Capítulo 3

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El día anterior, Taehyung había sugerido que debían irrumpir en la pista de hockey, una propuesta arriesgada pero tentadora que Jimin no pudo resistir, a pesar de las advertencias de Jennie, quien les había dicho que no era una buena idea.

Para Jimin, cualquier cosa que significara desafiar a los arrogantes jugadores de hockey y poner a los “cerebros de caucho” en su lugar era una excelente idea. Y si eso significaba unirse a los enemigos de los jugadores de hockey, entonces esos enemigos se convertirían en sus aliados.

Taehyung era su mejor amigo, cómplice y mejor aliado.

Jimin sabía dónde encontrar a Taehyung, quien había estado evadiendo a Jungkook desde el inicio del horario escolar y se había refugiado en un lugar familiar: Detrás de las gradas del patio escolar.

Así que Jimin respiró profundo cuando llegó a las canchas del colegio, acostumbrado a las miradas que le dirigían día con día, pero que aún le causaban un dolor sordo en el pecho. Caminó entre los pequeños grupos de personas buscando un rostro en específico, tratando de ignorar los silbidos y las risas que lo seguían como una sombra. Los alumnos llegaban a ser tan repugnantes, no se conformaban con hablar mal de él a su espalda, había quienes lo toqueteaban con descaro, diciendo que era un regalo que Eunwoo dejó para todos, como si él fuera un objeto sin sentimientos ni dignidad.

Jimin sintió el pánico cuando un chico intentó hacerse el gracioso palmeando su trasero, el contacto inesperado lo hizo saltar y soltar un chillido de sorpresa y humillación. Corrió deprisa en busca de Taehyung, sus ojos bien abiertos por el miedo, temiendo voltear y saber que los demás se estarían burlando de él, riéndose de su debilidad.

Encontró a Taehyung solitario, aburrido y con una expresión cansada que parecía haberse convertido en una máscara permanente, tomando su almuerzo detrás de las gradas con una lentitud que reflejaba su falta de interés. Sus ojos, normalmente brillantes, ahora parecían opacos y sin vida, como si el aburrimiento y la soledad los hubieran apagado. Jimin hizo una mueca de desagrado, ese no era el mejor lugar para pasar los treinta minutos de descanso.

Taehyung era tan raro en ocasiones, pero eso era parte de lo que Jimin apreciaba de él, aunque los demás huyeran de Taehyung como si de un portador de la peste negra se tratara.

—¿Cuándo le pondrás un alto a ese? —Taehyung estaba sentado en el suelo, su voz baja y tensa, reflejando su indignación y preocupación. —¿Permitirás que te siga haciendo ese tipo de groserías? —Miró hacia el chico que tuvo la grosería con Jimin, sus ojos brillando con una mezcla de ira y protección.

Había tres chicos en especial que se burlaban de Jimin, un grupito de élite que no formaba parte del equipo de hockey, pero se creían superiores a los demás. Juyeon, Younghoon y JaeHyun eran sus nombres, y se complacían en humillar a Jimin en cada oportunidad.

Ellos carecían de empatía y respeto. Sobrepasaban todos los límites y se deleitaban con el poder que les confería su estatus, sin preocuparse por las consecuencias de sus acciones.

—No sé de qué hablas. —Jimin titubeó, su voz temblando ligeramente, y trató de ocultar el miedo que se reflejaba en sus ojos.

—Vale, fingiré que no he visto como Juyeon se ha propasado contigo. —Taehyung negó con la cabeza, apretando la mandíbula en una muestra de frustración y preocupación, sus ojos brillando con una intensidad que hacía que Jimin se sintiera incómodo.

Jimin mordió su labio inferior, un gesto nervioso que delataba su ansiedad, mientras jugaba con sus dedos con una mezcla de inquietud y desasosiego. No quería que Taehyung creyera que le gustaban ese tipo de tratos, que le pareciera débil o que le diera asco y vergüenza juntarse con él, y la posibilidad de ser rechazado o juzgado lo llenaba de un miedo sordo y persistente.

Tus huellas sobre el hielo ✓ [ Parte I y II ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora