10. Pieza Central.

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Pocos han sido los galeristas que se han interesado, a lo largo de los años, en poner el ojo en artistas jóvenes y recién graduados. La mayoría aspira a otras cosas, e impulsa a los novatos a exponer en recónditos lugares, donde difícilmente su obra es apreciada. Mucha suerte han de tener los que son descubiertos y acogidos por este tipo de personas tan particulares. Yeosang sabía esto muy bien, la mayor parte de sus años como recién graduado de la escuela de arte, los pasó exhibiendo en lugares de mala muerte, donde las personas poco interés ponían en sus dibujos y esculturas.

Se sentía como en una feria artesanal, y él no iba desprestigiar aquello, pero no era el sitio en dónde sus sueños estaban apuntando; por lo que, cuando este galerista lo encontró, todo un mundo de posibilidades se abrió. Con su estilo tan peculiar de pinturas al desnudo con ciertos tintes eróticos, no recibía precisamente grandes elogios a pesar del magnífico trabajo que sus pinceladas eran capaces de hacer. Incluso con los paisajes y animales que grababa, para su sociedad, seguía siendo inapropiado. Hoy llegó su momento, sus obras iban a exponerse en un sitio muy concurrido, y el galerista había augurado la buena crítica de —valga la redundancia, críticos especializados y curiosos —sobre todo curiosos por este nuevo arte tan moderno. Le había llenado de tanta ilusión que si alguien le compraba tan solo una obra, todo su trabajo de meses iba al fin a dar un fruto.

La pieza central de su obra iba a ser un modelo vivo en contraste a todas las fotos que iba a exponer de sus pinturas, iba a ser un trabajo bastante duro tanto para él como para San, que casi a último momento le propuso la idea de hacer la pintura en tiempo real. A él no le importaba posar desnudo ante las personas que fueran a ver la muestra y por sobre todo, creía que sería una gran muestra de las habilidades del pintor. Tras hablar con el galerista y conseguir el permiso, se preparó un pequeño estudio móvil en dónde pintaría todo el cuerpo de San a medida que la gente llegara, pero no habrían desperdicios si alguien se lo perdía, ya que, las grabaciones de ese momento se estarían pasando en todo el lugar.

Nervioso era una palabra un poco exacta, pero muy cercana, para definir el estado de ánimo de Yeosang, nunca antes sus manos le habían temblado hasta ese momento, ni siquiera estaba haciendo algo, solo estaba preparando sus instrumentos en la mesa a dos horas de que las puertas se abrieran para dejar pasar a la gente.

—Estoy en camino, amor...—le dijo San en una breve llamada—El tránsito está muy lento.

—Tendrías que haber salido de casa conmigo, era mejor si llegábamos juntos —decía para luego morder sus labios con impaciencia, miraba a su mesa, estaba lista, pero de nada servía si su lienzo se encontraba ausente.

—No controlo esto, Yeosang, además necesitaba dormir en mi departamento...

—Justo tenía que ser la noche antes de mi muestra... —recrimina molesto.

—No voy a discutir por teléfono, ya te he dado mis razones, ahora solo cálmate, estás muy nervioso...

—Eres mi pieza central, cariño... —suspiró y se sentó en la banqueta mientras apretaba el inicio de su nariz con fuerza.

—Sabes que si pudiera volar, lo haría, pero no puedo...

—Inténtalo...—bromeó.

—¡Ya siento mis alas saliendo! —dijo en una especie de quejido, Yeosang sonrió—Te veo en un momento.

Yeosang tuvo que ser paciente, mucho más paciente que el vaso de agua que descansaba sobre la mesa o el galerista que aguardaba sentado en una silla a que le respondan una llamada, pero no podía estar tranquilo, no con su lienzo principal fuera de escena, no cuando se suponía que debió haber llegado hace media hora y que cada cartilla y libro publicitario para su muestra dejó muy en claro que la pintura en vivo sería el centro. Por otro lado, quién también estaba nervioso casi por las mismas razones era HongJoong, ya que Seonghwa aun no estaba listo, y no estaba listo porque cuando su novio le dijo hacia dónde iban todo un sudor frío recorrió su columna vertebral.

La Pincelada Perfecta [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora