-¿Quién se alegra por estar en un mundo apocalíptico?
Esas fueron las palabras de una joven adolescente que se topó con un hombre imponente al momento de salvarle la vida. Fue caótico para ambos el proceso de comprender que, ahora mismo, el mundo es...
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En un abismo de decisiones se encuentra desorientado por la compleja situación.
¿Qué acción se verá obligado a tomar?
Sintiendo las piernas entumecidas camina sin tener un rumbo fijo, con su preciado bate en una de las manos está alejado de la realidad.
No comprende muchas cosas, ni tampoco está de acuerdo en lo que difícilmente deberá hacer a continuación, pero honestamente lo único que desea en ese precioso momento es desahogarse. Llevar su mente a otra parte para no sucumbir a la locura, es decir, no está dispuesto a desvanecerse.
No otra vez.
En qué momento lo que Rainbow le decía empezaron a ser palabras vacías para él, incluso surgió en sus oídos un extraño pitido ensordecedor que lo descolocó. Llegó a creer en ese momento que a él lo habían mordido, porque se sentía acalorado y desorientado.
Necesita alejarse, pero adónde irá sin tener presente el rostro de la adolescente. Le está urgiendo no pensar en ella, pero la noche se percibe desolada mientras camina por la calle y eso genera que con cada pisada la imagen de la chica se haga presente.
Su soledad o compañía; odio o alegría; no cabe duda que cada sentimiento está acompañado de su nombre. El mismo que sale de sus labios cada mañana para callarla porque ella no para de hablar con efusividad. Se acostumbró a la chica que lo acompañó desde un principio en su camino apocalíptico, pero no comprende porqué ahora su razón de existir se aleja con su voluntad.
"¿Por qué?"
¿Por qué la razón de desaparecer ahora es tentadora? ¿Por qué desea huir? ¿Por qué Rainbow y no él? ¿Por qué se aferró a ella sin darse cuenta?
—¡Puta madre! —estalló bateando la cabeza del caminante.
UnoDosTres. La cuenta se pierde con los gritos que libera con entusiasmo para desligarse de ese dolor que lo atormenta.
Se siente presionado por la mirada azulada que se muestra en aquellos caminantes que se dirigen a su persona. Está aterrado por la simple razón de que uno de esos caminantes podría ser su chica.
Tragó con dificultad.
Los ojos humedecidos de Negan se encuentran sufriendo, pero por alguna razón él trata de confundirse a sí mismo diciendo que eso es lo más normal. Las circunstancias han cambiado, por lo que no debió sentirse unido a esa joven chica que lo saca de quicio con sus efusivas palabras y talentos inusuales de niña rica.
"No quiero que seas especial, Rainbow."
Pensó furioso, con lágrimas en las mejillas, bateando con mucha fuerza a todos aquellos caminantes que se le acercan.
¿Por qué debe pasar por el infierno otra vez? ¿Por qué debe experimentar ese dolor? ¿Por qué se encariñó con la chica? ¿Por qué ella es tan especial para él?
La sangre salpica el suelo gracias a Lucille que ha producido una carnicería. La luna se encuentra llena y en su punto más alto. Los sonidos de la noche son constantes en la ciudad abandonada, más los gemidos de aquellos que han sido rematados por el bate del hombre desolado.
En medio de terrible matanza se encuentra de pie un hombre, Negan, y ni siquiera se da el lujo de observar su alrededor repleto de sangre y cadáveres. Solo piensa en la chica, Rainbow. Los pensamientos se han estancado en su cabeza y solo puede repetir las carcajadas, expresiones y reproches de la adolescente.
Ella ríe con fuerza en sus memorias, lo que provocó que él sonría y libere las carcajadas que empezaron a oírse por la calle.
No necesita desvanecerse por la muerte de la chica, él solo debe seguir avanzando como ella lo ha dicho siempre.
—No tienes que retroceder, Negan. No lo hagas por nadie, ni por nada.
Pero porqué ahora mismo despedirse de su sonrisa es tan difícil.
"No quiero que seas especial, Rainbow."
Repitió en pensamientos.
Aun así, retrocedió escuchándola en la lejanía, volteó solo para encontrarse con aquella alucinación.
—Idiota.
De todos modos, con una mueca inexpresiva en el rostro, agitando el bate de un lado a otro se preparó para golpear el craneo de la adolescente para hacer desaparecer tal alucinación.
—Tú no eres especial, Rainbow —musitó a secas, posando en un movimiento el bate sobre el hombro.
(...)
Silbó.
No se molestó en apresurar el paso al subir las escaleras en dirección a su último encuentro.
Siendo honesto consigo mismo, Negan, piensa terminar con su tarea en un abrir y cerrar de ojos. Pero, muy en el fondo, duda de su capacidad para poder aguantar y continuar sin la chica, sin embargo, eso solo lo sabrá cuando acabe con el sufrimiento de ella.
Las manos le sudan, no piensa negarlo; las piernas le tiemblan; el cuerpo se le desvanece y la cordura se pierde al pisar cada escalón.
—Tú no eres Rainbow —declaró con elocuencia abriendo la puerta del piso en construcción.
