La Pincelada Perfecta [SeongSang][COMPLETA]

19. Manchas.

En un solo instante la obra más bella de nuestras vidas puede verse arruinada por una mala elección de la paleta de colores. La perfección se derrumba delante los ojos, el arrepentimiento instantáneo se hace presente, donde mil escenarios distintos intentan mantener nuestra cordura sana para terminar estrellándose de nuevo en una realidad que no nos agrada; esa dónde la obra está arruinada y aunque es corregida siempre existe esa mancha que solo nuestros ojos son capaces de ver.

Seonghwa se sentía confundido, quizás hasta tonto. Durante mucho tiempo creyó que sus actos no tendrían consecuencias, que haberse enamorado de un hombre aun estando en una relación con HongJoong nunca tendría una repercusión directa. Creyó en esto hasta estos días, donde no solo los celos lo atormentan, sino que parece haber regresado a ese sentimiento extraño que le sofocaba. Por un instante se vio en un lugar que le lastimaba los pies, dónde las sombras le daban miedo y la seguridad no era bienvenida. No quería hablar con Yeosang, ignoraba los mensajes, y todo lo que recibía como explicaciones le sonaban como excusas. No había llorado tanto en años, quizás no desde que terminó con HongJoong.

Su dolor no tenía ciertamente explicación para los demás, pero para sus ojos tenía todo el sentido del mundo, se veía como una mancha que había comenzado a extenderse sobre una superficie, a inquietar y ser desagradable. Se había encantado con el pintor quizás desde el primer momento en que lo vio, fue seducido por él, engatusado y acorralado a una situación que solo le brindaba una salida; atreverse a experimentar con combinaciones nuevas de colores que podrían resultar poco atractivas o ser únicas en su composición. Aquella mirada seductora, el frío de las pinceladas sobre su piel, la suavidad de sus caricias y lo penetrante que su voz podía llegar a ser.

Nunca lo pensó realmente con madurez, él solo se lanzó a lo nuevo, se enamoró y se perdió nuevamente en una historia y ahora, no estaba seguro de las decisiones que había tomado. ¿Cuántos cuerpos desnudos vio Yeosang antes que el suyo? ¿A cuántos desnudó con la excusa de hacer arte? ¿A cuántos les sedujo en ese estudio antes de conocerlo? Para Seonghwa, en este momento, Kang solo parecía ser un cazador que no podía evitar llevarse a la cama a cualquiera que accediera a desnudarse frente a él. ¿Qué evidencia más que Choi San? Desde un inicio mantuvo esa especie de relación que lo dividía, seducía a uno y luego al otro en una ambigüedad que ni siquiera fue capaz de terminar por su cuenta.

Seonghwa era HongJoong ahora, su mente le había vestido con las mismas ropas que aquel hombre llevaba el día que se enteró que había sido engañado por la persona que más amaba, en esa en la que confiaba... Seonghwa mezcló todos los colores que Yeosang le había regalado, no había amarillos ni rojos, azules y verdes. Todos los paisajes, las ventanas con el sol esperando afuera, se vieron sucios por el negro de una noche que no tenía estrellas, su mente se volvió algo revuelto, algo que nadie fuera de él era capaz de comprender muy bien, porque lloraba tanto sin pruebas, pero, esa parece ser la pequeña mancha del infiel, esa que por siempre lleva, que no se quita con agua, ni decolorantes, es una mancha que siempre está ahí para recordar las malas acciones que se cometieron.

[...]

— ¡Tonto!

Para Yeosang el mundo se movía un poco diferente al de Seonghwa, no se cansaba de insistir, pero no parecía estancarse en una sola perspectiva, estaba adiestrado para moverse y buscar los mejores puntos de luz, las mejores posturas y colores. Su experiencia con Park le había resultado como una catapulta, lo llevó a la cima de sus capacidades. Él siempre lo inspiraba, era una compañía ideal, su lienzo perfecto, pero no dependía estrechamente de él luego de haber avanzado tanto, ya que se había dado cuenta que no es conveniente convertir los más hermoso de la vida en un
piso que en algún momento puede desaparecer.