-¿Quién se alegra por estar en un mundo apocalíptico?
Esas fueron las palabras de una joven adolescente que se topó con un hombre imponente al momento de salvarle la vida. Fue caótico para ambos el proceso de comprender que, ahora mismo, el mundo es...
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—¿Qué? —musitó ingresando a la oficina del mercado, viendo la espalda desnuda del mayor, por lo que rueda sus orbes oscuras—. Deberías aprender a dormir vestido, ¿acaso no recuerdas que estamos en plena apocalipsis? —cuestionó haciendo un mohín cuando éste se puso de pie y volteó con una sonrisa.
Ella eleva ambas cejas aprobando la figura de su compañero.
—No estás nada mal —guiñó su ojo izquierdo antes de levantar sus pulgares.
—Rainbow.
La miró con una mirada de pocos amigos, a lo que ella da un respingo en el lugar.
—Oh si. Lo había olvidado —murmuró por lo bajo, cerrando la puerta para luego tocarla como lo habían hablado días atrás.
—¿En serio piensas hacer eso? —exclamó desde el otro lado de la habitación, sonriendo por aquellas ocurrencias.
—Me dijiste que aprendiera a tocar, así que ahora respóndeme.
Negan cerró los ojos con fuerza para poder meditar seriamente, suspirando en el intento de tratar de comprender las acciones sin sentido de la chica.
—Pasa —gritó desconcertado.
Ella curvó los labios en una sonrisa reluciente al momento de abrir la puerta y fingir sorpresa.
—¡Oh, no te has puesto la camiseta en este día tan caluroso! Buenos días —parloteó con una emoción fingida, antes de rodar los ojos y hacer un ademán, llevándose una mano hacia el entrecejo por su terrible actuación.
"Pude haberlo hecho mejor."
—Odio cuando haces esas cosas extrañas.
—Tú también eres así —balbuceó tratando de no sonreír antes de sacar algo de su mochila y lanzárselo al sujeto de ojos oscuros—. La tuya huele fatal —hizo una mueca, sacando la lengua—. Y mira lo que compré para ti —chilló emocionada, a lo que Negan no dudó en reír—. Es la moda de última generación y en ti se va a ver genial —su voz cambió, modificándola a una chillona e hiperactiva cuando le enseñó la chaqueta de cuero—. Yo creo que pegará con tu humor de mierda.
Ambos se observaron con una sonrisa antes de que ella hiciera una reverencia mostrándole gratitud.
—Su presencia para desayunar es requerida, princesa —carcajeó con fuerza saliendo de la habitación, pegando un fuerte portazo gracias a que Negan le lanzó la manta que estaba en el suelo junto al colchón.
(...)
Rainbow.
—Ustedes irán a despejar los alrededores del supermercado, especialmente el estacionamiento.
