15. Promesa.

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Se quedó con un lienzo en blanco, trazando una línea curva que no estaba destinada a ser parte de algo en específico. Su mano estaba tensa y pesada, rompió el grafito antes de siquiera atravesar la mitad de la hoja y maldijo en silencio arrancando el papel. Yeosang no iba a mentir con hipocresías baratas, había anhelado este momento desde que se dio cuenta que Seonghwa era con quién deseaba estar, pero nunca pensó que las cosas podrían volverse tan negras una vez que el deseo se hizo realidad.

Recuerda haber tomado con cierta firmeza la muñeca de Park en un intento por prohibirle el paso, primero porque estaba en ropa interior y segundo porque creía que era mejor que HongJoong se vaya lejos antes de intentar hablar con él de manera civilizada. Pero se dio cuenta que no tenía el poder de decidir sobre las acciones del chico, así que lo soltó, rogando en su interior no verlo partir, tanto miedo tenía que cerró los ojos, pero el vacío que su piel sintió momentos después de que fueran interrumpidos volvió a llenarse por completo, porque Park corrió a su encuentro a fundirse en un abrazo. Acarició su espalda, apretó su desnudez, le besó el cabello y lo oyó llorar sobre su pecho como nunca antes. No estaba seguro de qué debía hacer ni cómo debía sentirse, por eso estaba callado, callado como lo estaba en este instante, delante de su caballete con una nueva hoja en blanco esperando ser adornada.

Seonghwa no se había contactado con él desde entonces, y los días solo seguían pasando. Yeosang entendía el silencio, entendía la ausencia y la comprendía, pero aun así, algo en él le afligía. Sus mayores miedos estaban siendo reales, tenía una banqueta a su lado vacía, siempre a la espera de ver a Seonghwa a su lado cuando volteaba la cabeza para buscar algo de inspiración, pero su fuente no estaba y nada podía hacer.

Seonghwa, por su lado, se había recluido en la soledad de su cuarto, avergonzado con el mundo entero, porque no era solo la mirada de HongJoong la que no era capaz de olvidar, sino la de su familia, que parecía juzgarlo duramente por haber metido la pata dentro de una relación que auguraba solo prosperidad. No se atrevía a tocar su celular porque no quería ver la foto de pantalla con HongJoong, no quería ver aquella amplia sonrisa que tantas alegrías le había causado, no quería tener que ver con eso nunca más, porque sabía que lo había destruido, lo había arruinado por una especie de sentimiento extraño que para este momento no tenía muy claro.

Si tan solo hubiese sido un poco más firme, si hubiese dicho que no, que no quería ser pintado ni vestido por un hombre que no conocía, si en lugar de cerrar los ojos cada vez que el aliento de Yeosang le rozaba la piel, si tal vez no se hubiese sentido cómodo estando desnudo delante de un nombre que comenzó a transmitirle seguridad y fue incitando a la formación de sus decisiones futuras, si tan solo no se hubiera encariñado con la forma en la que siempre toca su piel y le habla al oído para decirle en metáforas cosas cotidianas que le llenan de emoción el corazón; si tan solo no hubiese comenzado a amar un mundo nuevo de posibilidades aun estando dentro de otro en el cual había comenzado a echar raíces.

Pero estaba metido hasta el cuello en las consecuencias de su inadecuado manejo de la situación, se había bañado varias veces para sacarse de la piel cualquier rastro de pintura, pero Yeosang tenía razón al decir que las pinceladas no eran las que provocaron todo, que fue algo más, algo que les hizo encajar justo en la misma paleta de colores y que no eran necesariamente culpables de eso, sino de cómo llevaron el problema. Yeosang le dijo que a él también le dolía saber que nunca fue parte de la relación que acaba de arruinar y temía ser solo un pigmento olvidado en un cajón tras una mudanza. Le expresó abiertamente su deseo de querer que se quedara un poco más en el taller antes de salir corriendo como finalmente lo hizo, recuerda el perfecto rostro del pintor lleno de incertidumbre y recuerda haberlo mirado como si le culpara. Pero la culpa iba y venía de mano en mano como una pelota de playa, ¿cuándo iba a terminar el juego absurdo que solo alargaba la agonía?

La Pincelada Perfecta [SeongSang][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora