Epílogo

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La realidad golpeaba a mi puerta, una mezcla de nueva información y mucha confusión fue lo que viví por los próximos días, analizando que porcentaje de lo que creía era real y que otro gran porcentaje jamás existió.

Asumir que todo lo que creías cierto es tan solo un juego de tu imaginación es realmente duro, mucho más cuando despiertas amando a una persona que jamás ha sentido algo por ti, mientras que tu "fallecida" pareja se encarga de visitarte día tras día y recordarte que su amor por ti continúa intacto.

En algunas ocasiones comenzaba a mezclar la realidad con los acontecimientos que sucedieron en mi mente, lo que generaba que en cada momento nuevas preguntas salieran de mi boca, para que alguna de las personas que me visitara en ese momento lograra responder.

Varios médicos se encargaban de visitarme cada tarde, ellos eran los principales receptores de muchas de mis preguntas, desde lo que depararía mi futuro, hasta que fue lo que sucedió mientras me encontraba en ese estado.

Ellos mencionaban que Irene tan solo se paseaba por el hospital una vez a la semana para preguntar si existía algún avance, pero que jamás se mantenía más de 15 minutos dentro de la habitación.

Algo totalmente opuesto a las acciones de Lisa, la cual a pesar de no conocerme en lo absoluto, se encargaba de pasar largas horas aquí, simplemente hablándome, aunque jamás recibiera una respuesta.

Luego de darle muchas vueltas al causante de que mi imaginación creara todo un mundo aparte con ella, llegué a la conclusión de que eso se debía al largo tiempo que la chica pasaba a mi lado.

Por otro lado algunos pequeños detalles comenzaban a cobrar sentido, combinando parte de la realidad con parte de mi imaginación.

Uno de estos ejemplos era la relación entre Jisoo y Rosé, ya que posiblemente la pelinegra me hablara de la rubia cuando pasaba varias tardes en el hospital.

Jisoo fue otra de las personas que jamás se alejó de mi lado, muchas veces compartiendo las visitas con Lisa, lo que llevó a que ambas comenzaran a acercarse y que mi amiga terminara cayendo por la hermana de la chica.

A pesar de que Irene protestaba cada vez que la rubia se aparecía en mi habitación debía entender que era mi decisión y que por más que ella rechazara a la chica yo no lo haría. 

Algo había cambiado, de eso estaba segura, muchas veces me sentía mal por ella, debido a que no era su culpa, no podría cambiar lo que sentía.

-Vendré en la noche, mi jefe me ha dejado el turno libre, ya he hablado con tus padres para que no se preocupen- ella se acercó nuevamente intentando besar mis labios, obteniendo la misma respuesta de los últimos días, un casto beso sin ánimos. No eran sus labios los que moría por besar.

-Hola.. - nuevamente volvían a encontrarse, me preguntaba si Lisa tenía una especie de radar para identificar en que momento se encontraba la pelinegra, ya que no era la primera vez que estas se cruzaban.

La puerta se encontraba entreabierta, por lo tanto su rostro apareció detrás de esta, dudando en si debía ingresar.

-Pasa..- contesté animando a la chica a que entrara.

-Deberías golpear antes de ingresar, ¿acaso nunca te lo enseñaron?

-Lo siento, la puerta se encontraba abierta, creí que ella estaba sola.

-Eso no es una excusa, no puedes simplemente ingresar como si nada- estaba cansada de sus enfrentamientos, sentía que en cualquier momento explotaría y terminaría de una forma desagradable.

-¿Pueden dejar de discutir al menos un día?

-¿Ahora la defiendes?- la pelinegra me miraba incrédula por mis palabras, hasta el momento había decidido no intervenir en sus encuentros.

Play of Fate- JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora