Capítulo 18 | Mesías

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The Walking Dead:
"Mesías"

The Walking Dead:"Mesías"

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Rainbow.

—¿Quién eres?

—¿Quién eres?

Fruncí el ceño debido a que él pronunció exactamente las mismas palabras. De todas formas, no pienso limitarme a seguir un cuestionario inútil, por lo que liberé un bufido enseñando mi frustración.

Me enderezo, haciendo a un lado aquella postura a la defensiva para establecer una conversación con el mesías que se encuentra enfrente de mi.

—Me llamo Rainbow —musité amablemente al momento de guardar el machete—, ¿cómo te llamas?

—Jesús.

Reí.

—No debí haberlo dudado —susurré, viendo sus ojos claros, analizando atentamente aquella postura recta—. Sabes pelear, ¿no es así? —cuestione tomándolo por sorpresa, por lo que curve la comisura de los labios de manera traviesa.

—No pretendo...

—¿No pretendes seguir peleando?

Me apresuro a robarle las palabras, dejándolo nuevamente en silencio.

Me divierte estar en esta llamativa situación, ya que hace mucho tiempo no me burlo de alguien más. Quiero decir, Harry ya no me presta atención, Rick no se permite ceder a mi carisma, Daryl solo me lanza miradas aterradoras, con Gleen solo peleo hasta la muerte y Carl me manda al diablo amablemente.

Ni hablar de los demás, ya nadie me soporta porque según ellos soy alguien muy charlatana cuando estoy aburrida.

—Necesito las provisiones —musitó.

Su mirada delata pánico al momento de estar enfrente de mi, por esa misma razón me siento con la necesidad de corresponder a ese llamado de ayuda que él necesita.

"Yo entiendo esa desesperación."

—Bien —correspondí divertida—. Llévate las provisiones, ¿pero qué vas a darme a cambio? —pregunté recargándome en las estanterías de la estación de servicio—. ¿Jesús?

—Dame una semana —declaró—. Ven a este mismo lugar, Rainbow.

Mi pecho se infla con orgullo, por lo que me acerco a él para estrechar nuestras manos.

—Es un placer, Jesús —musité extendiendo mi brazo hacia él.

"¿Qué ocurre?"

Mis pensamientos me alertan cuando su mano tarda en entrelazarse con la mía, pero es demasiado tarde para darme cuenta, ya que me apoya contra las estanterías haciendo presión en el brazo que está en mi espalda.

—¡Oh, vamos! Alimenta cuervos y te sacarán los ojos —escupí molesta, tratando de liberarme del agarre.

—Lo siento, pero mi comunidad es más importante que un trato contigo, Rainbow —susurró cerca de mi oído, haciéndome enfurecer.

—Vete a la mierda —grité.

Doy un cabezazo hacia atrás, golpeándole el mentón, deshaciéndome instantáneamente del agarre e intento, torpemente, aferrarme al mango del machete con rapidez. No obstante, una patada en la mano izquierda me obliga a soltarlo y maldecir con fuerza.
Aun así, pese a estar dolorida, levanté el codo en dirección a su semblante, golpeándolo, permitiéndome estar en una mejor posición para tirarlo al suelo y huir de ese maldito lugar.

"No tuve que haberme marchado de Alexandria."

Quería tomarme un tiempo para pensar y replantearme algunas cosas, no lo sé, a estas alturas me siento solitaria y no puedo evitar pelear con Carl cuando me dice que soy alguien amargada.
Sin embargo, no logro encontrar comodidad en una compañía, no lo veo conveniente, ni mucho menos razonable el hecho de formar un vínculo afectivo con alguien que quizás pueda morir en un corto periodo de tiempo.

Es paranoico de mí parte ese pensamiento, pero en un mundo apocalíptico no puedes aferrarte a una persona, menos depender emocionalmente de ella. Aun así, eso es lo único que tenemos, me gustaría no darle importancia a quienes me rodean, pero me siento cómoda escuchando las ocurrencias científicas de Eugene, la mecánica errática de Abraham, la gentileza de Maggie o las ocurrencias infantiles de Enid.

Yo me siento segura en Alexandria.

"No deseo aferrarme a alguien, pero no puedo pasar por alto el aprecio que poseo."

Debo admitir que vagar en mis pensamientos en una situación en donde me encuentro en disputa no es una buena idea, de todos modos, digamos que estoy acostumbrada hacerlo sin desearlo.

"¡Upsi!"

Jesús me agarró por la espalda apoyándome en la puerta de la estación y en el forcejeo no nos percatamos del sonido de aquel caminante que intentó morderlo a él.
No obstante, lamentablemente, el amado putrefacto terminó por morderme la muñeca a mi debido a los erráticos movimientos que realizamos en la contienda.

Gemí.

Una persona que desconoce mi condición va a tomar la situación con paranoia, incluso puede enloquecer, ya que no es lo deseado o esperado, pero desde que comprendí la inmunidad me he ganado sin querer mordidas en el cuerpo por la simple tontera de una ocurrencia estúpida y momentánea.

—¡Mierda! —grité.

En el preciso momento que me libere del agarre yo misma le entierro un cuchillo al caminante, sacando la frustración de haber recibido una tonta mordida por descuidada. Y cuando trato de reprochar la acción para generar remordimiento me percato que Jesús ya no está conmigo.

Continuará...

(...)

¡Hola! ¿Cómo están? No suelo dejar notas de autor dirigiéndome a ustedes, pero me gustaría saber qué es lo que piensan sobre la historia y qué esperan leer en lo próximos capítulos, porqué me encuentro un poco desorientada.

Me encuentro ansiosa por leer sus comentarios. ❤️

Saludos cordiales.

My Favorite Girl | The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora