27. Mi color.

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Yeosang

Mi nombre artístico está en boca de todos, mis pinturas al desnudo decoran las paredes de los más osados, me he hecho popular en Nueva York, mi próxima presentación con modelos vivos será allá, estoy nervioso, y también tengo un bloqueo. A veces extraño las caricias de Seonghwa en mi espalda tras las palabras de aliento, sé que pasará y volveré a idear, como siempre lo he hecho en este último año. Creo que fueron doce meses, o un poco más, no estoy muy seguro, desde que me dejé ir dentro de mi propio cuerpo, mi verdadero yo.

Ya no he vuelto a ver a los modelos desnudos con los ojos que alguna vez tuve. Ya no soy ese hombre con dobles intenciones, sigo mirando más allá, pero jamás con esos ojos. Me construí de nuevo, desde los pies hasta la cabeza, moldeando mis uñas en arcilla y pintando las pestañas con tinta china. Nunca he sido bueno pintando con eso, pero hice mi mejor trabajo. He sido sincero conmigo, demasiado, también con los demás. Es importante para mí que así sea, supongo que es natural, luego de tantos años la piel comienza a caerse y era demasiado difícil llevar en mi espalda aquella época que no me hacía feliz. Encontrar el color propio es un poco abstracto, no refleja, no matiza, no es frío ni cálido, pero parece que hace a uno brillar tanto que termina invadiendo cada rincón. No es algo que otros puedan ver, y creo que uno mismo tampoco lo hace luego del esfuerzo que termina haciendo para dar con él. En realidad, la travesía nunca es bonita, detenerse a observar, a observar bien, sin hacer saltos, es un desafío muy grande.

Hace ocho años atrás amaba tener la capacidad de desnudar a una persona con solo el gesto de mis cejas, podía jurar que el sonido de las prendas tocando el suelo junto a los accesorios era algo que me hacía sentir enorme. Solo necesitaba un gesto, nada más y, todo me era dado. Hace ocho años atrás era un patán manipulador, que usaba ese don a mi favor, como si el resto no importara nada. Hoy me avergüenzo, aun esas manchas no han salido de mi piel y sinceramente no creo que lo hagan nunca, después de todo el paso por la vida es una gran cicatriz de la que nadie está a salvo. En mayor o menor medida, puedo apostar que todos estamos marcados por algo que nunca nos dejará.

¿Acaso hay alguien que ha podido borrar sus errores? No fui el primero en intentarlo y causé desastre tras desastre. Lo que no nos enseñan en la vida es que nuestro cuerpo, nuestra mente y alma son un lienzo único que no se puede cambiar, no es tan fácil como cambiar de color de ropa o la posición de la cama, tampoco se puede cambiar como pretendí que podía hacerlo con otras personas; en esos momentos en los que me desesperaba, que estaba roto, enojado y desahuciado. Siempre desembocaba en el mismo lago artificial construido por mí, con los sedimentos rocosos que coloqué adrede, sobre la tierra que preparé y fui robando de las vidas que me encontraba.

No sabía cuánto mal les hacía a otros, porque no sabía que de la misma forma en la que yo gritaba, también había otros que lo estaban pasando igual o peor. No sabía que somos lienzos irrepetibles que se manchan durante la formación, que a fin de cuentas nuestras mejores y peores obras tienen pinceladas de otros, y la brecha entre dejarse colorear y perderse en ellos es muy pequeña. Yo tengo parte de Siyeon, de San y de Seonghwa; y de todas esas personas que me crucé en el camino hasta el día de hoy. Tener tantas pinceladas de gente es hermoso, pero no cuando no eliges en dónde quieres cada una.

Terminé con una mancha negra que vivirá en mi por siempre, solo puedo decorarla y vivir junto a ella. No me importa que esté allí, me alegra haberla conocido, me alegra ser capaz de hacerla mía. Encontrar mi color propio, ese que todos tenemos oculto, ha sido un trabajo doloroso, en especial cuando el contexto del mundo parece favorecer, porque la culpa llega a atormentar: ¿lo merezco o no? No, no lo merezco... sí, lo merezco, merezco lo bueno que pasa y sobre lo malo no tengo el control directo, pero me ayuda a crecer. No se trata de borrar, se trata de aprendizaje, porque aquello que fuiste seguirá estando ahí, pero no es el determinante y tampoco el camino a seguir.

Estos doce meses han sido desastrosos, tuve suerte de haber encontrado mi color ahora, pero me costó el amor, me costó la compañía, me costó Park Seonghwa. Tenerlo todo es una fantasía que se cumple de vez en cuando y es mejor que sea así, porque el equilibrio es necesario. Mi camino no termina aquí, porque encontrarse es solo el comienzo de todo. Si me preguntan si me entiendo, diré que hoy no, pero mañana tal vez sí, ¿es normal? Puede ser, no tengo las respuestas, porque nunca es la misma la siguiente vez.

La vida es un lienzo que todos pueden pintar incluso si no tienen la técnica, lo malo de eso es que a veces el resultado es desastroso. No puedes controlar la forma en la que otro pinta en ti, pero puedes controlar la forma en la que pintas a otros. Los trazos saldrán temblorosos o demasiado rígidos, puede que incluso pintes perfecto y aun así alguien te devuelva una pincelada horrible, hay cosas que simplemente pasan y seguirán pasando; los enamoramientos, las rupturas, las caídas y los ascensos. Creo que contra eso no podemos hacer mucho más que intentar dar lo mejor de sí y rodearnos de lienzos que nos aporten los que no falta o lo que ya tenemos con una técnica distinta.

Si estás en la travesía de encontrarte, ten en cuenta que lo mejor es no negarse a ver lo que sabes que está ahí, duele, duele mucho. No te alarmes si solo encuentras negro, recuerda que sobre este se puede dibujar con tizas de colores, la gama es amplia, los trazos infinitos. Atreverse a mirar lo que no nos gusta de nosotros nos hace fuertes, sin embargo, vivir con ello y modificarlo para sacarle provecho nos hace invisibles. Las pinceladas perfectas son las que uno termina dándose en los momentos más penosos, en esos en los que las rodillas duelen de tanto haber caído y el pecho se oprime. La vida es un ciclo, dentro de otros miles de ciclos que están ocultos, al final, incluso en la miseria, no estamos solos.

Hoy me he decidido a hacer una llamada que terminará por marcar otro giro de mi vida. Seonghwa nunca ha dejado de enviar mensajes; largos y cortos, con más o menos sentimiento, compartiendo su vida en pequeños trozos. Hablar con él siempre es grato, pero nuestros caminos se separaron un poco, él es fotógrafo de una revista de modas y yo un pintor a punto de viajar a Nueva York por un periodo de tiempo que desconozco. No es triste, supongo que solo es lo que es, hablar de vez en cuando fue lo mejor. Sinceramente no sé cómo están las cosas entre nosotros, hace un tiempo atrás solo nos despedimos como si al día siguiente nos encontraríamos, pero de aquello han pasado meses; meses en los que no he escuchado su voz.

— Hola, Seonghwa...

Si pudieran estar dentro de mi cuerpo ahora, se darían cuenta de cuánto miedo siento.

— Yeo...

— ¿Es tarde?

No iba a culpar si dijera que sí, después de todo, el mundo no se detiene para nadie. ¿Somos amigos, somos ex amantes, somos cuadros olvidados? ¿Aún somos?

La Pincelada Perfecta [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora