26. Color propio.

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Se encontraba observando las acciones ajenas en una calma especial que dotaba a sus oídos de un alcance esporádico a las palabras. Sus ojos, un poco cansados, sonreían acompañado los movimientos de la mano de Seonghwa al comer con los palillos. Lo notaba peculiarmente diferente, no estaba seguro de si era su nuevo estilo de vestir con colores extravagantes contrastados por el cuero de las prendas, o el peinado con la frente descubierta, o como último, el color de la mirada. Él tenía algo diferente en un buen sentido, Yeosang podía notarlo.

Mientras se perdía en un relato muy casual que nada tenía que ver con las palabras que aceleraron el proceso de abandono del taller de pintura, observaba la piel ante sus ojos, desde las uñas hasta las muñecas llevaban un color cálido que desconocía, y más allá, sobre la abertura de la camisa que insinuaba el inicio de las clavículas, reconoció una pincelada suya. Sin embargo, no había nada más, se encontró con dibujos de cerdas de pinceles que jamás había usado y que tampoco pensaba usar, se sintió extrañado, esas eran técnicas que no había visto, pero quedaban muy bien sobre la piel.
Se recostó un poco sobre la silla llevando con él un vaso de soda para beber mientras asentía creyendo oír lo que realmente le contaban. Amusgando los ojos se dio cuenta entonces de una realidad increíble; esa persona frente a él brillaba en sus propios colores con tanta intensidad que le hizo preguntarse si él lo hacía del mismo modo. No pudo evitar sentir algo de miedo al reconocer lo que pasaba ante él.

Dejó el vaso otra vez en la mesa para mirarse las manos y todas las partes del cuerpo a las que tenía acceso con la ropa puesta, no vio colores tan brillantes, tampoco vio tantos, solo grandes porciones vírgenes de pigmento. Se preguntó por qué no tenía tantos colores hermosos, por qué estando sumergido en una emoción tan gratificante como la propuesta recibida horas atrás, no le cambiaban la saturación. Esto era lo que había estado esperando, ferviente de pasión y paciencia cada noche, pero aun así seguía viéndose de la misma forma de siempre.

Entonces vio a Seonghwa ponerse de pie sonriendo, dejando atrás una servilleta que usó para limpiarse las comisuras, acercándose a su lado derecho con una silla a rastras para sentarse más cerca. Lo vio extender esa mano llena de cálidos con matices fríos apoyarse en la suya, vio cómo su piel absorbía sus colores sin desgastar los ajenos, pero no era capaz de adoptar su viveza, entonces alzó la mirada a esos grandes ojos y lo entendió todo de una sola vez, sucumbiendo a una sonrisa de felicidad enorme que culminó en un abrazo. Yeosang se dio cuenta de que la persona delante de él estaba llena de colores propios, técnicas y estilos únicos que logró captar. Se dio cuenta al alejarse y sostener las manos, que no cambiaban porque la paleta de colores estaba llena y equilibrada.

— ¿Te sientes bien? — lo oyó preguntar.

— Sí— Respondió sonriendo.

Al dejar de tocarse volvió a verse las manos para comprobar si su teoría era cierta, apoyándose solo en su experiencia, en los recuerdos de desesperación, en sus malas intenciones, en los modelos con los que se había acostado y persuadido para un fin ligeramente distinto al que buscaba. Enfatizó en las pinceladas, en las obras que hizo, las que expuso y las que rompió. Yeosang se dio cuenta de que, aunque estaba lleno de colores, estos se revolvían ensuciándose entre sí, opacandose. Durante todo este tiempo estuvo absorbiendo pinceladas que no le pertenecían, de todo tipo de gente, y nunca fue capaz de hacer una sobre su propia piel que brillara tanto como las que dejaba en otros.

— Sobre tu propuesta... — dijo entonces —. Acepto con gusto, pero, necesito hacer algo conmigo, antes de nada.

— Está bien—sonrió un poco aliviado — ¿Necesitas tiempo para estar solo...?

— No, no. Quiero mi color, así como tú has encontrado el tuyo.

— Esta vez sí entiendo lo que quieres decir — volvió a tomarle las manos — Lo encontrarás, lo sé.

La Pincelada Perfecta [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora