Capítulo 1 • Parte I

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Comenzó un lunes, a principios de mayo…



3 de mayo, 2021.

Seokjin:
<Taehyung, tenemos una emergencia del tipo C, Tienes que llegar rápido, ¡Es urgente!>

Taehyung corría lo más rápido que podía, después de que Seokjin le envió un mensaje pidiendo que llegara a tiempo al entrenamiento, indicando que era urgente. No tuvo tiempo de terminar su ducha con calma, por lo que su ropa mostraba arrugas, su mochila estaba a punto de volcarse y su cabello castaño seguía húmedo, haciendo que la bandana en su cabeza le resultara incómoda.

“¡Juro que mataré a los cerebros de caucho si no llegas de inmediato!”

La llamada de Jimin, después del mensaje de Seokjin, lo pilló desprevenido. Reconoció de inmediato que su amigo estaba histérico: el grito a través de la línea telefónica y su voz casi ininteligible lo pusieron de nervios. Sin embargo, hubo algo que resaltó entre todo el palabrerío: tres simples palabras que le aseguraban a Taehyung que la Tercera Guerra Mundial podría desatarse en cualquier momento.

‘Cerebros de caucho’

Dios agarre confesadas a esas pobres almas inocentes que se atrevieron a molestar a Park Jimin.

—¿Qué habrán hecho esta vez? —Se preguntó Taehyung, murmurando para sí mismo, lleno de curiosidad, tratando de que una idea llegara a su mente. —La semana pasada entraron a nuestra pista y nos atacaron con globos de agua y pintura, ¿qué puede ser peor?

Casi cayó cuando giró en un pasillo y se encontró cara a cara con Jimin, quien lo miró con una expresión asesina. Aunque trató de esquivarlo, pasando por su lado e ignorándolo, Jimin lo siguió de cerca.

—¡Taehyung! —Jimin chilló mientras lo seguía, con una expresión de enojo y un puchero. —¡Los cerebros de caucho lo hicieron otra vez!

“Cerebros de caucho”, “mastodontes” o “cavernícolas” eran algunos de los apodos que le tenían a los jugadores de hockey, especialmente a Min Yoongi, Kim Namjoon y Jeon Jungkook. Esos chicos se encargaban de hacerle la vida imposible a cualquier individuo que perteneciera al grupo de patinaje artístico del colegio.

Todo se debía a una gran rivalidad que existía entre jugadores de hockey y patinadores artísticos, una rivalidad que parecía haber surgido de la noche a la mañana y que ocultaba miles de secretos que nadie se atrevía a revelar.

El problema era que les gustaba provocarse con bromas inmaduras.

Los jugadores de hockey siempre trataban de competir contra los patinadores artísticos, queriendo demostrar las razones por las que consideraban que el hockey sobre hielo era un mejor deporte que el patinaje artístico. Pero los patinadores artísticos no se quedaban atrás, ¡oh, no! También daban batalla, aunque nunca habían competido de manera formal, nunca se habían declarado la guerra abiertamente.

Y es que Lé College Rosé era conocido por ser un prestigioso instituto donde ambos deportes destacaban con fuerza. Con suma disciplina entre sus deportistas, habían logrado destacar por encima de otros colegios, llevándose victorias durante más de cinco años consecutivos.

Sin embargo, los estudiantes de Lé College Rosé sabían de su no tan sana convivencia.

Sus pistas de entrenamiento se encontraban una al lado de la otra, lo que hacía inevitables los conflictos. Siempre encontraban la forma creativa de fastidiarse y sacarse de quicio, y para empeorar, sus horarios de entrenamiento coincidían.

Los jugadores de hockey eran rudos y agresivos, mientras que los patinadores artísticos eran astutos y calculadores.

Los jugadores de hockey se burlaban: “¿Qué tan difícil puede ser dar unas simples vueltas y saltos? Aparte de débiles, están en la línea de la ridiculez”.

Tus huellas sobre el hielo ✓ [ Parte I y II ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora