capítulo cinco.

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Abril tomó con fuerza la mano de su hermano.

Ambos estaban con los nervios a flor de piel. Claro, como no estarlo siendo su primer día en Hogwarts, específicamente cuando sabrán a qué casa irían.

Su madre, Rose, una bruja de sangre pura; les había mencionado sus días en Hogwarts, y estaba segura de que alguno de sus pequeños terminarían en Raveclaw como ella lo había hecho.

—¡Evans Lily!— una niña de cabello rojizo subió y se sentó en el taburete, al hacerlo un sombrero bastante viejo para su gusto, fue puesto sobre su cabeza.

No pasó mucho tiempo cuando aquel vegestorio gritó —¡GRYFFINDOR!

La mesa del mencionado nombre se llenó de aplausos por su nueva compañera.

Nombres y más nombres, los niños y niñas subían en espera de su casa.

—¡McKinnon Marlene!

—¡GRYFFINDOR!

—¡Monroe Abril!— la castaña soltó la mano de su hermano, no sin antes este darle un fugaz beso en la mejilla.

—Suerte.— musitó.

Abril subió y se sentó en el taburete y, casi al instante el sombrero se posó en su cabeza, el cual empezó a susurrarle provocando que casi se caiera del susto. A lo lejos demostró a su hermano levantar ambos pulgares.

—¡GRYFFINDOR!— la mesa gritó eufórica, más los aplausos del alcalde Monroe. La castaña se dirigió a su mesa con pasos tímidos.

—¡Monroe Alex! ¿por qué la gente tiene tantos mellizos?— aquella pregunta la hizo en un susurro, Minerva McGonagall.

Abril le dirigió una sonrisa al niño, quien tenía una mirada llena de confianza.

—¡RAVENCLAW!

—Soy Marlene. ¡Un gusto!— una niña rubia extendió la mano, la cual fue aceptada por Abril.

—Abril.— murmuró. 

—Espero seamos buenas amigas.— Marlene sonrió enormemente.

—¡Yo soy Frank!— un niño castaño de mejillas regordetas extendió su mano, mientras que con la otra tomaba jugo de calabaza. Tragó y habló:— ¡Un gusto! Yo soy de segundo año.

—Igualmente.— una tímida sonrisa se instaló en el rostro de Abril.

—Yo soy Alice, amiga de Frank.— una niña de cabello corto se dirigió a las menores —También de segundo.

El cuarteto habló durante el banquete, mientras los niños de segundo les comentaban lo grandioso que era estudiar en Hogwarts.

—Nuestra sala común es genial, es muy acogedora— mención Frank.

—Verán cuando lleguen! Es linda.

La cena por fin había finalizado y ya era hora de irse. —¡Gryffindor! ¡Los de primero!— Un joven hizo el llamado ya los segundos todos iban detrás de él, junto a una chica.

Dió las instrucciones básicas, y tanto los varones como las mujeres de fueron por su lado. —Es muy bonita.— admitió Abril, mientras observaba lo acogedor que era la sala común de su casa. Frank estaba en lo cierto.

Estaba demasiado distraída que no notó como chocó con la espalda de una niña un poco más baja que ella.

-Oh. ¡Lo siento!— se disculpó en seguida.

—No te preocupes.— sonrío la contraria.—Ambas íbamos distraídas.

Abril no reacciono por unos segundos, ya que un momento se perdio en sus ojos brillantes.

—¿Ah? ¡C-claro!— la castaña subió directo a los dormitorios femeninos, totalmente avergonzada. Buscó su nombre acompañado de otros, y por fin lo encontró.

—¡Es una suerte!— exclamaron a su lado.

Marlene Mc Kinnon.

—¡Lo es!— en la habitación habían tres camas, solo faltaba esperar a la otra chica.

No pasó mucho tiempo cuando entró una niña de cabello rojo. La misma niña que chocó con Monroe.

Los colores subieron al rostro de Abril cuando se topó con esos ojos azules.

Aquellos que en el futuro serían lo más bello para ella.

Sonrió ante los recuerdos.

—Oye, ¿qué opinas?— la pregunta de Frank hizo que le voltease a ver, más bien, a la carta y al dibujo que tenía en manos.

—Está del nabo.— respondió.

—¿¡AH!?— preguntó ofendido —mejor dicho, lo que que sigue de ofendido—.

—Es mentira.— rió.

—Ya me había paniqueado bien machín. Es para Alice, aunque me veo bien pinche cursi.

—Nah, no hay pedo.— restó importancia. —Es un lindo detalle.

—Gracias.— sonrió guardando las hojas en su túnica.

—No hay de qué, mi bro.

—¿Cómo vas con las cartas?

—Ehh. No le he escrito hace como unos dos días, tal vez.— respondió ocultando su rostro entre sus manos.

—No jodas, ¿por qué?

—No sé, tengo entendido que le gusta que le escriba pero me da un no sé qué.— hizo un ademán con sus manos.

—¿¡Abril, qué onda!?— exclamó Frank confundido. —¿Si le gusta por qué dejaste de hacerlo?

—Ya ni yo sé.

—Wachate.— tomó un pedazo de pergamino y agarró la pluma. — "Evans... " ¿qué más le decimos?

—Empecemos por disculparnos.

—Cierto. "Lamento mi ausencia... " ¿qué más?

—No manches, Frank. Me pregunto que habrá escrito a Alice.

" Evans.

Tu sonrisa. ¿No te han dicho que tu sonrisa es jodidamente linda?

Me trae tanta calma como ver el atardecer en el jardín, es el mismo sentimiento cuando te veo a ti.

posdata: lamento mi ausencia ".

Lily abrió la boca sorprendida. —Es lo más lindo que alguien me ha dicho.— murmuró cubriendo las mejillas con la palma de sus manos.

✓ adore you ★ lily evansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora