20. Gotas de acuarela.

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El sol iba cayendo cuando Seonghwa dijo su última palabra, dos vasos de café descansaban a un lado de sus cuerpos vacíos, ya no hablaban más, no hacía frío, pero uno de ellos escondía ambas manos entre sus muslos mientras sus pulgares jugaban, y el otro se mostraba cansado, sosteniendo su rostro con ambas manos y los codos hincados cerca de las rodillas, observando una tienda que acomodaba el cartel de rebajas. La gente pasaba por el frente de dónde estaban, algunos los habían visto discutiendo en tono moderado cuando todavía el café humeaba, otros llegaron cuando Kang todavía tenía la mirada desahuciada sobre el rostro de la persona a su lado y hay quienes los vieron con el segundo café en la mano.

— ¿Entonces es todo? — cambió la pose de las manos entrelazándose bajo la barbilla. Apenas lo miró de reojo y se sintió desolado, porque aquel movía la cabeza en silencio—Seonghwa.

— Quizás no debimos hacer lo que hicimos...

— ¿Qué parte? ¿La de amarnos o la de desconfiar?

— ¿De nuevo con estas preguntas? — pateó el suelo y luego se peinó el cabello hacia atrás—Te amo...

— Ya lo sé, pero no me puedes mirar a los ojos... Está bien, Seonghwa.

— Es lo que digo, no sé por qué te empeñas en dar vueltas.

— Porque te amo, si, cometí un error, no soy perfecto, yo... quizás no aprendí a ser un buen hombre, pero no quiere decir que todo lo que viví contigo sea falso...

— Entiendo a HongJoong ahora...

— Yo no estoy pidiendo que terminemos, solo quiero hacerlo bien. Lo que empecé contigo no lo...

— No lo sentiste con nadie, lo dijiste muchas veces. Yo tampoco lo sentí con nadie, me generas pasión, haces que me arda la piel cuando estás cerca, pero ¿es realmente amor?

— Quizás debas ir a casa a pensar—se puso de pie y juntó los vasos de café—Es tarde, déjalo así...

— No sé si quiero pensar—lo miró con pena sin hacer contacto visual y también se puso de pie—También deberías pensar en lo que realmente sientes.

— ¡¿Por qué demonios lo dudas?! ¿De todo vas a dudar? Seonghwa, te abrí mi corazón, mírame a los ojos y dime...

—No puedo...—negó y bajó la mirada.

— No fue una calentura para mí, no contigo... —relamió sus labios y observó a su alrededor buscando una ayuda que jamás iba a obtener.

— Así empezó nuestra relación, ¿por qué debo creer que no será igual con otro u otra que conozcas?

— Porque no lo será... por favor—se acercó e intentó tomarlo de las manos, pero Seonghwa se negó—. Te necesito... Necesito tu respiración sobre mi cuello cuando duermo, cuando pinto o dibujo.

— Siento que solo soy adorno, algo más en tu galería...

— Jamás dije eso, ¿así te sientes? ¿Puedes por favor mirarme? —insistía en vano—Eres más que eso, lo que pasó fue un desliz, fue un impulso...

— Nuestra relación fue un impulso también.

— ¿Eso crees? Yo sentía cada día y cada noche y cuando al fin estuvimos juntos, creí que sería para siempre... quizás no cambié del todo, pero ahora sé lo que no quiero ser jamás. No eres un adorno, eres la persona con la que me gustaría crear lo más serio de mi vida.

— Besaste a otra persona...

— Me besabas a mi cuando estabas con HongJoong...—se defendió.

— Eso es ser bajo...

— ¿Cuál es la diferencia entre tú y yo? — insistía para que le mirase, pero Seonghwa no levantaba la mirada del piso—Yo sé que no quiero a nadie más...

— ¿Puedes darle mis cariños a Moonie? —tomó los vasos y se alejó hacia la derecha.

Yeosang solo se quedó mirando en silencio, su mano estrujaba los vasos de café mientras se llenaba de resentimiento hacia la situación. No encontró cómo hacerle entender nada, Seonghwa se había presentado reacio a explicaciones, porque su mente estaba tan abrumada como la suya. Se fue a su estudio con la esperanza de encontrar en el trabajo un escape. Pero su lienzo le quedaba pequeño para las pinceladas que necesitaba dar. 

Tenía el bote de pintura en la mano mientras frotaba el pincel con violencia, había medido sin inteligencia las proporciones de la silueta que se desbordaba por las esquinas, y este no era más que el monstruo de su sombrío pasado. Pateó el lienzo sobre el suelo y lanzó la pintura hacia la pared, ofuscado por su tristeza con las manos llenas de marrón. Se arrodilló en el piso y lloró todo lo que no se atrevió a mostrar a su amado, se sintió débil abrazando la nada a su alrededor. El amor no era simplemente cambiar de lienzo, no era algo que pudiera manejar y cambiar de sitio a su antojo; era algo frágil, irónicamente frágil cuando alguna vez se sintió sostenido en él.


[...]


— Hijo, ¿de nuevo te encerrarás en el cuarto? —preguntó la señora Park al escucharlo entrar al hogar—¿Estás bien?

— Lo siento, mamá... solo necesito estar un poco solo...

— ¿Qué pasó ahora? Puedes contarme, ¿es acaso Yeosang?—se acercó con un repasador en las manos.

— No quiero hablar de eso...

— No te hará bien encerrarte a llorar, ven a comer algo—le señaló la cocina—tu padre aun no llega, hazme compañía.

— Mamá...

— ¡Vamos! Comer te hará bien...—lo abrazó por el hombro y lo guió con cariños hasta donde ella se encontraba, le dio una cebolla y un cuchillo—Corta las cebollas para mí.

— Pensé que iba a comer...

— Primero hay que cocinar, hijito... — sonrió —Cuéntale a la cebolla por qué quieres llorar, te ayudará...

— ¡Eso no tiene ni un sentido! —rió sin gracia.

— ¿Desafías a tu madre? ¿Cuándo te he mentido? —se cruzó de brazos.

— Nunca...—murmuró y observó la cebolla—Yeosang y yo terminamos—miró a su madre—. Yo no quería, pero... —sollozó y se puso a pelar la cebolla—ya no sé si es amor, si fue amor o solo...

— ¿Cuál es tu definición de amor? — Encendió el fuego y acercó una cacerola con agua.

— No lo sé...

— Nadie lo sabe realmente, cariño, no sé qué es lo que pasó entre ustedes, pero no creo que hayas decidido dejar tu vida pasada por Yeosang para dudar ahora. ¿Lo quieres?

— Demasiado—decía picando la cebolla —Yo quise mucho a Hong, mamá, juro que no quise hacer lo que hice, pero Yeosang, tú lo viste, lo escuchaste hablar.

— Hijo... no esperes amar a otros como amaste a HongJoong y tampoco como quieres a Yeosang, son dos personas distintas que hicieron en ti cosas diferentes, nunca, nunca un amor es igual a otro...

— Yeosang besó a su ex novia y pasó la noche con ella, trabajando, se olvidó por completo de mi.

— ¿Y eso no te suena familiar?—Seonghwa soltó el cuchillo y miró a su madre con el ceño fruncido.

— Soy la víctima aquí—se limpió las lágrimas con el puño.

— Amor, eres mi hijo, te amo, pero sabes bien que...

— ¿Puedo ir a mi habitación ahora? — ella ladeó la cabeza y asintió en silencio —Gracias, no voy a cenar.

Seonghwa sabía perfectamente que no era la víctima, por eso no se atrevía a mirar a Yeosang a los ojos, evitaba verse en ellos, descubrir que no existe únicamente pureza en su interior, que puede ser la mezcla horrenda de colores que no pintan nada. Él no se atrevía a mirarse en Yeosang porque durante todo este tiempo creyó estar a un lado de la relación que habían creado, él lastimó a alguien y ahora estaba siendo herido con la misma daga, solo que esta vez amaba a su agresor mucho más de lo que se imaginaba.

La Pincelada Perfecta [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora