Nunca llegué a imaginar que una visita de Severus Snape conllevase a uno de mis más grandes tesoros. O más bien, gracias a una poción.
"—Con esto las mujeres estériles de sangre pura tenían herederos. Solo el adn de ambas."
Ahora mismo sostengo entre mis brazos a una chiquilla de hebras tan rojas como las de su madre y unos orbes azules como los míos. —Alhelí.— un susurro sale de los labios resecos de mi esposa.
—Alhelí Monroe.— sonreí, sintiendo las lágrimas acumularse en mis ojos.
Llevaba meses esperando este día, y sino fuese porque la tengo entre mis brazos estaría saltando de alegría.
—Ow~ te amo... las amo a ambas.— solté acariciando la frágil y pálida mejilla de mi niña.
Y si me preguntan si soy feliz, no tardaría en responder. Lo soy.
Soy demasiado feliz al lado de mi hija y esposa.
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