-¿Quién se alegra por estar en un mundo apocalíptico?
Esas fueron las palabras de una joven adolescente que se topó con un hombre imponente al momento de salvarle la vida. Fue caótico para ambos el proceso de comprender que, ahora mismo, el mundo es...
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—Carajo. Tú sí que eres un hijo de perra. —canturreó eufórico, señalándolo con su amada esposa. —Te presento a Lucille, ¿no es bonita?
El tipo que está de rodillas enfrente de Negan es golpeado por Simon con la culata de la escopeta, éste cae al suelo de repente porque sigue negado a hablar.
—Al parecer te han comido la lengua los ratones. —se acuclilló enfrente de él con una sonrisa de oreja a oreja, pero su paciencia depende de un hilo. —Respóndeme, ¿dónde mierda están las otras maricas? —masculló entre dientes, tensando la mandíbula cuando agarró con fuerza el mentón del sujeto y presionó a Lucille sobre su rostro. —Habla maldita marica porqué pienso batearte la cara hasta que se te salgan los o... —ojos.
—¡Negan!
Los gritos llegaron a los oídos de los cinco presentes que yacen en la oficina del mercado.
Negan maldijo por lo bajo y antes de hacer algo ya le había dado un golpe con Lucille a la cabeza de ese sujeto varias veces.
Señaló a Michael y Harry que se encuentran detrás de Simon.
—Si hay más de estos sujetos vuélenle los malditos sesos. —es ahí cuando señaló al de bigote gracioso. —Sígueme Simon.
(...)
Rainbow.
Caí al suelo de rodillas cuando recibo otro golpe en la cabeza, pensando que si sigo así en breves podré padecer, más no doy el brazo a torcer y levantándome a duras penas me volteo golpeando el mentón del hombre desconocido.
—Oh, eso dejará secuelas. —musito entre risas a pesar de estar nerviosa.
Éste se lanza en mi dirección, pero haciéndome a un lado logro esquivarlo y este simple hecho me da tiempo de agarrarlo de la sudadera y lanzarlo contra las estanterías metálicas. El desastre es inevitable. Levanto mi revólver para jalar el gatillo una vez más, sin miedo o terror que el pánico se haga conmigo, porque de esto se trata la supervivencia.
"Luego me arrepentiré de esto."
Sin embargo, caigo al suelo una vez más, gimo gracias al dolor que tengo en la cabeza debido a los golpes y, no termino de maldecir, mi torso es pateado, por lo que termino recostada boca arriba. Recibo fuertes pisadas en el estómago, lo cual me quejo entre dientes y el hecho de que me propinen un fuerte golpe en el rostro me nubla los sentidos. Sintiendo que mi respiración empieza a ser escasa cuando alguien está sobre mí e inevitablemente no puedo dejar pasar el pánico, porque me siento inmóvil.
