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Yoongi era un hombre tranquilo que no necesitaba de muchas cosas para vivir feliz y en calma. Pese a que su relación con su familia de sangre era casi nula no le importaba, pues su verdadera familia siempre estaba con él. El peli menta amaba disfrutar su tiempo en compañía de sus amigos y su pareja, ellos eran una parte primordial para poder vivir de la forma en que lo hacía.

Pero no era que se pudieran ver siempre, ya no era como en su adolescencia en donde estaban juntos la mayor parte del tiempo, ahora siendo todos adultos y con responsabilidades, su tiempo junto se limitaba a los lunes -su sagrado desayuno con Namjoon y Hoseok- y los fines de semanas -que era donde todos se veían-, aunque había días entre semana en donde de una u otra forma encontraba la forma de verse con sus dos mejores amigos.

Con su pareja era distinto ya que lo tenía a diario con él y esto, a pesar de ser jóvenes, se dio muy rápidamente al ver que sus horarios no coincidían. Yoongi era un hombre sumamente trabajador, la mayor parte del tiempo entre semanas se la pasaba componiendo y escribiendo, así que para poder llevar su trabajo y su relación en orden y armonía, la pareja decidió vivir junta a los meses de iniciar su relación. Yoongi amaba a Jungkook, cosa que si se lo hubieran dicho en el pasado jamás lo creería, viendo lo mal que trataba al peli negro cuando lo conoció, pero eso era pasado, su vida ahora giraba en torno a su lindo canguro quien sin dudas correspondía su amor del mismo modo.

No tenía del todo claro cómo es que todo con Jungkook terminó de enlazarse del modo que lo hizo sin tener más en común que su amor por la música. El menor era un hombre energético y sociable que necesitaba estar en constante movimiento y que llevaba su vida en torno al ejercicio, mientras que él solo necesitaba de su trabajo, familia y el descanso para estar en plenitud. Él amaba pasar sus tiempos libres -si es que no hacía algo referente a la música- descansando, para Yoongi no había algo más sagrado que su tiempo de ocio en su cama, sin hacer nada más que recibir los mimos de su pareja mientras se perdía en la inconciencia.

Y eso es lo que le gustaría estar haciendo en este preciso momento, en su sagrado domingo, pero en cambio se encontraba en una junta cerrando un contrato importante con un cantante famoso de su país. Hacía semanas le había llegado una propuesta para componer una canción para él y había aceptado encantado, claramente le hacía ilusión hacerlo, pero por él hubiera decidido juntarse otro día... lamentablemente no se había podido.

Sonriendo forzadamente cuando todo acabó, el peli menta estrechó la mano del contrario y su representante antes de salir de la gran compañía. Suspiró pesadamente al estar fuera y luego de unos segundos emprendió su camino. No le gustaba en demasía relacionarse con más gente, pero debía hacerlo, era parte de su trabajo.

Yoongi decidió caminar entre las concurridas calles del sector en búsqueda de una cafetería, su cuerpo necesitaba cafeína antes de volver a casa o no podría continuar. Así que a paso lento recorrió el lugar para encontrar un lugar de su agrado, pero en mitad del camino escuchó unos pasos apresurados desde atrás antes de que alguien lo sostuviera de una de sus manos, haciéndolo voltear.

- Yoongi... eres tú- comentó un hombre con voz pesada y acongojada.

- ¿Jimin?- dijo con sorpresa al verlo.

Yoongi no esperaba volver a encontrárselo luego de todo lo que había pasado, pero ahí estaba el más bajo sosteniendo su mano como si su vida dependiera de ello.

En un acto casi de reflejo quitó la suya bruscamente de él.

- Lo siento... no debí tomar tanta confianza- le comentó apenado el rubio-... pero no pude evitarlo al reconocerte.

- ¿Q-que haces aquí?- preguntó sin poder evitar tartamudear en el acto.

- Vivo aquí ahora, Yoongi... llevo casi un año en Seúl.

You're my hope (HopeV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora