoja arrugada y yo solo la abrí.
Sabía muy bien que dibujaba espectacularmente pero lo había dejado por miedo a las criticas, observé la imagen detenidamente y sonreí tristemente al ver la foto de nosotros dos en su dibujo.
— Sabes, amaba dibujar — solté yo de repente
— En dibujo siempre sacaba A, me lo imagino — dijo ella abrazándome aún más fuerte —. Volvamos a casa —
— ¿Y el apartamento? —
— Zack, no te preocupes, podré volver, vamos a disfrutar del verano —
— Vale lunares, tienes razón —
Recogimos todas nuestras cosas y a Bimba, y nos fuimos de allí. Luna se paró a despedirse de Cathy pero ella ignoró su presencia como una niña de seis años.
— ¿En serio va a ponerse así la última vez que la vea este año? Perdóname que yo lo diga pero estás siendo una cobarde — Luna miraba la escena abrazada a Bimba y nos fuimos antes de que Cathy pudiera decir palabra alguna. En la salida dejé a Luna sola mientras buscaba mi coche, cuando encontré el coche rebusqué en mis bolsillos pero la llave no estaba, miré en la mochila que llevaba en mi espalda y la encontré, me subí en el coche y empecé a salir del parking cuando miré como alguien cogía a Luna por los hombros y corría lejos de allí, mi miedo se apoderó de todos mis poros y bajé del coche rápidamente para recoger a Bimba que ladraba sin parar. Conduje detrás de ellos gritándole para que la dejara pero este sujeto corría más y más, los seguí hasta una calle sin salida y paré el coche cinco centímetros delante de ellos. Era un tío, lo noté por su musculoso pecho y de su mano salieron un par de tatuajes.
— ¡Déjala en paz! — pedía a gritos.
— ¿Y si no quiero? — dijo el sujeto quitándose la mascara... ¡era Erick! Pero este tío de que va.
— Erick déjala en serio —
— ¿Eres tu Erick? — preguntaba Luna intentando bajarse.
— ¿Qué vas a hacer sino? No estamos en el colegio Johnson, pero una cosa no ha cambiado, me robas todas las chicas — dijo intentando meterle mano en la falda a Luna —. Cuéntale a Zack la vez que nos acostamos, eres una fiera en la cama, ¿quieres repetirlo? Sé que te dejé con ganas — dijo con la mano dentro y Luna pegó un grito.
— ¡Déjala Erick! —
— Eres solo una puta — dijo tirando a Luna contra el suelo mientras esta lloraba sin parar —. Ahora voy a empezar lo que dejamos — iba quitándose el cinturón cuando me acerqué a él y le empujé lejos.
— Debía haberte dado mi merecido hace tiempo — dije agarrándolo de las manos
Lo que nadie sabía es que Luna en su estado de shock, llamó a la policía y esta llegó lo mas rápido posible.
— Eres un gilipollas — dijo Erick partiéndome la nariz mientras oíamos la sirena de policía. La policía se acercó lentamente pero yo no podía moverme, veía todo muy oscuro y oía voces a mi lado.
— Este muchacho está muy herido, llamen a una ambulancia — dijo un policía cerca mío.
Oía a Luna llorar a lo lejos mientras alguien me recogía del suelo, no veía ni podía moverme solo oía.
— Zack, Zack, vas a estar bien, vas a salir de esta — dijo Luna persiguiendo la camilla —. Nos vemos en el hospital — fue lo ultimo que oí de ella mientras la ambulancia se alejaba más y más...
{Nota de la autora: ¿qué pasará con nuestro Zack?, ¿irán James y Alexa al hospital?, ¿Erick volverá? Continuará...}
ESTÁS LEYENDO
La llave de tu puerta
RomansaCuando acepté esa escapada no sabía que mi vida daría un auténtico giro de 180 grados. No supe a ciencia cierta lo que mi amiga quiso decir cuando dijo que este iba a ser nuestro viaje... Esta historia narra el viaje que cambió mi vida, ¿quieres des...