9. Modelo nuevo.

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Algunos recuerdos sugerían que un pasado reciente seguía latiendo con fuerza bajo la piel. Sin embargo, existen ciertos caminos que ya no se pueden volver a tomar. Cuando los trazos se hacen mal con el grafito, la goma puede borrarlo todo, pero también puede erosionar la fibra, a simple vista no se ve, pero el daño allí está, y aquellas zonas se oscurecen más calando profundo, entonces se vuelve a borrar, hasta que, finalmente, el papel se hace tan delgado que se desecha y se toma otro. A veces, es así con las personas, se cambian una por otras con bases de egoísmo y para auto complacerse; porque algo en la planificación de la rutina y las relaciones salió mal. Allí tenía a su nuevo lienzo desnudo, sentado ahora en una banqueta que había cambiado por una más cómoda y menos alta. Yeosang se deshizo del viejo color de las batas y de algunos pinceles. Cambió todo a su alrededor, hasta el color de las paredes, pero no fue capaz de cambiar sus recuerdos.

—¿Cómo estoy?—preguntó su modelo.

—Hermoso, como siempre—le dijo sonriendo, se le acercó y le besó en los labios—¿Quieres ir a cenar esta noche?

—Cena en casa...

—Cena en casa, era lo que estaba pensando—comentó y se limpió las manos con un rejilla mojada—. Si quieres puedes verte en el espejo, te encantará.

—La última vez que dijiste eso no solo me encantó, sino que tuvimos sexo en el piso—se puso de pie y caminó para ver su reflejo, eran los reflejos del sol en la superficie del mar vista desde las profundidades, era simplemente maravilloso, se veía pacífico y muy cautivador.

—La última vez fue porque me provocaste—se le acercó, sus dedos tocaron el cabello.

—Me gusta hacerlo—giró con cuidado y Yeosang sonrió.

—Eres un hombre peligroso, San— se fue en busca de la cámara de fotos.

—No decías lo mismo el primer día que me pintaste o el que me llevaste a tu cama... —se volvió juguetón, yendo entre risas frente a la pantalla verde, quedando en pose. 

—Cuando hice eso no te conocía—se encogió de hombros con una sonrisa.

—¿Y ahora si?

—Cada recoveco—le guiñó un ojo y acercó la lente de la cámara a su rostro —. Gira un poco más hacia la derecha y contrae el abdomen.

—¿Es acaso una indirecta? —frunció el ceño.

—Es que eso le da un movimiento extra a la pieza, ¿quién es el artista aquí?— alejó el lente de su rostro.

—Tú...—  murmuró e hizo caso.

Choi San y Yeosang llevaban algunos meses compartiendo casi todo el tiempo juntos y él había sido el reemplazo de Seonghwa. Cuando el pintor decidió que lo mejor era terminar con esas extrañas interacciones. Pero San no era solo el modelo nuevo, era con quién compartía sus noches en la cama y la mesa en el desayuno, de algún modo u otro, siempre había estado allí para él, para contenerlo cuando estaba loco por un cuerpo que no podía tener, cuando estaba enojado o afligido, San había estado allí para Yeosang desde el momento cero y le gustaba.

Fueron cinco largos meses de risas y estupideces juntos, Choi no suponía para Yeosang un bloqueo artístico y de hecho, fluía con él mucho mejor y sin distracciones, ya que cuando se encerraban en el taller se convertían en modelo y pintor, sin segundas intenciones cosa que funcionaba mucho mejor que intentar algo con quién no debía y a tan solo un mes de exponer su obra en la galería de arte, ya tenía todo más que resuelto.

Seonghwa se había quedado en un segundo plano, debajo de miles de litros de pintura artística y solo le veía cuando se pasaba por su galería a ver que todo estuviese en orden o al menos veía su cuerpo, porque las fotos de aquellas sesiones no se habían borrado, era idiota hacerlo cuando gran parte de su trabajo había comenzado con Park y ahora la escena se mostraba con una perfecta y estilizada medusa en una izquierda, cubriendo la espalda de Seonghwa y a su derecha como un contraste entre lo delicado y feroz, un tiburón tigre sobre la espalda de San, ambos igual de peligrosos y dañinos, solo que uno lo mostraba a todos y el otro lo ocultaba. A veces paseaba por su galería en soledad para mirar las fotos ya puestas, extrañando un poco la interacción con ese jovencito, acomodaba los retratos como si estuviera levemente inclinados hacia un lado, solo para acercarse y apreciar a ese lienzo que le había dejado una marca tan profunda que no era capaz de borrar.

La Pincelada Perfecta [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora