capítulo veinte.

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por teetona

por teetona

—¿Sabes en dónde está Abril?— preguntó Lily a Frank, que, hablaba con su pareja.

—En la enfermería.

—¿Le ocurrió algo?— preguntó en un tono de preocupación.

—No, tranquila. Pasa la mayor parte del tiempo allí.

La rojiza suspiró aliviada. —Muchas gracias, Frank.— salió de la sala común, camino a la enfermería

Al llegar, observó a Abril junto a un niño de segundo grado con una herida —ya sanada— en su pierna, que por su uniforme era de hufflepuff. —Ten, pero no le digas a Poppy que te lo di.— rió por lo bajo, regalándole una rana de chocolate.

—Gracias, señorita Abril.— Lily sonrió enternecida, notaba que Abril tenía un cariño por los niños. Uno maternal...

—¡Ya no te montes más a la escoba si no puedes!— exclamó madame Pomfrey.

—Oye, Abril.— la susodicha giró la cabeza ante el llamado, cayendo en cuenta que era Evans. —No sabía que venías aquí.

—¡Oh! suelo ayudar a Poppy. Me gusta pasar el rato aquí.— sonrió acercándose a ella, dejando un beso en su mejilla. —Y... como hoy nos iremos por navidad, quise ayudarle a ordenar.

—Aw~ eso es muy lindo de tu parte.

—Gracias... ¡Nos vemos, Poppy! ¡Que pase felices fiestas!

—¡Gracias, cariño. Igual!— ambas jovencitas salieron de la enfermería, en un cómodo silencio.

—Ayudo a madame Pomfrey porque ella me enseña un poco. Cuando salga de aquí me gustaría trabajar en San Mungo como medimaga.— rompió el silencio. —Pero vamos ya, ¡pronto conocerás a mi padre!

♡

Alex y Abril estaban afuera de la estación king cross esperando a Bruce, —que por alguna razón estaba de retraso— acompañados de Marlene y Lily.

—Deja de mover la pierna así, Michelle.— suspiró cansino, Alex.

—Hace harto rato no me dicen Michelle.— murmuró Abril.

—¡Mira, ahí viene mi suegrito!— exclamó Marlene, señalando con la cabeza al adulto.

—Lo siento, chicos. Tuve un problemita por ahí.— se disculpó de inmediato ayudando con algunas maletas. —Soy Bruce, el padre de estos grandotes.

—Lily Evans.— se presentó con un deje de nervios. Era la primera vez que se presentaban formalmente.

—Marlene McKinnon.

—Un gusto, chicas. ¿Nos vamos?— el hombre empezó a caminar con los adolescentes siguiéndole.

Abril tomó la mano Lily, apreciando sus mejillas sonrojadas a causa del frío. —Te ves linda.