-¿Quién se alegra por estar en un mundo apocalíptico?
Esas fueron las palabras de una joven adolescente que se topó con un hombre imponente al momento de salvarle la vida. Fue caótico para ambos el proceso de comprender que, ahora mismo, el mundo es...
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—¿Cómo diablos nos metimos en esto?
—Quizás yo sea la culpable de nuestras desgracias.
—¡Si salimos de esto te daré unos azotes que no podrás olvidar en tu jodida vida!
La discusión iba empeorando con los segundos y los caminantes, obviamente, no se detenían.
Ambos están en ciertos aprietos, pero la insistencia de Rainbow en salvar a esos sujetos de la carretera provocó que cediera, quizás, Negan no puede resistirse a la mirada de la adolescente cuando se encapricha con algo. Además, debe ser honesto, puede que también le pareciera interesante probar su nueva arma, llamada Lucille.
—Cuidado.
Advirtió el mayor viendo un caminante cerca de la chica, quien apegándose más al auto se agachó en el lugar para que él, con su bate, estampe la cara del muerto contra el parabrisas de aquel carro abandonado.
—¡Genial! —sonrió emocionada, desenfundando el machete que hasta el momento estaba bien guardado. —Creo que estaba equivocada acerca de esa cosa tuya.
Los ojos de Rainbow brillaron por la adrenalina del momento, quizás, porque en los últimos meses ha dejado de tener miedo y ahora puede ser honesta y admitir que se acostumbró a la idea de sobrevivir junto a Negan, su compañero. Asimismo, ambos hacen un gran equipo, son un exclusivo complemento del otro y, ahora mismo, tal vez empezaron a tomarse un poco de cariño.
Ella empujó a un caminante que estuvo a punto de comerse a un hombre un tanto peculiar, ya que éste se asemeja mucho a un personaje de un videojuego que disfrutaba antes de la apocalipsis. Retuvo la carcajada y se tomó en serio el momento. Sin embargo, lo dejó pasar para no distraerse, le brindó una sonrisa amigable antes de agarrar al caminante que se encuentra encima suya y matarlo sin mucha dificultad.
Luego le tendió la mano para levantarlo.
—Levántate antes de que esos caminantes te devoren.
(...)
Negan iba silbando como de costumbre con su bate puesto en el hombro y a su lado iba Rainbow imitando su tarareo, más atrás a un paso moderado se encuentra el sujeto que salvaron, Simon, con dos compañeros que quién sabe de dónde salieron: Michael y Harry.
Es un hecho, tampoco piensan hacer algo estúpido, ya que el tipo del bate se los dejó claro cuando les apuntó con él, lleno de sangre de caminantes, al momento de decirles: "No piensen hacer algo estúpido maricas, porque mi querida Lucille les partirá ese cráneo que tienen".
Negan sabe que el mundo ya no es como antes, por esa misma razón los protege a ambos con fiereza, sin importar las consecuencias. Pero, sabe muy bien, qué no debe ser tan violento con otros humanos cuando Rainbow está cerca por aquellos episodios de pánico que puede padecer. Aun así, para fortuna de ambos, ella no los ha tenido.
—Ey, Negan. —llamó, jalando la manga de la playera gris de su acompañante.
Éste bajo la mirada y ella automáticamente le brindó una sonrisa reluciente.
—Los Salvadores. —comunicó sin que su felicidad se desvaneciera.
—¿Qué carajos estás diciendo? —cuestionó desconcertado, por lo que ella señaló a los tres sujetos que van a sus espaldas.
—Los hemos rescatados y dado una oportunidad para vivir, por esa razón el nombre de nuestra comunidad será Los Salvadores. ¿Qué te parece? —preguntó emocionada antes de seguir su camino por la carretera.
Y Negan, muy en el fondo, pensó que quizás no estaba tan mal aquel apodo ridículo que ella les ha puesto. Bueno, debe ser sincero, ya está completamente acostumbrado a sus ocurrencias y eso le agrada y, a su vez, le disgusta. Él no quiere que una niña sea lo que le impulse a decidir lo que está bien o mal, pero por el momento piensa dejarlo pasar.
(...)
—Despejen el lugar. —ordenó con firmeza. —Y tú ven conmigo.
Rainbow iba detrás de aquellos tipos, pero el agarre en el cuello de su chamarra la hizo volver sobre sus pasos. Así que, miró con el ceño fruncido a Negan que por lo visto se encogió ante su molestia.
—No confío en ellos. —susurró, por lo bajo, cerca del rostro de la menor. —Por el momento pégate a mí como una maldita sanguijuela. —le pico varias veces el pecho con el dedo índice, por lo que ella terminó rodando los ojos.
—Se defenderme Negan. —replicó en un tono tenue, reprochándole a él por su evidente desconfianza.
—Lo sé, pero no confío en ellos. —respondió, apretando con fuerza las mejillas de la chica que largo un gemido de dolor.
—Bestia. —gruñó a regañadientes, ingresando al mercado siguiendo a Negan que ríe por lo bajo.
La chica desenfundó el machete extendiendo el brazo y sacando su revólver lo posó encima de su otra muñeca. Caminó decidida por los pasillos del inmenso lugar, observando las estanterías metálicas con mucho detenimiento para asegurar las provisiones que muy pronto serían buscadas por ella.
No obstante, algo pudo con su genio, se detuvo enfrente de una vitrina de dulces.
—G-Gominolas... —murmuró asombrada, por lo que golpeó la cerradura de metal muchas veces, pero nada funcionó. —Joder. —gruñó apuntando con su revólver el candado.
"Hoy tendré con qué divertirme."
Aun así, su cometido terminó en la nada, ser agarrada por la espalda y muy pronto ser asfixiado la dejó inmóvil, llevó sus manos hacia las del contrario para defenderse. Pero alguien más apareció en escena enfrente de ella, salió de la nada, por lo que tragó con dificultad y antes de poder hacer algo gritó con todas sus fuerzas.
—¡Negan! —su garganta se fue en aquel estallido, incluso puede asegurar que le quedó doliendo.
De todos modos, la supervivencia es vital y antes de actuar golpeó la entrepierna del contrario, pero el golpe que recibió en la mejilla la dejó atontada.
—Quédate quieta perra. —dijo él que está forcejeando con ella a su espalda.
A cambio, golpeó varias veces con los codos el estómago de éste para liberarse, lo cual ocurrió y antes de reaccionar ya había jalado el gatillo: una, dos, tres veces.
