-¿Quién se alegra por estar en un mundo apocalíptico?
Esas fueron las palabras de una joven adolescente que se topó con un hombre imponente al momento de salvarle la vida. Fue caótico para ambos el proceso de comprender que, ahora mismo, el mundo es...
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—¡Mira, Harry! —chillé a fuerza de pulmón volteándome en el lugar para enseñarle mis tomates—. ¡Crecieron!
Él me lanzó una mirada desganada estando a unos metros de mi posición, se encoge en el lugar antes de bufar y recostarse de bajo del árbol.
—Felicidades —suspiró.
—... —hago un mohín—. A veces tengo la necesidad de golpearte —murmuré a regañadientes.
—Ambos sabemos que eso nunca va a suceder, supéralo.
Mis ojos en blanco lo dijeron todo, de todos modos, solo volteo en el lugar para observar la pequeña huerta de la comunidad. No es excesivamente enorme, es más, es pequeña y recién está liberando sus primeros frutos, pero supongo que para ser nuestro primer proyecto está marchando bien.
Estoy orgullosa de nuestro trabajo.
"Pero me preocupa la sequía."
Fruncí el ceño, levantando la vista del suelo para observar el cielo despejado para contemplar como el sol de la mañana arrasa con todo a su paso, incluso debemos regar a menudo las plantas porque la tierra absorbe desespera el agua que le damos.
—¿Crees que superemos esta sequía? —cuestioné observando mis botas color café que Michael me regaló—. ¿Crees que podamos superar cualquier obstáculo? ¿Harry...? —susurré viéndolo de reojo.
Sus facciones suelen ser imperturbables, pero a juzgar por su entrecejo arrugado puedo deducir que mis preguntas lo han tomado por sorpresa.
"Tengo miedo."
—¿Por qué estás asustada? ¿Ocurrió algo? —cuestionó con seriedad, a lo que me encogí.
—No, no ocurrió nada —respondí.
—¿Entonces?
—A veces tengo la sensación de que todo esto es una ilusión y... —me detuve gracias a mi voz titubeante— las ilusiones tarde o temprano se desvanecen —confesé.
Él no responde, mas solo asiente seguido de ponerse de pie y caminar hacia a mi para apoyar su mano en mi hombro.
—Yo también tengo miedo, Rainbow —declaró, dejándome sin aliento—. Ahora mismo nos encontramos en una cuerda floja, la cual lleva el nombre de supervivencia. Yo también le tengo miedo a las ilusiones. El consejo que voy a darte es que no deberías cargar con ese peso tu sola.
