Capítulo 18

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Taehyung se dirigió a los vestidores con furia, arrancándose la medalla de su cuello. El tercer lugar en la competencia era un fracaso rotundo para Le College Rosé, y sabía que la entrenadora Jessica sería implacable con ellos. Pero lo que más temía era su reacción hacia Jimin, quien había faltado a la competencia.

—¿Eso es todo lo que tienes? —Se recriminó Taehyung a sí mismo. —¡Eres un perdedor, Taehyung! ¡Te robaron el primer lugar!

Podría haber seguido quejándose de los resultados, pero al doblar una esquina, se encontró con alguien a quien creía haber dejado atrás hacía tiempo.

Le hubiera gustado estar equivocado, pero allí estaba, frente a él: Park Bogum.

Se detuvo al final del largo pasillo y se escondió en uno de los pequeños cuartos de limpieza que había cerca, sin llave y sin testigos.

Una vez dentro, Taehyung echó el seguro y encendió la bombilla, que iluminó el pequeño espacio con una luz tenue. El aire estaba cargado con el olor a detergentes y humedad, un hedor que le resultaba desagradable. Las escobas, los detergentes, las cubetas y los trapos de limpieza se apiñaban en el reducido ámbito, creando un ambiente de orden y utilidad. El zumbido de la bombilla era un susurro constante que acompañaba su respiración.

Cuando escuchó voces frente a la puerta, Taehyung colocó ambas manos sobre esta, preparándose para que en cualquier momento alguien entrara junto a él. Los pasos se detuvieron y una pequeña charla se entabló detrás de la puerta. Taehyung se acercó y pegó su oído a la puerta de madera, sintiendo el tacto áspero del material en su oreja. Logró escuchar algunas palabras sueltas: “¿Estás seguro de que...?”, “No te preocupes, yo me encargo...”. Su corazón comenzó a latir con fuerza mientras trataba de escuchar más.

—¿Están contentos? Casi me rompen la nariz por sus estupideces —Félix espetó, furioso.

—De haber tenido a Hyunjin con nosotros no habrían tenido oportunidad. —Afirmó Hoseok, con una confianza inquebrantable.

—Ya quiero largarme de aquí. —Félix se quejó, con un tono de fastidio.

—No podemos irnos. —Bogum lo detuvo con autoridad. —No sin haber visto a Taehyung primero.

Taehyung se alejó de la puerta, negando con la cabeza varias veces y mascullando una maldición. De todos los lugares en los que podría encontrarse con Bogum, ¿por qué tenía que ser en esa competencia? Era como si el destino se complaciera en torturarlo.

Si Dios tenía favoritos, Taehyung estaba convencido de que él nunca había estado en esa lista.

Para Taehyung, la presencia de Bogum en ese lugar, buscándolo, era un enigma que desafiaba toda lógica. Su amistad había sido reducida a cenizas en el mismo instante en que Bogum le volvió la espalda, abandonándolo a su suerte. El hecho de que ahora estuvieran en el mismo espacio era una ironía cruel.

Taehyung estaba convencido de que ese hipócrita había estado esperando pacientemente durante años el momento perfecto para atacar, pero nunca se había atrevido a revelar sus verdaderas intenciones. En cambio, Bogum había pasado años adulándolo, ganándose su confianza con falsas palabras de alabanza, solo para esperar el momento exacto para golpearlo cuando estuviera más vulnerable y regodearse en su desdicha.

Se quedó petrificado ante la traición que presenciaron sus ojos ese día: Bogum, su mejor amigo, le dio la espalda cuando más lo necesitaba. Pero de esa experiencia amarga, Taehyung extrajo una lección invaluable: nunca permitiría que alguien se subiera a sus hombros y tratara de dominarlo. A partir de ese momento, juró no volver a mostrar su vulnerabilidad, no volver a darle a nadie el poder de herirlo de nuevo.

Tus huellas sobre el hielo ✓ [ Parte I y II ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora