Capítulo 19 | Jugarretas

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The Walking Dead:
"Jugarretas"

The Walking Dead:"Jugarretas"

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Rainbow.

Me encamino cuidadosamente hacia la persona que está dándome la espalda, no me atrevo a ser impaciente al acercarme, ni mucho menos ruidosa al respirar porque sé perfectamente que quien está delante de mi es un oponente difícil de manejar.

"Voy a borrar esa mueca de concentración."

Pero inesperadamente voltea en el accionar de sus quehacer topándose conmigo, por lo que me enderezé con rápidez y una sonrisa de completo nerviosismo aborda mis facciones sucias.

—Oh, Rain. No me digas que estás aburrida.

La voz de Carol se oyó por toda la instancia. A cambio reí divertida al recargarme en la isla de su cocina con aroma a galletas de chispas de chocolates.

—He tenido un percance —señalo la reciente mordida causada por Jesús—. ¿Tienes tiempo libre? Rick no me hizo caso y decidió ir tras esa mujer bonita, pero casada.

Es genuina su carcajada.

—¿Qué pretendías? Rick no suele rechazarte a menos que andes con ideas... ¿cómo decirlo sin que se escuche ofensivo, cariño?

—¿Ideas inoportunas? —elevo el dedo índice, a lo que ella asiente divertida y se dirige hacia el horno, por lo que me deslizo rápidamente hacia ella—. No fui razonable, ¿si? —confesé con nerviosismo—. Pero trato de integrarme con estos chicos de mamá. ¡Oh, Carol! Un hombre intentó hacerse el listo conmigo y lo humillé, luego seguí mi camino y perdí un camión con provisiones. Pero volviendo a lo anterior, no tiene nada de malo desviarme de ese grupo de ingratos, y el imbecil fue corriendo con Deanne, ¿sabes qué hizo? ¡Me acusó con Rick!

—Es una bruja.

—Gracias por entenderme, demonios.

—Pero tú eres alguien alborotadora. Te encanta meterte en donde no debes, Rainbow.

"Touche."

Digamos que de alguna manera me esperaba este sermón, pero no debo alarmarme o quizás un poco sí porque todos en Alenxandria me vieron caminando toda mugrienta en la madrugada por la metida de pata de ayer. ¡Demonios!

—Así que, ¿me vas a ayudar? —pregunto con mirada de cachorro, a lo que ella suspiró.

—Bien, Rain. Siéntate, voy a buscar un botiquín —libera, por lo que levanté mis pulgares—. Pero que sea la última vez porque la próxima en vendarte será Maggie y ella realmente va a semonearte.

—Sí, señora —parloteo, moviendo los pies gracias a que me senté en los taburetes—. ¿Carol? ¿Estás bien? —pregunto curiosa, viéndola ensimismada.

—Oh —chilla con sorpresa—. No es nada —responde divertida, empezando a limpiar mi herida.

—Pues, parece que sí es algo —tarareo.

—No te preocupes por mí, mejor ve a ver a tu amigo que está tocando con insistencia la puerta.

Abro los ojos sorprendida, porque no me había percatado de la presencia de Harry en la entrada de la casa.

(...)

—¿Qué sucedió ahora? —murmura, por lo bajo, extendiendo una manzana en mi dirección.

—Nada nuevo —respondí, sentandome a su lado con el objetivo de observar las calles de Alexandria.

Se hizo de noche en un abrir y cerrar de ojos.

Luego de que Carol trate mi herida me dirigí a la casa de Harry, la cual compartimos. ¿Qué puedo decirles? Nosotros somos inseparables.

—¿A qué llamas "nada nuevo" Rain? —pregunta, esbozando una sonrisa, por lo que rio.

Subo los hombros, empezando a pisotear el escalón de madera de las escaleras de la entrada.

—No lo sé —susurro divertida, mordisqueando la manzana—. ¿Gustas? —pregunto curiosa, extendiendola en su dirección.

Él acepta, mordiendo la misma parte de la fruta, por lo que una vez hecho me recuesto a su cuerpo y observo el cielo estrellado mientras disgusto la manzana que me dio.

—Será problemático sí me cruzo a ese hombre de nuevo —murmuro, recordando a Jesús—. ¿Qué posibilidad hay de toparme en una apocalisis a la misma persona por segunda vez? —susurro, a lo que él cruza su brazo por encima de mis hombros.

—Solo una loca como tú se cruzaría a la misma persona dos veces —contesta, haciéndome sonreír.

—Tienes razón, Harry.

Lo miro por unos segundos de soslayo antes de cerrar los ojos y disfrutar de la tranquilidad que tanto hemos deseado. Quiero decir, puedo burlarme de la gente de Alexandria, diciendo que ellos son unos niños mimados que no saben lo qué hay más allá de los muros, pero por dentro los envidio.

Yo detesto esa paz que mantienen en sus rostros.

—¿Harry? —llamé, sintiéndome erizada.

—...

—Gracias por haberme acompañado durante mucho tiempo —confieso.

—Nosotros dos contra el mundo —anima, moviéndome con cuidado—. Esa es tu esencia.

—Tiene razón —asumo asintiendo contenta antes de verlo a los ojos—. A veces me pregunto que sería de Los Salvadores, sino nos hubiesen atacado.

Él se muestra dudoso.

—Quién sabe.

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⏰ Última actualización: Nov 30, 2023 ⏰

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