-¿Quién se alegra por estar en un mundo apocalíptico?
Esas fueron las palabras de una joven adolescente que se topó con un hombre imponente al momento de salvarle la vida. Fue caótico para ambos el proceso de comprender que, ahora mismo, el mundo es...
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Rainbow.
—¡Eres un perdedor! —chillé divertida, arrebatándole una carcajada—. No sabes jugar. Además, no todo tiene que ver con la mierda —manifesté molesta, inflando los mofletes al momento de verlo cubrirse el rostro por mis palabras.
—Usas términos científicos, ¿así cómo quieres que gane? —protestó, reteniendo la risa, por lo que me encogí en la mesa del salón de la cabaña que encontramos por el camino.
Luego le enseñé el papel y piqué varias veces la hoja.
—No era tan difícil. ¡Mira! Lo hice como tú —declaré con una sonrisa de oreja a oreja, pero su mueca hizo que contenga la carcajada.
—No te dediques al arte —frunció el ceño, viéndome molesto por mi genial representación.
—No comprendes el arte —corregí, poniéndome de pie para meter la libreta en mi mochila al igual que el lápiz—. ¿Adónde iremos?
Corrí la pequeña mesa del living, cerca del sofá, a donde él se encuentra reposando.
Luego me senté en ella, dándole la espalda, para terminar recostándome en su estómago. Entrelace mis manos sobre el estómago y observé el techo de la cabaña abandonaba del bosque. Debo admitirlo, tuvimos suerte cuando escapábamos de esos caminantes.
Han pasado tres meses desde que todo esto empezó y con Negan hemos corrido de un lugar a otro para poder asentarnos, puede que, quizás, sea un buen compañero. Aunque, a veces, suele reprenderme por mi estupidez. Al menos estando a su lado no es demasiado aburrido como era estar en mi casa.
Solía aburrirme demasiado, de todos modos, una buena pizza con mi fiel amigo y unas cuantas partidas de Mortal Kombat no venían nunca mal.
—No lo sé. ¿Se supone que debo saberlo? —preguntó, por lo que me encogí en el lugar y dirigí la mirada hacia él.
—Se supone que tú eres el adulto aquí.
—A veces tiendes a serlo tú, así que deja de quejarte —bromeó cubriéndome el rostro con un cojín, por lo que me quejé.
(...)
—Eh, niña.
Me desperté de golpe cuando sentí una mano en el hombro, contemplando a oscuras el rostro de Negan
—Tenemos que irnos. Caminantes —musitó en un susurro, por lo que asentí somnolienta sin dudarlo.
—¿Son muchos? —cuestione en un susurro, poniéndome la mochila y calzándome las botas.
Él se asomó por la ventana corriendo un poco las cortinas, por lo que me detiene y me hace un ademán para que cierre la boca.
—Son demasiados. Tendremos que salir por la puerta trasera —empezó a ordenar como de costumbre y a cambio asiento frenéticamente.
Luego, termina posando las manos en mis hombros y, el zoquete, también se encorvó gracias a mi altura.
—No te separes de mí, ¿soy claro?
Me llevé una mano hacia la frente aceptando la petición.
—Sí, señor —balbuceé rápidamente antes de seguirlo sin hacer ruido, ya que los gemidos de aquellos monstruos se escuchaban muy cerca de nosotros.
Negan abrió la puerta saliendo primero para vigilar la zona seguido de hacer una señal para que yo salga y lo siga.
Desde que tengo uso de razón no estoy acostumbrada a seguir órdenes, solía saltarme las clases particulares que mis padres querían que tome a excepción de unas cuantas que me parecían interesantes para el día a día. Porque como ya he mencionado antes papá estaba metido en situaciones peligrosas y como mi madre no solía decirme demasiado supongo que también: aprender a usar armas y desarmarlas, solía hacer parkour con mi compañero y me gustaba demasiado el hecho de las artes marciales.
Asimismo, soy amante de la cocina, me encanta, y, el hecho de hacer pasteles y galletas me fascina.
No obstante, debo ser honesta, tengo serios problemas con mis ataques de pánico y eso en estas circunstancias es una completa molestia. Pero agradezco haber tenido solamente dos episodios, la primera vez que conocí a Negan, esa vez en donde vi la ciudad ser bombardeada y cuando un hombre nos quiso asesinar, Negan tuvo que matarlo.
"Fue terrible."
—¿En qué piensas?
Me descolocó oír aquella pregunta, porque me trajo nuevamente a la realidad.
—En esa vez que ese tipo intentó robarnos y tú lo mataste —me sinceré curvando sutilmente mis labios, percatándome de que la niebla en la noche de hoy es más pesada—. Tendremos muchos problemas si no salimos de este bosque —balbucee cambiando de tema, escuchando a la distancia los pasos de aquellas cosas.
—Ya deja eso Rainbow —murmuró a regañadientes, por lo que me encogí y le sonreí de oreja a oreja.
—Aversión —parlotee, alzando el arco colocando una flecha para lanzarla.
Él volteó encontrándose con el metal de ella.
—Sentimiento de rechazo o repugnancia hacia una persona o cosa —concluí lanzándola, ésta termina en la cabeza de un caminante que se acercaba a él.
Inhalé profundamente antes de verlo a los ojos.
—Yo te desconocí en ese momento y no puedo olvidar cómo mataste a ese tipo —contesté a su desconcierto, pero su mirada se suavizó y es ahí cuando fruncí el ceño.
—Sobrevivir, ¿quieres que te recite su significado? —cuestionó elevando una de las cejas, a lo que oprimí los labios y negué.
