Después de que todos los vampiros dejaran la cuidad por la amenaza de que los humanos se enteren de la existencia de la comunidad vampira, todo regreso a la normalidad y fue tomado como una noticia falsa y en broma, pero los vampiros por precaución...
Condesa: Sangre de mi casta -acarició mi cabello, mientras yo la miraba confusa- sangre del linaje perdido de un hombre lobo en hibridez – de las penumbras salió un lobo de tamaño un poco más grande de uno normal, su pelaje oscuro y ojos plateados le daban un aspecto majestuoso, yo solo observaba la escena sorprendida, nunca había tenido la oportunidad de observar a uno *después de todo existen los vampiros, ¿no? *- y, por último -sonrió y repentinamente ella volteó, no podía observar por el hecho de estar atada, pero reconocí de quién se traba al escuchar su voz-
Leo: Lucía -dijo preocupado-
Condesa: Sangre de un vampiro natural, descendiente de un linaje noble proveniente de la historia humana -ella dijo eso mientras seguía volteada, el lobo se dirigió a mí y solo lo miré con temor, pero no esperé que se acercará a mi mano e hiciera que acaricie un poco su pelaje-
Leo: Pero ¿qué hacen? -él caminó hacia mí y recién pude observarlo, pero no pudo avanzar más ya que un campo de fuerza invisible impedía que se acercará más a mí-
Condesa: Leo ¿por qué no solo te limitas a cumplir tu función aquí? -él la miró confundido y al parecer ya no podía moverse del lugar en el que estaba parado-
Mi antepasado caminó hacia Dorotea y ella le extendió una daga, volvió hacia donde yo estaba y una sonrisa se le dibujo en los labios.
Un gruñido profundo la hizo desviar su atención, era él lobo presente en el lugar; este se interpuso entre la Condesa y yo con una mirada desafiante.
Condesa: Vamos no compliques las cosas -ella empuño la espada y con una rapidez sorprendente hizo un corté en su lomo, Dorotea se acercó con un recipiente y en este vertió unas cuantas gotas de la sangre que tenía la daga- no recuerdas que no posees la fuerza de un hombre lobo de verdad -el lobo agachó su cabeza- tu forma lobuna no tiene las capacidades de uno verdadero, Damián -lo miré sorprendida-
Lucía: ¿Da... Damián? -pude pronunciar y el lobo solo asintió mirándome con la cabeza aún agachada-
Condesa: Leo -se acercó a él tomo su mano e hizo una herida en su palma, luego siguió con el mismo proceso anterior- Lucía -caminó hacia mí, pero Leo y Damián intentaron evitarlo, aunque sus esfuerzos eran en vano- ¡basta! -dijo fastidiada y volteó a verlos- solo son unas molestias, ya no los necesito -ellos empezaron a retorcerse de dolor-
Lucía: Yo soy tu objetivo ahora -dije tratando de para eso, ella volvió a verme- no gastes tus fuerzas, haré lo necesario
Leo: No lo tienes que hacer -dijo recobrando el aliento-
Lucía: No pedí su opinión, ¡váyanse! – pronto Damián cambió a su forma humana-
Damián: Lucía -logró pronunciar-
Lucía: Esto ya no es de su incumbencia -ambos me miraron confundidos- yo quiero hacerlo, yo no me iré de aquí -miré a la Condesa y asentí-
Inmediatamente después de lo que dije, ambos fueron apartados de la zona cercana a donde nos encontrábamos por fuerza invisible.
Condesa: En que nos quedamos - empuñó la daga y la dirigió a mí, solo cerré los ojos fuertemente -
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Condesa: No temas Lucía -abrí los ojos, ella solo había soltado mis ataduras, me tendió su mano para levantarme, pero solo la ignoré y lo hice por mí misma-
Ambas nos dirigimos hacia la gran fogata, trataba de permanecer inmutable a todo y no dije nada, Dorotea me entregó una vela y me puso una máscara sobre la cabeza, la Condesa me indico que encendiera la vela con el fuego de la fogata y lo hice.
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Condesa:
Madre Lilith, tú que me diste la inmortalidad;
creadora de la raza vampira, madre nuestra...
-siguió hablando en un idioma que no era de mi compresión para poder distinguirlo-
La sangre de mi primogénita,
la sangre de mi linaje que renació en una natural
-se acercó a mí y me miró fijamente-
Aquella que será de nuevo mi primera luz del día,
Lucía
-sin dudarlo ella empuñó la daga y la clavó en el lado izquierdo de mi pecho-