Capítulo 13

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13 de mayo, 2021.


Internado Baldweeth.

—Golden Kings logró pasar a la semifinal.

Bogum le dirigió una mirada fría a su mejor amigo, Jung Hoseok, quien desvió su vista hacia otro lado, arrepintiéndose de ser el portador de las malas noticias.

Bogum soltó los palillos y empujó su plato de comida hacia un lado, frustrado: —Gracias, Hoseok. Acabas de quitarme el apetito. La única hora buena del día y lo echas a perder.

—Tampoco es como que sea una sorpresa —dijo Hyunjin, intentando aligerar el ambiente con una sonrisa. —Golden Kings fueron campeones hace un año, y el año anterior, y el anterior a ese. —Hoseok, notando que Bogum estaba cada vez más enojado, le dio un golpe con el codo en señal de advertencia. —Así que no se espera menos de ellos.

Ahora, la mirada de Bogum se clavó en Hyunjin y Hoseok, sus ojos oscilando entre los dos, con una mezcla de enojo e intimidación.

Bogum estampó su plato en el suelo, provocando un ruido ensordecedor que los dejó a ambos atónitos y sin atreverse a levantar la vista. Luego, se puso de pie, se arregló el cabello hacia atrás, se ajustó el saco y fingió limpiar una mancha inexistente, intentando recomponerse.

Con un simple gesto de su mano, Bogum los hizo erguirse en sus asientos como soldados al mando. Hyunjin y Hoseok cerraron sus bocas y fijaron sus miradas al frente, inmóviles. Mientras tanto, dos cocineras se acercaron al lugar, creyendo que el desastre había sido un accidente.

—No me gusta que hablen sin pensar. —Dijo Bogum, con voz llena de veneno. —¿Son estúpidos o simplemente no les importa?

Park Bogum, capitán del equipo de hockey e ídolo del Internado Baldweeth. Con apenas 18 años y a punto de graduarse, muchos de sus profesores auguraban un futuro brillante para Bogum. ¿Por qué? Porque era conocido por ser un joven determinado que se fijaba metas y no descansaba hasta alcanzarlas.

Este año, Bogum se había propuesto ganar la Liga Interescolar de Hockey y, hasta el momento, todo marchaba según lo planeado, incluso diría que de manera excepcional. Sin embargo, algunos detalles comenzaban a poner a prueba su paciencia, lo cual era un problema, ya que Bogum nunca había sido conocido por su tolerancia.

Como cualquier joven apasionado por el hockey, Bogum tenía un sueño claro: ser admitido en la prestigiosa Universidad Ransdell de Seúl, graduarse con honores y ser reclutado por un equipo profesional de hockey.

Su última ambición era llegar a la cima: convertirse en un jugador reconocido en la Liga Nacional de Hockey.

Sin embargo, solo los equipos que llegaban a la final del torneo de hockey estudiantil obtenían un pase directo a la Universidad Ransdell. Pero Bogum no se conformaba con solo llegar a la final; su objetivo era más ambicioso: quería ganar el campeonato.

“Llegar a la final y perder es conformarse con las sobras del otro equipo”, se decía Bogum a sí mismo una y otra vez, y también se lo recordaba a su equipo con frecuencia.

Convertirse en el nuevo capitán de Rangers no fue fácil para Bogum. Durante años, su talento fue pasado por alto, hasta que finalmente, en su último semestre, su esfuerzo y dedicación fueron reconocidos, dejando a todos asombrados. Bogum había sacrificado mucho para llegar a donde estaba, y no se arrepentía de nada. Estaba decidido a no volver a ser marginado, a no ser simplemente un capitán alternativo. Él era un líder, no la sombra de nadie.

El Internado Baldweeth le debía un gran agradecimiento a Bogum, ya que gracias a su iniciativa y liderazgo, se creó un nuevo equipo de hockey. Bogum seleccionó personalmente a los jugadores, con cuidado y minuciosidad, buscando solo a los mejores. No se conformaba con aficionados, necesitaba jugadores con pasión y dedicación.

Tus huellas sobre el hielo ✓ [ Parte I y II ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora