Febrero de 2010.
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—No puedo creer que estamos cargando esto por todo el camino a tu casa—. Murmuró Seulgi una vergonzosa tarde, agachando su rostro de las miradas extrañas que los peatones le daban a ella y a su mejor amiga.
Esta última solamente resopló como argumento.
—¿De qué genio fue la idea de darme este oso dos veces mi tamaño en la escuela?—. Bromeó Seungwan, y casi se salió del camino, batallando por mantener quieto el enorme peluche en sus brazos mientras lo cargaban juntas de cada lado.
—¡Pensé que te recogería tu conductor, como siempre!— se quejó Seulgi en defensa. —¿Quién iba a saber que elegiría el cumpleaños de su jefa como su día de reportarse enfermo?
Seungwan sonrió, sus ojos se encendieron con picardía al ver a su amiga refunfuñando. Pasó la mirada por el oso de peluche marrón que tenían en brazos y su sonrisa se amplió aún más.
Lucían semejantes, por alguna razón, Seulgi y el oso. Esponjosos, suaves. Lindos.
Muy lindos.
—¿Y cómo escondiste esto en la escuela? Es gigantesco— reflexionó Seungwan.
—Bueno, vine a la escuela temprano en la madrugada, cuando no había nadie alrededor y lo oculté en el antiguo almacén. ¿Estás sorprendida, cierto?
Seungwan resopló como respuesta.
—¿Qué?—. Seulgi se acercó.
—Oh, nada. Es solo que imaginarte cargando de caballito un oso de peluche a la escuela, tu sola a las 5 de la mañana es muy... divertido—. Seungwan trató de no reírse, de verdad; pero acabó por estallar en risas de cualquier forma por el esfuerzo torpe de su amiga. —Lo siento.
—Tienes suerte de que me agrades— rezongó Seulgi, y un momento después se sonrojó al darse cuenta de lo que había dicho.
Afortunadamente, Seungwan no parecían haberlo notado mientras marchaba al frente de una enorme mansión, magnífica y lujosa en todo su esplendor, y anunciaba —Llegamos.
Murmuró algo en inglés para un intercomunicador de video plasmado en la pared y, al poco tiempo, una mujer mayor en uniforme de empleada doméstica salió para dejarlas entrar.
Seulgi pensó que su mandíbula nunca volvería a estar en su lugar, porque estaba segura de que su boca colgó abierta durante todo el recorriendo dentro de la mansión.
Sabía que Seungwan era rica, pero no sabía que era una multimillonaria. La rubia siempre se comportaba tan modestamente que nunca lo aparentó.
—Tu habitación es más grande que toda mi casa, esto es triste— murmuró Seulgi entre asombro y devastación. —Wow.
—Sintete como en casa—. Seungwan colocó el enorme oso de felpa en su amplia cama de color rosa y salió del cuarto para ir por algunos bocadillos a la cocina.
Seulgi paseó sus ojos alrededor de las paredes blancas y rosadas con aturdimiento.
Seungwan tenía muchos libros en los estantes. La mayoría estaban escritos en inglés, así que Seulgi los evitó como si tuviera una alergia.
Encontró algunas partituras musicales dejadas sobre un escritorio de estudio junto a una guitarra familiar. Había algunas fotos dispuestas en fila encima de los muebles de madera. Seulgi sonrió al ver las fotos de la infancia de Seungwan de cuando ganó concursos de canto en Canadá. Los otros retratos eran fotos con su mamá y su papá; y luego, una foto en particular llamó la atención de Seulgi.
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Whisper In Her Ear / Susurro en su oído (Seulrene - Español)
FanficEn el que la exhausta estudiante de medicina, Kang Seulgi, encuentra que sus días en el hospital no son tan aburridos después de todo, una vez que pone un pie en la sala psiquiátrica y conoce a la curiosa Bae Irene. ...