Desde que su padre murió todo era un caos. Su madre, Mitsuki Bakugou, no había podido llorar la pérdida de su esposo ya que los ejecutivos de la junta directiva exigían que se asignara un sucesor al puesto que dejó su progenitor. Ese cargo debía tomarlo ella mientras se llegaba la fecha de la lectura del testamento. En cambio él, debió atender a los asistentes del funeral prácticamente sólo; aunque Inko Midoriya y su hijo, Izuku lo habían acompañado en todo momento, sin embargo deseaba estar lejos de ese Omega que lo miraba con lástima, ese Omega que desde niños había perturbado su cabeza y corazón.
Cuando entregaron las cenizas de su padre, su madre al fin se quebró y su amiga Inko la consoló toda el tiempo que necesitó. Aún no entendía como fue que la regordeta peliverde, había logrado ahuyentar a todos los idiotas que acosaban a su madre para darle un espacio de duelo. Por otro lado, Izuku se mantuvo lo más cerca que él, Katsuki Bakugou, permitió. No era que estuviera molesto o lo odiara, al contrario; simplemente sabía ese omega pecoso era demasiado bueno para él, por eso desde que tuvo consciencia de su interés, se encargó de alejarlo.
-Kacchan... Creo que debes ir a descansar, mi mamá y yo cuidaremos...
-¡Qué! ¿Acaso piensas que no puedo cuidar a mi madre? -reclamó defensivo.
-Claro que no, pero debes hacerlo, mañana será un día complicado para ustedes... -trataba de decir sereno, las feromonas de enojo del contrario lo afectaban demasiado- por favor ve a...
-Déjame en paz... No eres mi madre, ni mi novio, ni mi Omega, ni mi amigo para que me digas qué debo hacer...
-Lo sé, pero...-dijo conteniendo el tono dolido de su voz- pero no es necesario que aparentes ser fuerte todo el tiempo, cuando tus lágrimas demuestran que estás sufriendo.Bakugou se sorprendió, llevó sus manos a su rostro y fue ahí cuando se percató de los ríos salinos de sus mejillas. Vio como el Omega se alejaba de él, supo que estaba llorando, no era raro que lo lastimara con sus comentarios; siempre era lo mismo, desde que se reencontraron, luego de tantos años separados. Desde niños tuvieron una conexión especial pero mientras Izuku era dócil, amable y cariñoso, Bakugou era arisco, pendenciero y temperamental.
Dejó que Izuku se fuera, no quería desquitar su dolor de nuevo con él y aunque no quisiera admitirlo, el chico tenía razón. Una parte de él, su alfa, quería disculparse con Izuku; después de todo, desde que su padre enfermó, tanto él como su madre los habían apoyado a ambos, en especial a Mitsuki, y sabía que no podría estar tranquilo si al menos no se aseguraba que el peliverde estuviera descansando en su alcoba.
-Kacchan... -sollozó- ¿Se te ofrece algo? ¿Pasó algo? -preguntó Izuku cuando abrió la puerta de su cuarto.
-Nerd... yo...No podía hablar más las lágrimas y el llanto se lo impedían. El cúmulo de emociones contrariadas que sentía no lo dejaba hablar. Al ver esto, Izuku sin pensarlo arrastró al chico hasta la cama. Lo ayudo a quitarse los zapatos, saco, el incómodo cinturón y chaleco de ese traje, acostó al rubio junto a él, lo abrazó y dejó que llorara hasta que no pudo más y el cansancio los venciera a ambos.
Después de todo, ninguno de los dos se imaginaba que sus vidas dependerían de un "acepto" pero quién debía decirlo se negaría tajantemente.
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Sé que no tengo cara para publicar algo nuevo cuando tengo otro fic activo pero no pude evitarlo.
Espero les guste. 💜💥💚
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Atados... (1ra edición)
FanfictionAhí estaban uno frente al otro, cada uno observaba esos orbes esmeraldas y rubíes del contrario. Esos que conocían bastante bien desde su infancia. Bakugou Katsuki debía casarse para heredar la compañía de su padre recién fallecido. Midoriya Izuku d...